¿Qué le
pasa a la clase política española en la actualidad? ¿No se supone que nuestros
representantes políticos, se deben ocupar de buscar las mejores soluciones a
los problemas de la ciudadanía?
No hace
falta ser ningún experto en economía, en ciencias empresariales, políticas,
laborales o sociales, para saber cuándo se necesitan recursos económicos, si no
se llega a fin de mes y no se puede pagar una hipoteca o el alquiler mensual. En muchas familias, se conoce a algún miembro
de ella que está en desempleo. Las principales preocupaciones son la sanidad,
la educación, el empleo y las pensiones.
Pues yo no
veo a los líderes de los partidos buscar el, tan manido mantra, diálogo, para llegar a acuerdos mayoritarios
en estas cuatro cuestiones tan relevantes para la ciudadanía de todas las
comunidades autónomas.
Nuestros
representantes y representantas (por recordar alguna de las majaderías con las
que nos quieren entretener), sin recurrir al “diálogo”, se ponen de acuerdo entre
ellos para pagar menos a hacienda, subirse el sueldo mensual, asegurarse
pensiones vitalicias y, “colocar” a sus allegados, en el chollo de tetar de las
arcas públicas.
Estamos en manos de la racanería política.
Estamos a merced de “trepas” que buscan, permanentemente, medallas, puestos,
sillones y, por supuesto, su beneficio personal. La mezquindad de sus ruines acciones,
que se resumen en: mirar más por sus propios beneficios que por los intereses
de los demás. El mezquino perjudica a
las personas, sin hacerse responsable de sus actos.
Alguien, tal vez, podría presentarme
a algún dirigente político actual que no fuera un rácano o mezquino. Siempre
hay excepciones, pero para ser líder político, no basta con buena voluntad. Se
necesita ser inteligente para “dialogar” y tener agallas suficientes de
proponer soluciones realistas. Y si no lo consigue, recoger los trastos y
marcharse a su casa con la humildad de quien sabe reconocer las propias limitaciones.