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viernes, 26 de mayo de 2023

¡A VOTAR!

    ¡A votar! Han pasado cuatro años y hay que decidir a qué candidatos les entregamos nuestro voto.  Estamos ante el ejercicio más relevante en una democracia. Elegir a las personas que van a representar y gestionar los principales intereses de los ciudadanos en el parlamento de cada comunidad o ayuntamientos.

    Los partidos políticos presentan a los mejores espadas de su formación, echándoles al ruedo de las televisiones, redes sociales y medios de comunicación para que enseñen “la patita por debajo de la puerta” y convenzan a sus posibles electores de que son ovejitas muy buenas. Simplemente piden que votes a la marca de su partido y ellos se encargarán de todo. No pienses más. Elige entre votar a fachitas o a rojillos. No pienses, no critiques, no tengas memoria, no compares, no mires tus cuentas, no pienses en tu familia, no te preocupes si estás enfermo y no hay médicos, no eduques a tus hijos, no hagas nada... el partido que has elegido lo va a hacer por ti. Se atreven incluso a darte una propina para ir al cine o comprarte un videojuego. Te compran tu voto, si es necesario, con tu dinero. ¡Son tan listos! Solamente quieren tu permiso para hacer lo que les parezca. Después ya no te necesitan para nada más hasta dentro de otros cuatro años.

    Bien es verdad que hay políticos en todos los partidos que son buena gente y quieren lo mejor para la ciudadanía. Supongo que la mayoría. Pero no deja de ser muy triste que la mayor parte de sus dirigentes nos traten a los ciudadanos como si fuéramos idiotas e inmaduros. "Piensa el ladrón que todos son de su condición" dice el popular refrán. La realidad es tozuda y en la mayoría de las ocasiones las personas actúan y toman sus decisiones con madurez. Y es con esta cualidad del ser humano con la que hay que demostrar en las urnas lo que deseamos realmente. Es un deber inalienable y solo lo podemos hacer en el ejercicio de nuestra responsabilidad. 

    Como todos los partidos prometen propuestas que te parecen buenas y también otras que no te convencen, debes optar por el lote “menos malo” para tus intereses. No queda otro remedio. 

    No sé si existen periodistas independientes (dime quién te paga y te diré cuánta independencia tienes) pero no estaría mal que publicaran una sencilla tabla comparativa de lo que ofrecen los partidos en sus programas y lo que han cumplido cuando han estado gobernando. Pero me temo que no es fácil. Ni para el periodismo recopilarla, ni para los ciudadanos estudiarla.

         Así que ¡a votar! en función de la actuación del artista más mediático. A votar en base a intuiciones, que no de razones. Firmar un documento en blanco para que hagan y deshagan a su placer, durante otros cuatro años. Pero, podemos estar tranquilos, no nos vamos a ver en nada, que eso es lo que quieren nuestros salvadores los políticos. 

jueves, 19 de agosto de 2021

Impotencia ciudadana

         Te suben la tarifa de electricidad, ¡pues te jorobas. Te acribillan a impuestos de todo tipo, ¡pues te jorobas! Te engañan descaradamente en los medios de comunicación, ¡pues te jorobas! Eliges en las elecciones a un partido y éste, cuando está en el gobierno, hace todo lo contrario, ¡pues te jorobas! Ocupan tu casa, ¡pues te jorobas! Te impiden salir de tu domicilio cuando les interesa, con la excusa garantizar la salud pública, ¡pues te jorobas! Y así con una lista interminable de cosas.

   ¿Qué se puede hacer frente a tanta sinvergüencería? Si eres prudente, esperar a las siguientes elecciones para votar. Intentar cambiar a los que gobiernan para sustituirlos por otros. Todos sabemos que ahí se ven las diferencias: NINGUNA. Si eres de izquierdas, tienes la ventaja de que te puedes pasar todo el día en la calle de manifestación, eso desahoga mucho la mala leche interna. Si tu opción es de derechas, ni se te ocurra salir a la calle, ¡so facha!

        Ahora estamos bajo un régimen socio-comunista. Los problemas son los mismos que cuando gobierna la derecha. La diferencia está en que a los votantes de izquierdas les desaparece la crítica cuando gobiernan los suyos. La razón objetiva y monolítica es “con tal de que no gobierne la derecha”. Son cada vez más pobres, tienen menos trabajo, pagan más impuestos, el gasoil se lo pagan los ricos y por lo menos sus dirigentes roban con su consentimiento, además de vivir como asquerosos capitalistas. El dinero público no es de nadie. Si acaso la deuda que se vaya generando ya la pagarán los biznietos o, mejor aún, no se paga y que la perdonen, o condonen, o se olviden. Gasta hoy todo lo que puedas que mañana, ya si eso, iremos viendo.

         Así que visto lo visto, ante tanta indefensión ciudadana, estoy deseando que lleguen las siguientes elecciones generales para votar, perdón quería decir “vomitar”.

 

viernes, 11 de diciembre de 2020

No te puedes fiar

 

Vivimos en unos tiempos y en unas circunstancias en las que no te puedes fiar de casi nada y de casi nadie. La palabra no es precisamente garantía de que lo acordado se vaya a cumplir. Se exigen la mayoría de los contratos por escrito. Y, pese a ello, ya se encargan los letrados de buscar las rendijas que existen en la justicia, para tratar de evitar lo correcto y aceptar lo legal como la prioridad del contrato. Porque correcto y legal no siempre coinciden.

 

Al adquirir cualquier producto se suelen especificar los diferentes elementos que lo componen, o las especificaciones técnicas, sanitarias, etc.,  a tener en cuenta. Si por el motivo que fuere no reúne tales informaciones el cliente tiene derecho a que se lo cambien por otro en perfectas condiciones o le devuelvan el importe íntegro. Normalmente existe una costumbre de revisar a fondo dicho producto y en el caso de disconformidad se actúa en consecuencia.

 

De igual manera sucede en los contratos de servicios. Ya sea un servicio de reparación del automóvil, la reforma de la cocina o la estancia de un fin de semana en un hotel. Se da la circunstancia bastante habitual de que cuando ha finalizado la actuación del servicio el cliente revisa a fondo si ha sido correcto. Y más vale que haya sido así, porque de lo contrario se suele realizar una reclamación o lo que vulgarmente se denomina “montar un pollo”, que resuene en los confines del universo.

 

Si se vota a un partido político, se supone que votas un programa en el que te ha mostrado las principales actuaciones que va ejercer, tanto si gobierna como si está en la oposición. El contrato firmado mediante el voto es ese y si no se cumple, el votante dejará de votar a ese partido. El problema es que hay que esperar cuatro años para dejar de votar al partido que no cumple con sus promesas. O el problema es que se vota sin conocimiento real de los objetivos del partido al que se vota.

 De los medios de comunicación se espera una información fiable. Los informativos de las televisiones, los diarios de prensa o los programas de información en radio, deberían ser independientes y rigurosos, informativamente hablando. Especialmente aquellos medios que son de carácter público y pagados por el contribuyente. Aunque la realidad dista mucho de ello. Lo más habitual es que la mayoría de los periodistas trabajan a las órdenes de quien les paga. Y el que paga manda. A cambio de un pedazo de pan el asalariado periodista pierde la libertad.

 

La evidencia de la realidad es terca. No te puedes fiar.