lunes, 19 de febrero de 2024

Niño alfarero


         Un niño de piel bruna y cabellos ensortijados juega con el barro en el camino, junto a un charco. Levanta los ojos. La mirada le traslada a un horizonte arrebolado. Y mira un poco más allá, donde presiente que están sus sueños.

Un arco iris de fantasía derrama algunos soles. Oro de la tarde. Amalgama dulce de ilusiones en un crisol de luces doradas. Con sus pequeñas manos el niño modela un cuenco. Si viviera su abuelo le dejaría el torno de alfarero que construyó con sus propias manos. Sus padres lo vendieron para poder comer durante unos días. No importa. Aprendió a realizar delgados churros que, superpuestos unos encima de otros, servían para elaborar vasijas.

Acaricia el barro mientras configura el recipiente. Una brisa vespertina susurra al oído su canción preferida.  El niño enciende su rostro de alegría. El charco se hace mar y el color marrón del lodo se convierte en lingotes de esperanza.

 

 


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