Voy a
explicarlo porque hay señorías que lo desconocen. El parlamento es la asamblea
legislativa en la que sus parlamentarios representan la voluntad del pueblo.
Lamento o lamentación es una queja, disconformidad o sentimiento de dolor. Las
quejas y lamentaciones ya las hemos manifestado los ciudadanos. Para canalizar
estas lamentaciones y encontrar las mejoras necesarias hemos elegido a los
parlamentarios/as. Si sólo saben quejarse y lamentarse, yo les considero “para-lamentarios/as”.
Estoy un poquito cansado de tanto lloriqueo y plañidera. Menos quejicas y más
arremangarse las mangas para trabajar, como cualquier ciudadano/a. ¡Tanta
tontería!
Vivir y sentir
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viernes, 28 de octubre de 2016
miércoles, 26 de octubre de 2016
Tú
Tú eres como nadie.
Nadie piensa como tú,
ni siente como tú.
No quieras ser como quieren,
ni pienses en lo que piensen.
Simplemente, piensa.
Tú eres tú.
Puedes crear
lo que nadie sabe hacer, como tú.
Sin ti, nada sería igual en este
mundo.
Nadie llegará a ser tú.
Como tú nunca serás nadie.
Tú eres diferente.
Ámate.
Así conseguirás ser tú,
Te quieres por lo que quieres.
Para qué vivir como no quieres
si,
quien te quiere, te quiere como
eres.
A lo tuyo, tú.
Y si eres tú, sé tú.
Siempre.
domingo, 23 de octubre de 2016
¿Se puede decir?
La
iglesia católica está agonizando. Muchos de los creyentes inseguros de su fe se
sienten rechazados o excluidos de la iglesia. Las misas son para los
religiosamente seguros. Y los curas, bajo la dirección de sus jerarcas
eclesiásticos, se aferran a las normativas de la institución, con la única
finalidad de mantenerse a lo largo del tiempo. Es casi imposible encontrar en
los templos algún resto de ese dios cristiano.
Me
atrevería a decir que la mayoría de las personas están buscando sin cejar un camino
que dé respuestas a sus interrogantes, a esos misterios indescifrables del ser
humano. Estas personas están solas y rechazan de plano a quienes se ven superiores
porque se creen que poseen la “única verdad” y al “dios verdadero”.
martes, 18 de octubre de 2016
Guerra y conciencia
Las palabras se esconden
en la penumbra del ser
como una chiquilla asustada por los tanques
en esa guerra que nadie quiere ver.
Se apaga con un clic el mando de la tele
y se borra la conciencia de la maldad existente.
Adormecer el sentimiento humano
como la mejor forma de sobrevivir
en el sinsentido de esta humanidad decadente.
Se prefiere soportar la publicidad reiterativa
al pensamiento que fluye del ojo del periodista desconocido
que atrapa imágenes de horror en su mirada,
al germen de sus insomnios eternos.
La guerra no es un film.
Todo está tan lejos, para la cobardía.
Las manos han dejado de trabajar la libertad
y por ello se prefiere la esclavitud consentida.
Atamos el pensamiento con cadenas que anestesian la realidad.
Para unos, las heridas son tatuajes estéticos
Y, para otros, la señal de su suerte,
la evidencia de que todavía siguen vivos.
Para unos, elegir un buen vino es una señal de su cultura
y, para otros, el agua embarrada lo único que han bebido hoy
que les permite buscar comida, mañana.
Duele el alma y se palia el sufrimiento con orfidal.
La fiesta continúa.
Los cohetes de la feria se confunden con la explosión de las
bombas.
Las guerras y la guerra del odio minan esta tierra sin
conciencia.
Humanidad, a veces tan inhumana.
viernes, 7 de octubre de 2016
Promesa y obligación
Hoy día no está de moda la palabra compromiso.
Promesa que se realiza a alguien y con el cual se asume el cumplimiento de una obligación. El razonamiento interno más común es “Para qué me voy a comprometer si no tengo claro que lo pueda cumplir”. Esta suele ser la razón esgrimida por mucha gente para no implicarse en un tema. En el mejor de los casos se hacen promesas pero sin el aval de su desempeño. “Lo intentaré, aunque no te garantizo que lo haga”. La verdad es que ante esta postura casi sería mejor guardar un discreto silencio.El compromiso es una declaración de principios sobre todas las áreas de nuestra vida, el trabajo, la familia, los amigos, la economía, la política... Muestra a los demás la obligación contraída para cumplir lo que se ha dicho respecto a algo. Existen diferentes niveles de compromiso y cuanto más grave sea mayor exigencia ejercerá en quien lo asume.
La convivencia en una sociedad se fundamenta en las relaciones comprometidas de sus individuos porque el bienestar social no se concibe sin la colaboración entre sus componentes. Continuamente se están produciendo acuerdos, pequeños contratos ya sean escritos o verbales, explícitos o implícitos, fruto de las conversaciones que mantenemos con los demás. Por ejemplo si yo le digo a un amigo que mañana le llevaré el libro que me prestó, él espera que cumpla lo dicho. De lo contrario comenzará a dudar de mi palabra y por tanto mi compromiso se verá dañado en un futuro.
El coraje de mostrar a los demás nuestras intenciones crea lazos fuertes en las interacciones personales, pero además es digno de admirar si conseguimos evidenciar la correlación que mantenemos entre las palabras y los hechos.
De "Caminar a tientas", Rafael Roldán, Ediciones Universidad San Jorge
martes, 4 de octubre de 2016
Palabras derramadas
En los ojos.
Esas miradas tristes que anuncian la soledad.
Esperando la sonrisa ajena, como el labrador
con la lluvia que preña su tierra de vida.
En la boca.
Esos labios cerrados y secos.
Voces apagadas desde el adiós
a los papás que los vieron crecer.
En los oídos.
El silencio vacío que sólo recoge
el murmullo de sus soliloquios entrecortados
con el brote de sus recuerdos.
Si pudieran escuchar
alguna palabra derramada en el fondo
del ser despertarían con el canto
matinal y alegre del gallo.
Si algunos labios pronunciaran,
al menos una palabra derramada,
en un nombre que alegre la vida.
Todo sería distinto.
Si una mirada se fijara en esos ojos
ávidos de compañía serena,
no caería ninguna lágrima
sobre las palabras derramadas en el desierto.
Las soledades nunca se harían fuertes en la noche.
El rumor de la lluvia anunciaría
el verdor intenso de los prados.
Bastan unas palabras derramadas…
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