domingo, 30 de noviembre de 2025

LA RULETA DE LA SUERTE

 

Ruleta de la suerte

Los días pasan. Y las noches también. La vida sigue su curso como si tal cosa. No es fácil encontrar un punto de apoyo donde todo pueda encontrar un sentido. El dolor de los huesos, una enfermedad cualquiera, recuerdan los datos que figuran en el carné de identidad, la herencia genética de los progenitores o, tal vez, la mala suerte. No es fácil acertar con el enfoque certero que dé explicación a las pasividades de disminución de las que hablaba Theilard de Chardin en su libro El medio divino. Pensar en positivo y encontrar los motivos suficientes para distinguir la belleza de la vida y los inconvenientes que conlleva el proceso natural de la existencia, no es tarea fácil. Tal vez dependa de la ruleta de la suerte.

Basta con poner interés personal para que las cosas se desarrollen como tú quieres. O no. Se necesita la confluencia de un montón de requisitos que no dependen única y exclusivamente de la voluntad personal. Son miles de ruletas de la suerte que giran al mismo tiempo. Cada una se detiene en el número que le da la gana. El resultado se inclina hacia uno u otro lado en función del conjunto de números agraciados.

Y pese a que somos conscientes de la existencia del azar, la mayoría de las veces, nos hacemos ilusión confiando sólo en nuestras fuerzas personales. Creemos que ellas son capaces de modificar el destino que está diseñado para nosotros. La naturaleza humana se aferra de manera ingenua a la buena suerte y la utiliza, en último término,  como tabla de salvación.

 





viernes, 5 de septiembre de 2025

La puerta

 

Temía acercarme a aquella puerta. La decisión estaba tomada pero mis piernas se resistían a caminar por el oscuro pasillo. Unos metros más. Mis manos abrieron los dedos tanteando la cercanía de aquella madera vetusta. Al entrar en contacto con ella un escalofrío me estremeció. Toqué el cerrojo metalizado, también estaba frío. Me esperaba hacía mucho tiempo y yo no lo sabía. Los dedos adormecidos tanteaban pero no acertaban con la cerradura. Quizás era el miedo quien impedía tener los arrestos suficientes para forzar el pestillo. Tras unos instantes dubitativos, me atreví a cumplir lo prometido. Hice más fuerza de la necesaria para abrir la puerta y, tras el fuerte empujón, una bofetada de luz casi me tira al suelo. Alcé mi brazo a la altura de los ojos para protegerme. Poco a poco mis ojos se dejaron llevar y la claridad se fue colando en mí. Afuera, una brisa alegre me dijo, ¡hola!

viernes, 28 de marzo de 2025

¡Han robado a Bécquer!

 

         Noche estrellada de abril. En la silueta de las murallas se dibujaba un manto de sombras. El arquitecto que construyó el castillo era un nigromante y dormía plácidamente en el inframundo, bajo las laderas del enhiesto monte moncaíno. A sus pies la villa de Trasmoz. Silenciosa, taciturna.

         La figura de Bécquer permanecía sentada en su sillar de piedra. El brillo del bronce jugaba con las luces de la clara luna. Una capa ajada y manida cubría la mayor parte del cuerpo. El sombrero junto a las botas y el bastón apoyado a su vera. Alguna rima guardada en el pequeño maletín de cuero envejecido, viajado y un poco sucio. La mirada del poeta alargada en la nostalgia y dirigida hacia el Monasterio de Veruela. En la mano derecha, distraída en su regazo, prendía un libro y la izquierda acariciaba sutilmente las horas. Bello reloj. Añoranza del tiempo, de los recuerdos, de los caminos. Palabra y poesía se daban la mano. Unidas ambas para salvar al mundo. 

         Aquella tarde varias familias se habían desplazado hasta el lugar con intención de hacer una visita turística. Los padres recordaban de la niñez cómo el maestro de la escuela les había recomendado leer algunos escritos del poeta. Deseaban reconocer su figura literaria y su imagen personal. Se encontraron delante del monumento y algunos niños se atrevieron a tocar su rostro, metieron los dedos en sus ojos. Palparon los bucles del pelo, las arrugas del vestido y acariciaron la fría suavidad de la barba metálica. Observaron la cabeza del bastón en la cual estaba tallado un hombre desnudo en posición fetal. Varias veces se escuchó en el viento: “Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar…” Risas, evocación, remembranza de amores adolescentes. Miradas cómplices, estallido de sentimientos bañados en el oro arrebolado de los últimos rayos solares. El romántico espíritu sin nombre, modelado en bronce, daba vida al poeta.

         Ya hacía varias horas que los habitantes de la villa se habían recogido en sus casas. En las alcobas estaban cerradas las contraventanas de madera y apenas quedaba encendida alguna luz amarillenta del alumbrado público. Dos gatos dormitaban acurrucados al resguardo, el uno junto al otro, en un rincón de la calle. El calor de sus cuerpos contrastaba con la fresca brisa de la noche. Un silencio especial se derramó en el somontano. La magia del lugar, el misterio cargado de historias de brujería y el olor a humo de la leña quemada en los hogares contribuían a la creación de una atmósfera esotérica.

         Dos luces paralelas zigzaguearon a lo lejos. Poco a poco se fueron acercando hasta el desvío de la calzada. En el instante de iniciar la subida de la entrada al pueblo se apagaron los faros y solamente se escuchaba suave el ruido del motor. Con lentitud, la furgoneta tomó el camino que bordeaba la población hasta situarse lo más cerca de la estatua. El motor dejó de sonar. Conductor y acompañante permanecieron en sus asientos callados. Desde la ventanilla miraban hacia las casas y observaron durante unos minutos que no existía movimiento alguno en sus habitantes. Había llegado el momento.

         Con sigilo y mucho cuidado, sacaron del vehículo unos hierros que usaron a modo de palanca para desencajar la estatua de las piedras. Primero extrajeron los cantos más pequeños, después los pedruscos de mayor tamaño y, haciendo gala de la fuerza bruta, consiguieron voltear la escultura metálica. Bécquer se desplomó, abrazando el libro contra su vientre, protegiendo la palabra escrita, los versos y los besos. Impertérrito ante el dolor que desprendía su cuerpo de bronce. Con la mirada imperturbable y la cabeza de bruces en el suelo. El bastón resultó doblado pero el hombrecillo no cambió su postura fetal. Dos vueltas más. La imagen quedó frente a la puerta del vehículo de transporte. El poeta no hacía mención de colaborar en la subida al auto y le obligaron a encajar en el cubículo con sus lanzas férreas hasta que pudieron cerrar el portón.

         A la mañana siguiente se abrieron las puertas del coche. Bécquer no había pegado ojo en toda la noche. Tiraron de él con fuerza y lo dejaron caer en el suelo. Se encontraba junto a otros objetos metálicos con herrumbre. Aperos de labranza, tambores de lavadora, ventanas metálicas, vigas, verjas de hierro… ¿Qué hacía él ahí, en medio de tanta chatarra? Varias personas estaban hablando entre ellas, pero Bécquer no comprendía el significado de la conversación en la que insertaban su nombre. De repente el ruido infernal de una amoladora a más de dos mil revoluciones por minuto le dejó sin sentido. Una ráfaga de chispas eléctricas comenzó a quemar su rostro. La hendidura de fuego se incrustó hasta rasgar la piel y el alma del poeta. Fuego y dolor. Tajos y despieces al arte, a la literatura, a los versos de amor. Por aquí y por allá. Sin control, sin medida. El disco asesino de la radial elegía el destino de su fechoría y abrasaba los detalles más delicados de la escultura. Troceaba el símbolo del romanticismo y la cultura para conseguir un puñado de euros a cambio de un metal que antes fue barro modelado por el corazón de un escultor y que, posteriormente, sería llevado de nuevo a la fundición. ¡Qué despropósito, fundir la belleza en el horno de la mediocridad!

Total, unos quinientos euros fue la cuantía abonada por la destrucción de la obra de arte y un tesoro de la historia. ¿Para qué? Acaso sirvieron las piezas vendidas a peso para conseguir unas dosis de droga o quizás unos litros de alcohol. Tal vez esos euros proporcionaron calmar la ansiedad y el sufrimiento de unos individuos enfermos o, sencillamente la inmediatez de sus necesidades más primarias les impulsaron a conseguir un poquito de sucedáneo de la felicidad.

         Las piedras permanecieron en las faldas del castillo. Fueron testigos silentes del ataque brutal al desarrollo humano. Los medios de comunicación alzaron sus voces para dar la noticia. ¡Han robado a Bécquer! ¡Han robado a Bécquer! No había derecho a que unos vándalos se llevaran  de allí al insigne poeta. En el pueblo no se hablaba de otra cosa. ¡Qué vergüenza! La noticia se extendió como la pólvora y todo el mundo condenó tan ilustre pérdida. La justicia local tomó cartas en el asunto. No fueron precisamente aquellas cartas, las que se escribieron “Desde mi celda” por aquellos lares.

Curiosos, caminantes, viajeros y turistas siguieron visitando la ausente estatua del poeta a los pies del castillo. Continuaron preguntando por los restos de metal. Frente a las respuestas más pintorescas se manifestaban caras expresivas de admiración y sorpresa. Un grupo de personas enlazadas por la nostalgia y el recuerdo romántico, intentaron rememorar y hacer presente el misterio embaucador de la belleza, en medio de tanto pragmatismo mundano. Sólo almas errantes, cantautores, poetas, soñadores, enamorados y adolescentes seguían experimentando cómo se les ponía la carne de gallina cuando leían una rima o escuchaban unos versos, grabados con esa maravillosa pluma romántica, estaban en la certeza de que Bécquer seguía más vivo que nunca. Sus lágrimas todavía hoy empapan el terreno de la historia.

         Pasaron días y años también. Cuentan las brujas de Trasmoz que Bécquer vaga por sus calles cuando se apagan los soles en la tarde. A veces, reescribe en las puertas y en las paredes de las casas. Y el eco de su nombre resuena en el fuerte viento cuando aparece el fagüeño. La memoria de sus palabras, el color de las historias contadas a la lumbre y la belleza encuentran refugio bajo los tejados de la villa.

         Ya se han callado los gritos de sufrimiento. El dolor del bronce se ha curado con la sencillez y el candor de la esperanza. Ha despertado  el nigromante y ahora vigila la insensatez de cualquier dislate humano. Cuida los campos. El tomillo y el romero crecen en libertad. Las ortigas están ocupadas defendiendo los corrales que antaño resguardaban a las ovejas y a los animales del vecindario. El Moncayo  también recuerda la noticia. Chiflar vibrante peregrino y fugaz. Ternura flotante en mil suspiros. Chillidos y clamor al viento urdido. Las encinas hablan lo comentan con las carrascas y hayedos. La corza blanca relata el hecho a los jabalíes que levantan el musgo con sus hocicos y a los zorros que encuentran en los senderos. Ahora todos están pendientes, y los ladrones de poetas, ¡esos… no volverán!

                                                                  Rafael Roldán López

miércoles, 26 de febrero de 2025

HISTORIA DE CALABAZAS

 

         La motoazada pasó una y otra vez arrancando la dura tierra que se aferraba al suelo más compacto. Las escasas lluvias del final del invierno, unidas al viento aragonés llamado cierzo, consiguieron apelmazar el espacio de tierra destinada al huerto. Al final se consiguió desmenuzar y esponjar una superficie lo suficientemente grande como para sembrar y plantar el típico huerto de un urbanita con aspiraciones campesinas.

         Posteriormente le llegó el turno a la azada. Atrás se borró la palabra motor. El cilindro se cambió por el brazo y la gasolina por el trabajo manual. Había que cavar los surcos donde sembrar. Y, con más o menos destreza, se formaron surcos y caballones. Hasta aquí todo perfecto. Perforar unos agujeritos en la tierra e introducir dos o tres pipas de melón en cada uno de ellos. Y esperar. Pasaron las semanas y cuando el señor urbanita pensaba que no habían enraizado ninguna semilla, resulta que comienzan a asomar unos tallos con unas hojas bastante hermosas. ¡Por fin están saliendo las plantas del melón!

Un vecino que escucho el comentario, afirmó: -Yo creo que son calabazas.

El urbanita, al escuchar semejante afirmación entro en modo de “duda”.

-¿Tendrá razón el vecino?

La verdad es que había bastantes posibilidades de que así fuera. El hombre llevaba bastante tiempo dedicando a su huerto muchas horas y cuidados. Y siempre se ha dicho que la experiencia es un grado.

Días más tarde se confirmó el pronóstico del experto. Unas minicalabazas emprendían el gran desarrollo de su estructura. No eran melones como creía el urbanita. Cuanto más tiempo pasaba, más evidencia se constataba de que realmente crecían calabazas y no melones. Crecieron tantas y tan grandes que el urbanita repartió entre sus familiares y amigos. El éxito como agricultor se manifestó ante público que desconocía la historia real. Sin embargo, el fracaso personal le acompañaba al urbanita en sus fueros internos.

-¿Qué he hecho para sembrar melones y recoger calabazas?

La explicación la encontró enseguida. Había confundido la semilla de calabaza con las pipas del melón.

“Hortelano tonto, patata gorda”

 

miércoles, 17 de julio de 2024

REÍR

 



Reír es un estado de felicidad, de bienestar, de no se sabe qué, pero se está muy bien cuando nos reímos. ¡Quién no recuerda esas veladas estupendas con amigos o familiares en las que nos hemos desternillado de la risa! En las que se nos han roto los cartílagos y se nos han desencajado las mandíbulas de tanto reír. Reír estimula todos los músculos del cuerpo. A veces, nos hemos reído tanto que hemos perdido las fuerzas y casi nos caemos al suelo de tanta risa. La risa nos introduce en un estado de felicidad que, aunque sea pasajero, es un estado que nos gusta repetir continuamente. Siempre recordamos esos momentos como muy especiales. Y, curiosamente, son precisamente esos recuerdos los que marcan el nivel de felicidad que hemos alcanzado. Los momentos felices siempre gusta traerlos a la memoria, mientras que las situaciones de dolor o infelicidad tratamos de olvidarlas, aunque sea inconscientemente. Asociamos el estado de felicidad en nuestra vida con la cantidad y la calidad de las risas que hemos disfrutado junto a los demás.

Por eso reír a menudo es muy importante. Cualquier ocasión se puede aprovechar para sonreír o reír abiertamente. Nos ayuda a olvidar las preocupaciones que nos impiden avanzar y afrontar la vida de manera positiva. Podemos comunicarnos con los demás utilizando nuestros recursos personales para que se compadezcan de nuestro estado o transmitir, de manera positiva, lo que nos afecta sin que la otra persona se sienta incómoda. Se puede decir: “Tengo una artrosis galopante que me impide mover sin dolor mis articulaciones. No sabes los dolores que tengo y lo mal que lo estoy pasando.” Y también, “Mis huesos son una carraca a los que le falta mucho aceite. Cuando ando, sueno como una maleta de ruedas en una calle de adoquines.” La realidad es la misma. Cada cual elige la actitud de vida que le gusta. 

De las personas que más nos acordamos suelen ser de aquellas con las que nos lo pasamos muy bien. Cuando nos encontramos y convivimos con personas que están siempre tristes, que no se ríen, que todo lo ven de la manera negativa, pues procuramos alejarnos de ellas. Sin embargo, con aquellas otras personas que son alegres, que siempre buscan la sonrisa y encuentran motivos para reír, nos encanta estar con ellas.

Hay que reírse de todo. Primero reírse de uno mismo, de las cosas que hacemos y de lo que decimos. Hay que reírse de cualquier estupidez que nos vayamos encontrando a lo largo de nuestra vida. Los abuelos se ríen de los nietos. Los hombres de las mujeres y las mujeres de los hombres. Nos reímos de los presentadores de televisión, de los políticos, de los payasos y de los que se creen muy listos y manifiestan su torpeza con demasiada evidencia.

Reír. Buscar ocasiones para reír, intentar en nuestra vida que al día no hayan pasado menos de veinte veces que no nos hayamos reído de algo. Cuando ya nada nos hace gracia hemos perdido la alegría de vivir, la alegría de sentirnos vivos.

Algunos, la mayoría de las veces, creen que la risa siempre  va dirigida hacia ellos. Que ellos son la causa del hazme reír de los demás. Quizás se crean el centro del universo, pero normalmente no lo son. Reír con respeto. No reírse de las personas sino de las situaciones que provocan las personas. La vida es un gran teatro en el que todos jugamos a ser lo que realmente no somos. Y mientras desarrollamos la actuación, nos percatamos de que la interpretación ha sido sencillamente eso, una interpretación. Somos malos actores y por tanto nos podemos reír de nosotros mismos. Y mientras actuamos, ¿qué importancia tiene que los demás se rían de nuestra interpretación?


lunes, 8 de julio de 2024

BRUJAS DE TRASMOZ

 




El primer sábado de julio, todos los años se celebra el día de las brujas en Trasmoz. Los visitantes deambulan por sus calles. Despacio. Mirando a un lado y a otro. Con los ojos bien abiertos para no perderse el contacto con alguna bruja del lugar. Cada puerta sugiere la estancia de seres extraordinarios envueltos en abrigos de misterio. Embrujos ancestrales cargados de maldiciones y buenas venturas. Las chimeneas, tiempo atrás, expandían el humo sobre el valle dejando constancia de los sabrosos cocinados de carnes y caldos hechos por mujeres fuertes, hacendadas, dispuestas a salir adelante frente a cualquier adversidad.

En Trasmoz, anualmente, se elige a una mujer del pueblo como bruja del año. Se trata de destacar a la mujer del municipio que se ha interesado e implicado en la mejora del pueblo. Dar visibilidad al esfuerzo y dedicación de la mujer que colabora para que su pueblo sea un lugar más acogedor, más habitable y humano. Porque esas son las cualidades que mejor describen a las verdaderas brujas de Trasmoz. Mujeres que buscan las mejores soluciones para resolver los problemas de sus convecinos. Antiguamente elaboraban ungüentos y remedios caseros para mejorar la salud, curar heridas o paliar enfermedades. Proporcionaban alimentos a sus familias y cuidaban del lugar y el ambiente donde vivían. ¿Hay algo más importante que realizar estas cosas?

Día de la Feria de brujería. Las nubes envuelven la tarde de misterios. El Moncayo majestuoso reposa en el tiempo. Las historias engalanan las calles de esoterismo. Los papás responden a las preguntas curiosas de los niños. Respuestas que generan nuevas preguntas incontestables. Cuando el misterio se intenta explicar, éste se hace más voluminoso e incomprensible. Y emergen muchos más cuentos y leyendas sobre la magia moncaína. 

Algunas personas suben a lo más alto del castillo para ver en lontananza hasta donde lleguen sus ojos. La belleza se derrama a los pies de la tierra en tapices de colores verdes y ocres. Y las manos se quedan vacías al intentar atrapar las maravillas de estos lares de encanto. Trasmoz, pueblo maldito en su historia y, a la vez, bendito por sus brujas y todas las brujas, que sin ser conscientes de que  lo son, se acercan a visitarlo.

 

sábado, 29 de junio de 2024

Disfruta

 Disfruta

Hoy es un día para disfrutar. A pesar de todo. Hoy sigue siendo un día para disfrutar. ¿Para qué necesitamos reunir una cantidad ingente de condiciones y requisitos garantes de que podremos disfrutar? Basta dejarse llevar. El tiempo transcurre sin nuestro permiso. Un día sucede a otro, una hora a la anterior y los minutos juegan con nuestra historia como niños en el parque.
La vida es un regalo continuo. Una posibilidad de soñar, de crear, de hacer, de reír y llorar. Este regalo lo hemos recibido porque sí. Nadie se lo ha ganado o merecido. ¿Alguien sospecharía en su no existencia que podría ser consciente de que iba a pertenecer, durante un tiempo, al mundo de los vivos? Y, ahora que puede disfrutar de ese regalo, se complica la vida para echarlo a la escombrera de los miedos personales. Incluso se atreve a despilfarrar el tesoro más apreciado que es el tiempo.  Hora que pasa, hora que no vuelve. Por ello, hoy es un día para disfrutar.
Desde el mismo instante que te despiertes enciende este interruptor. Dale al ON. Respiras, disfruta. Ves la luz matinal, ese sol que aparece por el este, esas imágenes con sus claridades y sus sombras, disfruta. Oyes, escuchas el ruido de fondo del tráfico, los portazos del entrar y salir de los vecinos, el motor del ascensor, el trino de algún pajarillo, las risas de los niños, disfruta. 
¿Puedes hablar? Habla. Expresa lo que sientes y escucha. Alégrate de que puedes comunicarte con los demás. Déjate llevar por las mejores intenciones de que los otros estén deseosos de tu presencia. Habla con la boca la mitad del tiempo que escuches con el corazón. Disfruta. Sólo pasas por este mundo una vez y merece la pena aceptar este maravilloso regalo, como el niño que abre con avidez las sorpresas que les dejaron los Reyes magos. Sí no lo deseas así, tu te lo pierdes.

lunes, 24 de junio de 2024

Unas gotas de lluvia

 Unas gotas de lluvia

         El cielo está gris.  En las nubes apenas se distingue la separación entre una y otra. Solo el claro oscuro que produce la densidad celeste marca la diferencia de grises en el techo atmosférico. Los árboles verdes se cimbrean al compás de un aire fresco en este mes de junio. Sus hojas están límpidas y húmedas. El brillo cristalino de las gotas de lluvia ensalzan la belleza del valle. Los caminos y la carretera permanecen quietos y sinuosos. Solitarios entre tanta paz derramada en las cercanías del majestuoso Moncayo. Un gorrión vuela con avidez hacia el tejado de enfrente. Parece como si quisiera llegar a su nido antes de que la lluvia arrecie y sus alas se vuelvan demasiado pesadas para alzar el vuelo con dignidad. Ha comenzado a llover otra vez. El cemento de las calles toma de nuevo el lustro y se dibujan en el suelo multitud de circunferencias que vibran con el golpeteo de cada gota de agua.

         Tras mi ventana moteada por minúsculas perlas cristalinas, se abre el silencio rural del pueblo. Todo es quietud y paz. Mis ojos se dejan llevar con delicadeza sobre la imagen en lontananza. Una sensación de felicidad efímera rellena el alma sin permiso. Quizás es un momento de deleite no descrito ni enumerado en el diccionario de la vida. Tal vez, entre estas rendijas se encuentre el placer de las pequeñas cosas que normalmente pasan desapercibidas en el ruido del mundo. Solo hay que detenerse un instante y contemplar. Dejarse llevar por la respiración y mirar más allá de nuestros intereses inmediatos. Soltar la utilidad y abrazar el devenir que no esperamos. Abrir la puerta a los sentidos, atrofiados por la inmediatez de los deseos, para que entre la primavera o el resto de las estaciones. La luz y las claridades que se dibujan en la pizarra de las sombras. Los silencios de la mano de tantas esperanzas humanas que simplemente ansían una brizna de felicidad para seguir viviendo. Unas gotas de lluvia empapan la tarde y el encanto y la magia de las leyendas becquerianas han dejado una pincelada verde envuelta en papel de regalo.


lunes, 26 de febrero de 2024

¡Te doy mi palabra!

         ¡Qué tiempos aquellos! Si. Eran tiempos en los que los hombres presumían de su palabra. En la actualidad esa concepción ha pasado a ser una simple añoranza del pasado. Todo el mundo sabe que nuestros mayores, especialmente en los pueblos, siempre que llegaban a un acuerdo se estrechaban la mano y bastaba para adquirir el compromiso formal de que lo que se había acordado entre dos personas se cumplía por ambas partes. Aunque existían los formalismos escritos en contratos más o menos farragosos, se priorizaba el valor de la palabra. Las legalidades se las pasaban por el arco de triunfo. Lo importante era la palabra, palabra de hombre.

 

            La palabra era la garantía de que se iba a cumplir lo pactado. Por encima de todo, no se podía caer en la desvergüenza de engañar. Hacer lo correcto, sin malinterpretaciones, sin dobleces y malas artes. Simplemente ser fiel a la palabra dada. Y para ello no era necesario recibir clases de política, economía, comercio, administración o leyes. La familia te enseñaba a ser buena persona.  Sobre todo te educaba para no mentir. Porque la mentira es la carcoma que fagocita la confianza y cuando no se puede confiar en una persona, ésta ha perdido toda su dignidad y respeto.  

 

          Sin embargo, siempre se han aceptado los errores, son congénitos al ser humano. Pero con la condición de que se reconozcan. Como dijo el rey emérito, Juan Carlos: “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir.” La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos. La verdad suele ser corta, sencilla y directa. La mentira recorre sinuosos, largos y enrevesados  caminos para justificar lo injustificable, para demorar la justicia, para ocultar lo evidente. La mentira invita a urdir más mentira, al fin y al cabo, no es sino  la consolidación de la tozudez de quien pierde lo mejor de su dignidad.


         Las mujeres y hombres de palabra se ganan el respeto y todo el mundo se fía de ellos a pies juntillas. Las personas que se equivocan recuperan el respeto cuando reconocen su error. Y las que mienten a conciencia jamás encuentran amigos, porque creen que imponiendo el respeto se gana el honor. En esta sociedad actual, donde predomina la carencia de valores, abunda el engaño y la corrupción.  Se olvidan los principios de la convivencia y se antepone el individualismo egoísta al bien común. Dar la palabra y cumplirla es una garantía de dignidad y respeto.

 

lunes, 19 de febrero de 2024

Niño alfarero


         Un niño de piel bruna y cabellos ensortijados juega con el barro en el camino, junto a un charco. Levanta los ojos. La mirada le traslada a un horizonte arrebolado. Y mira un poco más allá, donde presiente que están sus sueños.

Un arco iris de fantasía derrama algunos soles. Oro de la tarde. Amalgama dulce de ilusiones en un crisol de luces doradas. Con sus pequeñas manos el niño modela un cuenco. Si viviera su abuelo le dejaría el torno de alfarero que construyó con sus propias manos. Sus padres lo vendieron para poder comer durante unos días. No importa. Aprendió a realizar delgados churros que, superpuestos unos encima de otros, servían para elaborar vasijas.

Acaricia el barro mientras configura el recipiente. Una brisa vespertina susurra al oído su canción preferida.  El niño enciende su rostro de alegría. El charco se hace mar y el color marrón del lodo se convierte en lingotes de esperanza.

 

 


martes, 3 de octubre de 2023

LEER Y COMPARTIR

                             Muchísimas gracias por LEER y COMPARTIR.  

                                     Rafael Roldán López

                                      www.vivirysentir.es

                                      rfarolop@gmail.com

         


viernes, 26 de mayo de 2023

¡A VOTAR!

    ¡A votar! Han pasado cuatro años y hay que decidir a qué candidatos les entregamos nuestro voto.  Estamos ante el ejercicio más relevante en una democracia. Elegir a las personas que van a representar y gestionar los principales intereses de los ciudadanos en el parlamento de cada comunidad o ayuntamientos.

    Los partidos políticos presentan a los mejores espadas de su formación, echándoles al ruedo de las televisiones, redes sociales y medios de comunicación para que enseñen “la patita por debajo de la puerta” y convenzan a sus posibles electores de que son ovejitas muy buenas. Simplemente piden que votes a la marca de su partido y ellos se encargarán de todo. No pienses más. Elige entre votar a fachitas o a rojillos. No pienses, no critiques, no tengas memoria, no compares, no mires tus cuentas, no pienses en tu familia, no te preocupes si estás enfermo y no hay médicos, no eduques a tus hijos, no hagas nada... el partido que has elegido lo va a hacer por ti. Se atreven incluso a darte una propina para ir al cine o comprarte un videojuego. Te compran tu voto, si es necesario, con tu dinero. ¡Son tan listos! Solamente quieren tu permiso para hacer lo que les parezca. Después ya no te necesitan para nada más hasta dentro de otros cuatro años.

    Bien es verdad que hay políticos en todos los partidos que son buena gente y quieren lo mejor para la ciudadanía. Supongo que la mayoría. Pero no deja de ser muy triste que la mayor parte de sus dirigentes nos traten a los ciudadanos como si fuéramos idiotas e inmaduros. "Piensa el ladrón que todos son de su condición" dice el popular refrán. La realidad es tozuda y en la mayoría de las ocasiones las personas actúan y toman sus decisiones con madurez. Y es con esta cualidad del ser humano con la que hay que demostrar en las urnas lo que deseamos realmente. Es un deber inalienable y solo lo podemos hacer en el ejercicio de nuestra responsabilidad. 

    Como todos los partidos prometen propuestas que te parecen buenas y también otras que no te convencen, debes optar por el lote “menos malo” para tus intereses. No queda otro remedio. 

    No sé si existen periodistas independientes (dime quién te paga y te diré cuánta independencia tienes) pero no estaría mal que publicaran una sencilla tabla comparativa de lo que ofrecen los partidos en sus programas y lo que han cumplido cuando han estado gobernando. Pero me temo que no es fácil. Ni para el periodismo recopilarla, ni para los ciudadanos estudiarla.

         Así que ¡a votar! en función de la actuación del artista más mediático. A votar en base a intuiciones, que no de razones. Firmar un documento en blanco para que hagan y deshagan a su placer, durante otros cuatro años. Pero, podemos estar tranquilos, no nos vamos a ver en nada, que eso es lo que quieren nuestros salvadores los políticos. 

domingo, 7 de mayo de 2023

UN SEGUNDO

 

         Cada día tiene su propio afán. A cada hora le sobran cincuenta y nueve minutos y a cada minuto le basta un segundo para decidir si dejas de respirar. No es broma. El límite entre la vida y la muerte es muy pequeño. Por tanto disponemos de un segundo para enfocar nuestro objetivo final y todo un presente para llevarlo a cabo.

         Es verdad que la historia de nuestro pasado, más o menos largo, ha dejado una huella en nosotros que suena a eternidad. Cada año que se añade a nuestra fecha de nacimiento nos relaja y nos emboba. Abrimos la carta de nuestro futuro y nos dedicamos a esbozar planes. Cada uno de ellos nos los tomamos muy en serio. Por momentos nos creemos dioses y señores de todo. ¡Allá nosotros mismos!

         Basta tropezarnos con el conocimiento de que un conocido, un vecino, un familiar o cualquier persona cercana hayan adquirido una enfermedad incurable o nos hayan dejado para siempre y es en esos momentos cuando reflexionamos un poco más a fondo. En el mejor de los casos, y como no nos ha tocado directamente a nosotros, concluimos que la vida es así y a otra cosa mariposa. En el peor de los casos, cuando uno es el protagonista de la desgracia, la cosa cambia radicalmente. Pensamos que la vida no tiene que ser así. El mundo se detiene o debería hacerlo para prestarnos la máxima atención.

         A partir de la consciencia de ese crucial segundo, todo cambia radicalmente. Nos enfrentamos al objetivo fundamental de nuestra existencia. Nadie nos va definir nada. Somos nosotros mismos los únicos capaces de encontrar la respuesta a una infinita sucesión de preguntas. Muchas de ellas ya las conocíamos teóricamente y en su momento decidimos posponerlas. Otras son totalmente nuevas y quizás jamás encontremos una aproximación tranquilizadora.

         Jamás se me ocurriría insinuar qué se debe hacer. Solo sé que esta situación es inevitable y que cada uno la afronta como mejor puede. Y he aprendido que la serenidad como actitud personal favorece la paz y el encuentro con uno mismo.

 

viernes, 17 de febrero de 2023

Un poquito de paz, ¡por favor!

 

          Corremos de un lugar para otro sin saber de dónde venimos y a dónde vamos. ¡Date prisa! ¡Corre! ¡Acelera! La velocidad pasa al primer puesto de la axiología. Se convierte en un fin en sí misma. De esa manera dilapidamos los momentos presentes, nos perdemos el disfrute de la belleza del lugar dónde nos encontramos. Aceleramos y el ruido motorizado de la actividad ensordece la melodía de vivir con intensidad. De esta manera perdemos la consciencia de todo los que nos rodea. Solo percibimos el chirriar de las ruedas metálicas del tren sobre la vía, los frenos del autobús que nos recoge en la parada, el motor del ascensor, el traqueteo de la lavadora, el vapor de la olla exprés, las notificaciones del whatsapp o el golpetazo de la puerta del vecino. Y nos perdemos el canto del ruiseñor escondido en los setos, el silbido del viento entre rendijas, los colores irisados que derrama el sol sobre la escarcha matinal o la sonrisa del niño que sube al tobogán.        

¡Qué maravilloso es encontrar un remanso de paz! ¿No has buscado, en muchas ocasiones, un espacio de tu vida en el que sientas la felicidad? ¿No has necesitado dejar la cotidianidad y soñar en un lugar, un ambiente, un espacio donde tú realmente seas tú? ¿Nos has comprobado, en algún momento de tu existencia, cómo lo esencial de tu vida se escurre como el agua entre las manos?

         Todo se consume en un abrir y cerrar de ojos. Nos fijamos en los latidos del corazón solamente cuando el cuerpo nos avisa de que algo no va bien. Contamos las pulsaciones con el ansia de que estén en los márgenes de su funcionamiento normal y, sin embargo, pasan desapercibidos cuando fluyen al compás del diapasón que marca el ritmo de la existencia.

         Tal vez caminemos hacia ninguna parte donde nadie nos espera. La carencia de metas produce generalmente mucha inseguridad. La nada, el vacío, el abismo enfocado al futuro personal no es nada atractivo. El ansia de eternidad que tenemos incrustada en lo más hondo de nosotros nos empuja a buscar permanentemente algo que dé sentido a nuestro ser. Y cada uno tratamos de encontrarlo a nuestra manera, sabiendo de antemano que nadie nos va a dar ninguna respuesta fiable y segura.

            Tenemos claro que el tiempo es el regalo más importante en nuestra vida. No deseamos perderlo  en cosas que, aparentemente son tonterías. No obstante, preferimos no detenernos en el camino. Aunque todas las señales nos indiquen la necesidad de stop, nos las saltamos con la ilusa pretensión de que llegaremos antes. ¿A dónde?

         ¡Para un momento!

Siéntate. En una silla, en la hierba de una cuneta, en cualquier peldaño de una escalera. Deja de movilizar tus piernas para que tu cuerpo interprete que te has detenido.

Calla. Tu boca y tu mente. Guarda silencio ante ti. Deja abierto el sentido de la escucha. Sin ninguna pretensión.

Déjate llevar. Hacia todo y hacia nada. Experimenta la sensación de viajar a ninguna parte.

Tranquiliza tu ser. Es el estado más difícil, pero no importa. Reposa tus acciones, tus pensamientos, tus sensaciones, tus sentimientos. Déjalos caer y permite que se sienten contigo.

Abre los sentidos. Todos los sentidos. Aunque cierres los ojos deja abierta la mirada y la escucha. Percibe la sutileza de tu piel y el rumor de la brisa. Saborea ese instante.

Respira. Solamente respira. Una y otra vez.




 

miércoles, 23 de noviembre de 2022

NUESTRA DEMOCRACIA ESTÁ MUY ENFERMA

 

         Buenos días. Hace tiempo que no cuelgo artículos en el blog. Hoy retomo la actividad y esperemos que la pueda mantener a lo largo del tiempo con regularidad. No siempre se puede desarrollar lo que uno quiere y hay que dejar que la vida fluya como el agua en la corriente del río.

         Dado el panorama económico, social y político en el que se encuentra nuestro país me resulta muy complicado no hacer referencia a ello. Lejos de mi interés mostrar exclusivamente los aspectos negativos de la situación. Especialmente si comparamos el estado de bienestar de nuestro país con otros países del mundo, la mayoría, que viven paupérrimamente. En este sentido los españoles somos unos privilegiados. Cierto.

         Pero también es cierto que en esta última legislatura, se ha sustraído a la joven democracia española algunos valores democráticos esenciales. El principal retroceso lo centro en las maniobras realizadas por el poder ejecutivo para usurpar y acaparar las voluntades y las instituciones de los poderes legislativo y judicial. De hecho la separación de poderes, propia de una democracia, a estas alturas está muy debilitada. Yo la clasificaría en estado de enfermedad muy grave. Si a ello unimos que la mayoría de los medios de comunicación se han arrodillado a las órdenes del poder ejecutivo nos quedamos con un panorama nada halagüeño.

         Solo me queda la esperanza en la fuerza de la ciudadanía. Sin embargo, gracias al control informativo, cada día se dan signos más evidentes de comprobar una anestesia generalizada que se traduce en la aceptación de la mentira como un valor en alza. La congruencia, el valor de la palabra y la dignidad están pasando a un segundo plano. Aceptar como verdadero lo que claramente es totalmente falso. Tenía razón George Orwell en su novela “1984”. Ya está en pleno vigor el concepto de “doblepiensa”.

viernes, 26 de agosto de 2022

Leer y el tiempo

Alcalá del Moncayo, Ambel, Cadrete, Monasterio de Santa Fe, Cuarte, Remolinos, Tauste, El Sabinar, Valareña, Pinsoro, El Bayo, Bardenas, Ejea de los Caballeros, Pradilla de Ebro, Luceni, Boquiñeni, Alcalá de Ebro, Cabañas de Ebro, Lecera, Muniesa, Alacón, Oliete, parque de Plaza en Zaragoza, Aguarón, Santo de Aguarón, Codos, Miedes, Mara, Belmonte de Gracián, Villalba de Peregil, Torres, Calatayud, Inoges, Santa Cruz de Grío, Tobed y Cosuenda.

Otras 36 nuevas localidades visitadas en las que hemos seguido dejando libros, como parte del proyecto LEER ES UN REGALO. COMPARTE, cuyo objetivo principal es la sensibilización sobre la importancia de leer. En cada localidad regalamos algún libro en los que, una vez leído, recomendamos que lo vuelvan a dejar en algún lugar visible para que otra persona también lo pueda leer. Son más de 100 lugares visitados hasta ahora y queremos llegar a los 200 en los próximos meses.  

Quizás te preguntes qué sentido tiene viajar y regalar un libro que has escrito. Regalar el tiempo, las horas invertidas en ello, los recursos utilizados. ¿Para qué? Sólo sé que lo gratuito suele ser lo más valorado y el tiempo el mejor regalo que hemos recibido. Te invito a comprobarlo. 



jueves, 4 de agosto de 2022

ESTOY HARTO

          A un fanático, religioso, político o del tipo que sea, no intentes convencerlo de nada. Perderás el tiempo. No me dirijo a ellos sino a quienes son capaces de salir de su espacio acostumbrado. Me da igual que sean amigos, familiares o conocidos. Acepto la discrepancia con respeto y huyo de quienes se creen con la verdad absoluta. Prefiero acercarme a quienes dudan y se cuestionan incluso lo que parece evidente.

         Estoy harto de la matraca que nos dan los medios de comunicación pagados por el gobierno con el cambio climático y los incendios que el 90% son producidos por pirómanos.

Estoy harto de un gobierno que me dice que tengo que ahorrar quitándome la corbata que no uso, mientras su presidente va a comprar tabaco en helicóptero y, con todos sus ministros, tiene el récord de contratación de asesores de la historia de España para que luego ponga la bandera al revés.

Estoy harto de comprobar mentira tras mentira las promesas de un presidente traidor. No pactaré con Bildu, cuantas veces quiere que se lo diga. No podré dormir con Podemos en el gobierno. Es indecente un gobierno que sube la factura de la luz y ahora esta cinco veces más cara. No pactaré con independentistas y los indulta. Etc…

Estoy harto de pagar la gasolina al doble que hace un año y los sindicatos comiendo gambas y tocando el violín. Eso sí, sin corbata pero con bufanda.

Estoy harto de la mayoría de periodistas subvencionados, lameculos que son incapaces de criticar lo que está mal hecho. Han pasado del cuarto poder al cuarto a peder.  La corrupción de los ERES en Andalucía 680 millones de euros con Chaves y Griñán al frente que son unos santos y fíjate tú. Diez minutos en las teles y a otra cosa. Pero los de la Gurtel esos sí que son malos. Diez años dale que te pego. Nos tratan como si fuéramos subnormales.

Estoy harto de que no puedas decir que eres español y enseñar la bandera de España con toda normalidad sin que te clasifiquen de facha. Y tienes al presidente de España inclinándose ante la bandera de la comunidad autónoma de Cataluña como si fuera el último mono.

Estoy harto de que se salten las leyes y no pasa nada porque la fiscalía la han hecho depender del gobierno. Los jueces están politizados y las principales instituciones en manos del poder político sin que nadie haga algo decente para mantener los principios democráticos de este país.

Estoy harto de que en el gobierno, con dos partidos diferentes, quieran ser gobierno y oposición al mismo tiempo. En el gobierno se está para solucionar problemas no para decir que es muy grave lo que ha hecho el ministro con el que te sientas. Y si no estás de acuerdo dimites. Pero aquí no dimite ni el tato. La pasta es la pasta. Y la casta es la casta señores marqueses.

Estoy harto de las justificaciones basadas en el argumento potente de: “si estuviera gobernando la derecha sería peor”. O si te atreves a criticar cualquier tipo de decisión gubernamental eres un negacionista y solo pones palos en las ruedas. Yo creía que estábamos en una democracia y en ella debe haber oposición. Pero no es así.

Estoy harto de que nos digan que el paro ha bajado y la economía está creciendo por encima del resto de los países europeos, cuando simplemente cambian la forma de contar. La realidad es tozuda, la gente es un veinte por ciento más pobre que hace cuatro años.

Estoy harto de que continuamente nos estén amenazando para que el miedo se instale en nuestras vidas y nos manejen como les dé la gana. Nos volverán a encerrar, nos apagarán la luz a las diez de la noche, cierra las ventanas y puertas que pierdes energía, abre la ventanas y puertas que esté ventilado y puede contagiar el virus.

Estoy harto de estar gobernado por una cuadrilla de inútiles, cuya única preocupación sea el enriquecimiento propio a costa de los ciudadanos. Pero más harto estoy de aquellos que defienden a capa y espada la situación actual y la justifican con su adhesión inquebrantable a los partidos que han votado toda la vida y solo les falta una pequeña comida de tarro más para consolidarse como fanáticos de pata negra.

miércoles, 3 de agosto de 2022

UN AÑO MÁS O MENOS

 


Cumples años y hay personas que te felicitan. Esta costumbre de cumplir años se produce ininterrumpidamente hasta no se sabe cuándo. ¿No es motivo de alegría saber que algunas personas están contentas porque sigas en este mundo? ¿No es una suerte sentir el cariño de quienes te acompañan a lo largo de tu existencia? ¿No es un regalo en sí mismo el hecho de agradecer que seguimos vivitos y coleando? Cada cumpleaños es un años más o un año menos. Es más si lo acumulamos en el haber de nuestra vida. Entendiendo por haber la suma de todos nuestros descubrimientos, deseos, expectativas, ilusiones y esperanzas. Pero puede ser un año menos cuando se considera que la vida es un saco al que tenemos derecho y del que nos van extrayendo lo que existe dentro hasta que se queda vacío. Para mí es un año más.

El mejor regalo físico con el que pueden sorprenderme el día de mi cumple es un libro. No me gustan camisetas, relojes, bonos de fin de semana, pijamas, corbatas o jarrones. Prefiero un libro. Si en cada cumpleaños, todo el mundo recibiera un libro y lo leyera, habría posibilitado la entrada en su vida de infinidad de regalos inmateriales y sublimes. El libro se puede guardar, leer y releer. Te conecta con el más allá y con el pasado. Atrae a la belleza y la ilusión. Desarrolla la fantasía. Despierta la inteligencia. Ensancha el corazón. Te lleva a las puertas de nuevos descubrimientos, cuestiona tus principios, relativiza tus verdades, agranda las dudas y te insinúa nuevos caminos. Un libro es capaz de empujarte fuera de la procesión social establecida y te sitúa en el desierto donde tú te encuentras a ti mismo, decides por ti mismo, eres tú mismo.

Lo que más valor tiene en esta vida nunca ha sido ganado por méritos propios. Generalmente es un regalo. Has nacido, porque sí. Como regalo. Sigues vivo, porque sí, como regalo. Alguien te quiere, porque sí, como regalo. Has tenido la ocasión de estudiar, de trabajar, de viajar, de…, porque sí, como regalo. Por ello no puedo sino estar agradecido. Como suele decirse ahora, agradecido no, lo siguiente. Gracias. Muchas gracias. Muchísimas gracias.



jueves, 2 de junio de 2022

ESPERAS

 



Esperas al autobús para que te recoja.

Esperas la hora de comenzar en el trabajo.

Esperas a que anochezca y después amanezca.

Esperas a mañana.

 

Cuando la luz te deslumbra, esperas a las sombras.

En la oscuridad esperas un rayo de luz.

Esperas que termine el llanto de un amigo.

Esperas cada año la primavera.

 

Esperas ser adulto y de viejo deseas ser niño.

Miras en el buzón la carta que no llega.

Se repite la violencia y ya no la esperabas.

El amor que esperas, siempre tarda o no llega nunca.

 

Esperas que no se pierda la esperanza.

Tanta espera, desespera.

Esperas ser otro ser que no eres tú.

Esperas tantas esperas que te olvidas de quién eras.

 

Esperas sentado en la orilla del camino que no elegiste.

Tal vez, no sabes a quien esperas.

Y, ¿si te esperas a ti?

Y, ¿si no te esperas?


lunes, 18 de abril de 2022

DÍA DEL LIBRO

                         Día del libro

         23 de abril, Día del libro. Una buena manera de celebrarlo es regalar libros para que la semilla de la cultura se difunda por todos los rincones de la tierra.  

LEER ES UN REGALO. COMPARTE. Un proyecto sencillo que pretende sensibilizar sobre la importancia de leer. Nos falta visitar 12 localidades para llegar al objetivo de regalar al menos 100 libros en 100 localidades diferentes. La mayoría en Aragón. Y lo vamos a conseguir antes de que llegue el día del libro.

Como los libros se suelen archivar en los anaqueles de las librerías pero donde mejor están son en manos del lector, al mismo tiempo que visitamos los pueblos y comarcas de Aragón disfrutando del paisaje, de la cultura y de sus gentes, vamos repartiendo libros en los que dejamos una nota indicando que la lectura es un regalo y que se animen a compartir la experiencia.

Indico las últimas localidades visitadas: Grisen, Oitura, Pleitas, Bárboles, Bardallur, Plasencia de Jalón, Urrea de Jalón, Rueda de Jalon, Refugio pastores de Pozuelo, Novallas, Malón, Embalse de Lor, Barillas, Vozmediano, Lituénigo, Fréscano, Bisimbre, Mallén,

Cada vez más van llegando email de personas que han encontrado un libro y manifiestan su agradecimiento por la iniciativa y, algunas de ellas,  explican que continuarán haciendo lo mismo. Es el mejor regalo personal que se puede recibir y estos gestos animan a continuar con la experiencia de regalar y compartir la lectura.