El primer sábado de julio, todos los años se
celebra el día de las brujas en Trasmoz. Los visitantes deambulan por sus
calles. Despacio. Mirando a un lado y a otro. Con los ojos bien abiertos para
no perderse el contacto con alguna bruja del lugar. Cada puerta sugiere la
estancia de seres extraordinarios envueltos en abrigos de misterio. Embrujos
ancestrales cargados de maldiciones y buenas venturas. Las chimeneas, tiempo
atrás, expandían el humo sobre el valle dejando constancia de los sabrosos
cocinados de carnes y caldos hechos por mujeres fuertes, hacendadas, dispuestas
a salir adelante frente a cualquier adversidad.
En Trasmoz, anualmente, se elige a una mujer del pueblo como bruja del año. Se trata de destacar a la mujer del municipio que se ha interesado e implicado en la mejora del pueblo. Dar visibilidad al esfuerzo y dedicación de la mujer que colabora para que su pueblo sea un lugar más acogedor, más habitable y humano. Porque esas son las cualidades que mejor describen a las verdaderas brujas de Trasmoz. Mujeres que buscan las mejores soluciones para resolver los problemas de sus convecinos. Antiguamente elaboraban ungüentos y remedios caseros para mejorar la salud, curar heridas o paliar enfermedades. Proporcionaban alimentos a sus familias y cuidaban del lugar y el ambiente donde vivían. ¿Hay algo más importante que realizar estas cosas?
Día de la Feria de brujería. Las nubes envuelven la tarde de misterios. El Moncayo
majestuoso reposa en el tiempo. Las historias engalanan las calles de
esoterismo. Los papás responden a las preguntas curiosas de los niños.
Respuestas que generan nuevas preguntas incontestables. Cuando el misterio se
intenta explicar, éste se hace más voluminoso e incomprensible. Y emergen muchos
más cuentos y leyendas sobre la magia moncaína.
Algunas personas suben a lo más alto del castillo para ver
en lontananza hasta donde lleguen sus ojos. La belleza se derrama a los pies de
la tierra en tapices de colores verdes y ocres. Y las manos se quedan vacías al
intentar atrapar las maravillas de estos lares de encanto. Trasmoz, pueblo
maldito en su historia y, a la vez, bendito por sus brujas y todas las brujas,
que sin ser conscientes de que lo son, se acercan a visitarlo.
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