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jueves, 4 de agosto de 2022

ESTOY HARTO

          A un fanático, religioso, político o del tipo que sea, no intentes convencerlo de nada. Perderás el tiempo. No me dirijo a ellos sino a quienes son capaces de salir de su espacio acostumbrado. Me da igual que sean amigos, familiares o conocidos. Acepto la discrepancia con respeto y huyo de quienes se creen con la verdad absoluta. Prefiero acercarme a quienes dudan y se cuestionan incluso lo que parece evidente.

         Estoy harto de la matraca que nos dan los medios de comunicación pagados por el gobierno con el cambio climático y los incendios que el 90% son producidos por pirómanos.

Estoy harto de un gobierno que me dice que tengo que ahorrar quitándome la corbata que no uso, mientras su presidente va a comprar tabaco en helicóptero y, con todos sus ministros, tiene el récord de contratación de asesores de la historia de España para que luego ponga la bandera al revés.

Estoy harto de comprobar mentira tras mentira las promesas de un presidente traidor. No pactaré con Bildu, cuantas veces quiere que se lo diga. No podré dormir con Podemos en el gobierno. Es indecente un gobierno que sube la factura de la luz y ahora esta cinco veces más cara. No pactaré con independentistas y los indulta. Etc…

Estoy harto de pagar la gasolina al doble que hace un año y los sindicatos comiendo gambas y tocando el violín. Eso sí, sin corbata pero con bufanda.

Estoy harto de la mayoría de periodistas subvencionados, lameculos que son incapaces de criticar lo que está mal hecho. Han pasado del cuarto poder al cuarto a peder.  La corrupción de los ERES en Andalucía 680 millones de euros con Chaves y Griñán al frente que son unos santos y fíjate tú. Diez minutos en las teles y a otra cosa. Pero los de la Gurtel esos sí que son malos. Diez años dale que te pego. Nos tratan como si fuéramos subnormales.

Estoy harto de que no puedas decir que eres español y enseñar la bandera de España con toda normalidad sin que te clasifiquen de facha. Y tienes al presidente de España inclinándose ante la bandera de la comunidad autónoma de Cataluña como si fuera el último mono.

Estoy harto de que se salten las leyes y no pasa nada porque la fiscalía la han hecho depender del gobierno. Los jueces están politizados y las principales instituciones en manos del poder político sin que nadie haga algo decente para mantener los principios democráticos de este país.

Estoy harto de que en el gobierno, con dos partidos diferentes, quieran ser gobierno y oposición al mismo tiempo. En el gobierno se está para solucionar problemas no para decir que es muy grave lo que ha hecho el ministro con el que te sientas. Y si no estás de acuerdo dimites. Pero aquí no dimite ni el tato. La pasta es la pasta. Y la casta es la casta señores marqueses.

Estoy harto de las justificaciones basadas en el argumento potente de: “si estuviera gobernando la derecha sería peor”. O si te atreves a criticar cualquier tipo de decisión gubernamental eres un negacionista y solo pones palos en las ruedas. Yo creía que estábamos en una democracia y en ella debe haber oposición. Pero no es así.

Estoy harto de que nos digan que el paro ha bajado y la economía está creciendo por encima del resto de los países europeos, cuando simplemente cambian la forma de contar. La realidad es tozuda, la gente es un veinte por ciento más pobre que hace cuatro años.

Estoy harto de que continuamente nos estén amenazando para que el miedo se instale en nuestras vidas y nos manejen como les dé la gana. Nos volverán a encerrar, nos apagarán la luz a las diez de la noche, cierra las ventanas y puertas que pierdes energía, abre la ventanas y puertas que esté ventilado y puede contagiar el virus.

Estoy harto de estar gobernado por una cuadrilla de inútiles, cuya única preocupación sea el enriquecimiento propio a costa de los ciudadanos. Pero más harto estoy de aquellos que defienden a capa y espada la situación actual y la justifican con su adhesión inquebrantable a los partidos que han votado toda la vida y solo les falta una pequeña comida de tarro más para consolidarse como fanáticos de pata negra.

jueves, 19 de agosto de 2021

Impotencia ciudadana

         Te suben la tarifa de electricidad, ¡pues te jorobas. Te acribillan a impuestos de todo tipo, ¡pues te jorobas! Te engañan descaradamente en los medios de comunicación, ¡pues te jorobas! Eliges en las elecciones a un partido y éste, cuando está en el gobierno, hace todo lo contrario, ¡pues te jorobas! Ocupan tu casa, ¡pues te jorobas! Te impiden salir de tu domicilio cuando les interesa, con la excusa garantizar la salud pública, ¡pues te jorobas! Y así con una lista interminable de cosas.

   ¿Qué se puede hacer frente a tanta sinvergüencería? Si eres prudente, esperar a las siguientes elecciones para votar. Intentar cambiar a los que gobiernan para sustituirlos por otros. Todos sabemos que ahí se ven las diferencias: NINGUNA. Si eres de izquierdas, tienes la ventaja de que te puedes pasar todo el día en la calle de manifestación, eso desahoga mucho la mala leche interna. Si tu opción es de derechas, ni se te ocurra salir a la calle, ¡so facha!

        Ahora estamos bajo un régimen socio-comunista. Los problemas son los mismos que cuando gobierna la derecha. La diferencia está en que a los votantes de izquierdas les desaparece la crítica cuando gobiernan los suyos. La razón objetiva y monolítica es “con tal de que no gobierne la derecha”. Son cada vez más pobres, tienen menos trabajo, pagan más impuestos, el gasoil se lo pagan los ricos y por lo menos sus dirigentes roban con su consentimiento, además de vivir como asquerosos capitalistas. El dinero público no es de nadie. Si acaso la deuda que se vaya generando ya la pagarán los biznietos o, mejor aún, no se paga y que la perdonen, o condonen, o se olviden. Gasta hoy todo lo que puedas que mañana, ya si eso, iremos viendo.

         Así que visto lo visto, ante tanta indefensión ciudadana, estoy deseando que lleguen las siguientes elecciones generales para votar, perdón quería decir “vomitar”.

 

viernes, 4 de junio de 2021

EUFEMISMOS Y POSTUREO

 

         ¿Tan difícil es? ¿Por qué no se llama a las cosas por su nombre? Cada vez que me hago esta pregunta termino por concluir que la razón principal está inserta en ese gen que llevamos dentro llamado cobardía. Por lo visto cuesta mucho expresar, con la crudeza que se requiere, la realidad de las situaciones y el estado de las personas y las cosas.

         Es evidente que describir un hecho, no cambia la realidad pero puede distorsionar la percepción que se tiene sobre lo esencial de esa realidad. Por ejemplo, a una persona octogenaria se le puede decir que está muy joven, pero todo el mundo sabe que le quedan cuatro telediarios. Bueno, si tiene mucha suerte, quizás cinco. La estadística nos demuestra que en España pasar de los ochenta y tantos es la excepción y es una de las naciones más longeva del mundo. Da tranquilidad que la gente no se muera sino que pase a mejor vida.

         Pues estamos en una etapa de la historia en la que los eufemismos y el postureo se imponen como determinantes en esta sociedad. Entendiendo por eufemismo la suavización de las expresiones, no caer en la grosería y, especialmente, evitar la descripción franca y directa. Y por postureo, el ejercicio sin medida de intentar quedar bien con todo el mundo para recibir la aprobación pública.

         Toda la vida han existido personas negras y blancas. Sin embargo, ni se te ocurra decirlo, (¡perdón, ya lo he hecho!). Hay personas de color, en vez de color negro. Las personas blancas no tienen color, por lo visto. Mira tú si no se podían llamar personas encarnadas o rosáceas. Los políticos hablan de armonización fiscal para crujirte a impuestos. La violencia de género es mala malísima en comparación con cualquier otra violencia del género humano.

Pronto nos quedaremos sin papás y mamás porque solamente se podrán tener “progeniteres”. Si asesinan a tu padre por la espalda, con un tiro en la nuca, se soluciona abriendo un proceso de paz con el asesino para conseguir la estabilidad social. Respetar la identidad de una parte de la sociedad que argumenta su superioridad sobre el resto de la población es derecho a decidir. El paro no aumenta, simplemente hay un descenso de la población activa. La factura de la luz no se encarece, lo que pasa es que no hay una buena distribución de las franjas horarias en el consumo eléctrico. Los alumnos no suspenden, promocionan de curso con carencias en materias no troncales. Hay nubes de evolución, por lo visto hay otras nubes que son fijas y desconozco. En las ruedas de prensa de los dirigentes políticos no se admiten preguntas. ¿Qué son las ruedas, qué es la prensa? No te suben el coste del gasoil, simplemente estás colaborando en la transición ecológica. Los militares siempre están en misiones de paz, los que van a la guerra son los malos y se pelean entre ellos. Se producen víctimas colaterales y no se puede responsabilizar a nadie. No se pierde dinero, es un crecimiento negativo o un aumento del déficit. La pobreza ha desaparecido y los pobres de solemnidad, también. Existen personas en riesgo de exclusión social, pero pobres, no. De igual manera sucede con los países pobres. ¡Qué va! Son países en vías de desarrollo.

Tampoco hay ladrones, sino presuntos individuos con apropiaciones indebidas. No hay despidos masivos sino expedientes de regulación de empleo. Los servicios de acompañamiento, se han sustituido por la prostitución de lujo. Los sobornos son hechos del pasado, ahora hay tráfico de influencias. ¡Vamos! Hemos llegado a vivir en una sociedad en que la gente ya no caga, ni defeca, lo único que le pasa es que tiene tránsito intestinal y la mierda le escurre hasta los zapatos. Como le sucede a cualquier cobarde.

lunes, 18 de enero de 2021

El poder de la “borregresía”

 

El poder de la “borregresía”

         Hoy está prohibido pensar. La capacidad que tiene el ser humano de formar ideas en su mente y relacionarlas entre sí. La facultad de realizar abstracciones de la realidad o elaborar procesos racionales del intelecto. O, simplemente, la expresión a través de la palabra de los sentimientos o sensaciones que se producen en el ser humano a cada instante de su vida, no se pueden expresar con libertad.

         Nos tienen engatusados con palabras huecas a las que se debe pleitesía, cuando no sumisión absoluta. Los poderes fácticos financian a los medios de comunicación para que se encarguen de transmitir a la población lo que son valores y contravalores. Las ideas que son aceptables y las que deben ser rechazadas de forma radical. Las televisiones utilizan los servicios informativos, las tertulias e incluso la programación de las series, películas o concursos para que puedan ser útiles a la consecución de los objetivos manipuladores de la sociedad. Y estos objetivos, principalmente se ciñen al lema: “Nosotros nos encargamos de todo y tú no tienes que pensar”.

         Para ello todo el mundo tiene que estar controlado, en base de datos, conectado al móvil y geo-localizado. Debe utilizar sólo la tarjeta electrónica y cobrar el sueldo a través de transacción bancaria. Debe tener centralizado su historial sanitario, la medicación que recibe, las operaciones que le han realizado y el calendario de vacunas. Hacienda es sabedora de todos los movimientos económicos que realiza el ciudadano para sustraerle parte de su dinero. La excusa es perfecta. Lo “público” se antepone a lo privado.

         Los movimientos autodenominados sociales están aprovechando estas circunstancias para llevar el ascua a su sardina. Lo público, el estado, el poder único y el pensamiento también único y universal. Hay que conseguir transformar a la sociedad en una “borregresía” o conjunto de borregos que siguen a un pastor. Toda oveja que se desmande será apartada del rebaño, aniquilada o cuando menos, despellejada para escarnio y ejemplo a sus congéneres.

         En esta tarea de aborregamiento contribuyen las redes sociales especialmente. Twitter, Facebook, Instagram, Youtube, etc… En estos momentos ya deciden qué declaraciones de presidentes de gobierno pueden ser difundidas y cuáles no. Las redes se están erigiendo, en la referencia absoluta de lo que es un valor o un contravalor. En lo que es plausible o rechazable. En lo que es bueno o perverso. Ético o inmoral. Están consiguiendo expedir el carnet al ciudadano con el título de apto o no apto para pertenecer a esta “borregresía”. Si no consideran al ciudadano apto, lo censuran, le quitan seguidores, o cierran su cuenta. Si es apto, lo promocionan como influencer, puesto que contribuye a la consolidación de la borregresía.

         Antes había una distinción clara entre “progres y retros”.  El progre se suponía que buscaba la innovación, el pensamiento divergente, la creatividad, etc. Mientras que el retro le gustaba más lo tradicional, amaba las costumbres y repetía lo que había aprendido en generaciones anteriores. Ahora solo se puede ser “borregre”. Hace lo que dice la mayoría. A mayor cantidad mayor razón. No se cuestiona absolutamente nada. Lo público es bueno, lo privado es malo. Repite  el eslogan de moda. Se hace fotos a sí mismo, una y otra vez en busca de “likes” y cree en las empresas que se encargan de decir cuáles son las falsas noticias.

         La filosofía o el amor a la sabiduría es cosa de antaño. ¿Para qué pensar si no se puede hacer nada? Y si se piensa que sea en voz bajita, no vaya a ser que se discrepe de la “borregresía” y anatema seas, condenado a las mazmorras del ostracismo.