miércoles, 5 de mayo de 2021

Remanso de paz


 

         ¡Qué bueno encontrar un remanso de paz! ¿No has buscado, en muchas ocasiones, un espacio de tu vida en el que sientas la felicidad? ¿No has necesitado dejar la cotidianidad y soñar en un instante sereno donde tú seas tú? ¿Nos has comprobado cómo lo esencial se escurre como el agua entre las manos?

         Y todo se consume en un abrir y cerrar de ojos. Los latidos del corazón solamente se escuchan en la amenaza inminente y, sin embargo, pasan desapercibidos cuando fluyen al compás del diapasón que marca el ritmo de la existencia.

         Se corre de un lugar para otro sin importar el origen ni el destino. La velocidad pasa al primer puesto de la axiología. De esa manera dilapidamos los momentos presentes, nos perdemos el disfrute de la belleza del lugar dónde nos encontramos. Aceleramos y el ruido motorizado de la actividad ensordece la melodía de vivir con intensidad. Se pierde la consciencia del ambiente que nos rodea. Los pájaros siguen cantando y solo se percibe el chirriar de las ruedas metálicas del tren sobre la vía.

         Caminamos hacia ninguna parte donde nadie nos espera. La nada no es atractiva. Pero, por aquello de que no se va a perder el tiempo en cosas que, aparentemente son tonterías,  preferimos no detenernos en el camino. Todas las señales nos indican stop. Pero nos las saltamos con la ilusa pretensión de que llegaremos antes. ¿A dónde?

         ¡Para un momento!

Siéntate.

Calla.

Déjate llevar.

Tranquiliza tu ser.

Abre los sentidos.

Respira.

Solamente respira.

Una y otra vez.