La ley de Pareto o la regla del
80/20, propone que el 80 % de las consecuencias proviene del 20 % de las
causas. Me atrevo a opinar y aplicar esta regla a las soluciones sobre el
coronavirus.
Parece que hay un cierto consenso en que las soluciones para
evitar la transmisión del virus pasan por la distancia social, lavado de manos
y mascarilla. Ahora parece ser que también es importante los frecuentar los espacios
abiertos y la ventilación porque el virus se transmite por aerosoles.
Soluciones
actuales: Multa si no se respeta la distancia social. Cierre hostelería,
aforos, etc. En unos casos sí en otros no. Compruébese autobuses, tranvía,
metro, en horas punta. Ahí no se transmite por lo visto. Multa por
desplazamientos, a unos sí a otros no. Confinamiento perimetral y perifrástico.
Multa si no llevas la mascarilla. Multa si te reúnes más de x número de
personas y no estás en la élite política, periodística o económica.
Razones que
justifican la mayoría de estas actuaciones: Hay que conciliar la salud y la
economía. 50% la salud y 50% la
economía. De acuerdo. Me apunto a esta afirmación.
Volvamos a la
ley de Pareto. Si el 80 % de las consecuencias, es decir número de infectados y
muertos se debe al 20% de las causas, ¿por qué no dedicamos el 20% de los recursos económicos a la detección,
aislamiento y curación del virus? Tests masivos, rastreadores, personal
sanitario y hospitales.
Ya sé que
muchos me dirán: “Eso es imposible”. Para ello se tendrían que poner de acuerdo
los partidos y los políticos. Pero como tenemos una clase política que solo se
representa a sí misma y se preocupa de ella misma, ¡pues claro que es
imposible! ¡Así nos va!