lunes, 27 de abril de 2020

IRRESPONSABILIDAD, ¿EL GOBIERNO O LOS PADRES?


         Ayer los niños han salido a la calle acompañados de sus papás. Una fiesta de la ciudadanía. Después de mes y medio encerrados en sus casas salieron con unas ganas tremendas de correr, saltar, hablar, gritar y disfrutar de la calle. Son niños. A algunos papás se les olvidó las mínimas normas elementales a respetar para no seguir transmitiendo el dichoso virus. Todo el mundo se les ha echado encima reprochándoles una irresponsabilidad impropia de los padres.
         Durante más de cuarenta días en Gobierno ha restringido la libertad a las familias con mayor severidad que en el resto de los países del mundo. Sin embargo estamos a la cabeza del número de muertos por millón. Se han tomado estas medidas tan drásticas es porque no han sido capaces de dotar a la población con medios de protección. Han sustituido la ineptitud de su gestión por la restricción de las libertades y los derechos ciudadanos. Han preferido la difusión propagandística para ocultar la realidad, ocultando las cifras reales de contagiados y muertos, en vez de informar con veracidad de la gravedad de la situación. Han elegido la amenaza y la sanción policial propias de un estado confiscatorio y dictatorial.
         Los padres con información y con medios siempre escogen lo mejor para sus hijos. Por mucho que “papá estado” muestre interés por los niños, nadie mejor que los padres van a velar por ellos. Lo que pasa es que, por ejemplo, como no hay mascarillas para todos no pueden obligar a la ciudadanía a su uso. Como no se han hecho test masivos, no se conoce la prevalencia del virus. No se sabe dónde se producen los principales focos de contagio, ni que pautas seguir para mitigar el problema. La inútil gestión del Gobierno la intenta disimular  echando la culpa a los padres y amenazando con volver al confinamiento.
         No confundamos, mientras han estado encerrados y calladitos con sus hijos son estupendos y, ahora, de buenas a primeras, pasan a ser irresponsables. ¡Un poquito de por favor!

domingo, 26 de abril de 2020

ARRESTO DOMICILIARIO


            Los ciudadanos estamos en arresto domiciliario. Nos ha condenado el gobierno, sin juicio previo, ni sentencia condenatoria. Se trata de una pena privativa de la libertad. Estamos arrestados no porque hayamos cometido un delito, sino porque lo podamos cometer.
            En los países donde la justicia no es independiente se limita la libertad de los ciudadanos con el arresto domiciliario. Así también se limita la libertad de expresión y no se pueden reclamar los derechos fundamentales. Son los regímenes totalitarios quienes abusan con este término “jurídico”.
            Pueden salir los niños, los niños no se manifiestan. Pueden salir los policías, guardias civiles y militares, estos no se manifiestan. Pueden salir los sanitarios, los trabajadores “esenciales”, los enfermos camino del hospital, los que tienen perro o niño menor de 14 años, los agricultores y la gente muy necesitada de lo que produce el huerto. Para toda esta gente, no es obligatorio llevar mascarillas o guantes, saber si son portadores de corona virus, porque no se han hecho una prueba eficaz que lo determine.
El resto de la ciudadanía no, que aunque se protejan de la misma manera son más peligrosos. Por eso están arrestados y están predispuestos a cometer un delito y les multarán. Están bajo arresto domiciliario, preventivo. Un ejemplo: dos policías pueden ir en el coche patrulla conductor y copiloto. Pero un camionero tiene que ir solo porque la distancia hasta su copiloto es inferior a dos metros. Un matrimonio no puede ir en su coche, tiene que ir una sola persona, pero si vas en taxi, el virus no tiene probabilidades de contagio. Ejemplos así hasta el infinito y más allá.
Y me pregunto, ¿eso de la desescalada no será una forma sutil de acostumbrarnos poco a poco al sometimiento del poder gubernamental? Eso de que ¿la información veraz es únicamente la que proviene del gobierno, no es un poco sospechoso? Ese interés por ocultar a los muertos ¿no es una forma de mentir sobre la gravedad del problema? Ese paternalismo gubernamental por no dejar a nadie atrás, ¿no será sino la propaganda de un estado comunista cuya finalidad es el empobrecimiento del pueblo y el enriquecimiento de sus líderes? El corona virus, ¿no es la ocasión perfecta para que el gobierno meta el miedo pueblo y así poder hacer lo que le dé la gana? Porque si no es así, no lo entiendo.
El hecho evidente es que sigue falleciendo muchísima gente, el gobierno miente con descaro y desparpajo. Y los ciudadanos condenados en arresto domiciliario.

sábado, 25 de abril de 2020

LOS PARTIDOS DE LA OPOSICIÓN SON UNOS “MINDUNDIS”


LOS PARTIDOS DE LA OPOSICIÓN SON UNOS “MINDUNDIS”
        
Partidos de la oposición, ¿dónde estáis? No se os ve por ningún sitio.
¿Creéis que basta con aplaudir desde los balcones y ya está? Para qué vale eso si los sanitarios siguen sin medios que les garanticen su protección. Les faltan EPIS, guantes, mascarillas, tests con garantías de calidad.
¿Dónde narices os habéis metido? No se os ve en los medios de comunicación denunciando las barbaridades que este Gobierno está haciendo. ¿Tenéis miedo a que la gente piense que no apoyáis a un gobierno en esta pandemia? Y con eso os justificáis. No vaya a ser que se pierdan votos por el camino. ¡No señor! La oposición está para controlar a este gobierno inútil, incompetente y me atrevería decir genocida. Hay que denunciar la carencia de tests, de mascarillas para los ciudadanos y poner manos a la obra para conseguirlos. Hay que denunciar la falsedad de las cifras de muertos. Hay que decirlo. Que la ciudadanía se entere.
Partidos de la oposición, sois unos mindundis. Os habéis confinado en vuestras casas o chalets a la espera que pase la tormenta. ¡No señor!
Se está hundiendo la economía, el país se está yendo al traste, veis que se está disparando el número de empresas que jamás volverán a abrir y la cantidad de trabajadores que han perdido su puesto de trabajo. Y vosotros calladitos, jugando al monopoly con vuestros niños, cantando la canción de resistiré.
Los dos tercios de los fallecidos por coronavirus se están produciendo en las residencias de ancianos. El vicepandemias es el encargado de hacer algo con este tema, ¿lo habéis visto en alguna residencia, al pie del cañón? Pero es que a vosotros tampoco se os ve. Tened un poco de vergüenza y salir en los medios de comunicación. Dar la cara. El presidente y sus secuaces nos dan la turrada 9 horas al día en la tele y vosotros no salís ni un minuto. ¿Es que estáis satisfechos con lo que se está haciendo? Si es así decirlo para saber que sois cómplices de un Gobierno indecente, manipulador, sin escrúpulos y mentiroso.
Sois unos mindundis, señores de los partidos de la oposición.


jueves, 23 de abril de 2020

23 Abril 2020 SAN JORGE. DÍA DEL LIBRO.




Hoy es un día extraordinario para soñar con los libros. He recopilado aquellos con los que he disfrutado muchísimo antes, durante y después de escribirlos. Felicito a todos los Jorges y a quienes hacéis de la lectura una pasión. ¡Ánimo y fuerza para salir de esta pandemia!    Un fuerte abrazo

miércoles, 15 de abril de 2020

¿Qué ley impide que yo salga de casa?


Si alguien me pudiera explicar –sin llevarme a la esquizofrenia- qué ley actual impide que yo salga de casa, se lo agradecería mucho.

-Puedo salir a pasear al perro, doy unas vueltas por donde al perro le apetezca y a casa. No pasa nada. Si voy solo, sin perro, por donde yo quiera, me pueden multar. Debe ser porque el perro se hace responsable de mis actuaciones.

-Puedo ir a trabajar a una empresa del metal que dista de mi casa más de 30 km. Trabajo durante 8 o más horas con otros compañeros de trabajo y vuelvo a casa. No pasa nada. Pero si voy labrar a mi huerto, allí no hay nadie, que dista 20 Km de mi domicilio habitual, me pueden multar. Si quiero coger una borraja me tengo que desplazar a un centro comercial o a la verdulería y en la calle, esperar en la fila a que me toque entrar.

-Puedo ir a la farmacia. Voy compro unas pastillas juanolas o una crema hidratante y a casa. No pasa nada. O comprar el pan. No pasa nada. Allí veo a la farmacéutica, o al panadero según sea el comercio y hablo con ellos.

-Puedo ir a visitar a mis padres ancianos, ver si necesitan algo. Hacerles la compra o limpiarles el baño. No pasa nada. Pero no puedo ver a mi hija, que vive en el otro extremo de la ciudad y aunque lleve una bolsa de plástico, no cuela.

-Puedo ir solo en mi coche y no puedo llevar un acompañante. Pero si cojo un taxi, no pasa nada. Parece ser que el taxista va fuera del habitáculo automovilístico y es totalmente inocuo. Porque el problema está en la finalidad de mi viaje. Que el virus es muy listo y lo sabe todo.

-Estoy geolocalizado con el móvil. El gobierno controla las redes a través de la Oficina de Coordinación Cibernética y el control de bulos a través de las agencias Maldita o Newtral. Todos los días da ruedas de prensa en la tele con los diferentes ministerios. Las preguntas las dirigen los medios de comunicación afines al gobierno. Culmina la actuación informativa con la comparecencia del Presidente en las noticias de fin de semana y da un mitin de más de una hora. En el Parlamento no se contesta a las preguntas de control al Gobierno. No pasa nada.

Parece razonable lo siguiente:
-Me gustaría que me hicieran un test para saber si estoy infectado, pero no hay manera de conseguirlo. Si eres asintomático tienes que ser ministro para ello.
-Llevo mascarilla (la mejor que he conseguido), guantes, y un bote de alcohol o desinfectante. Friego con legía manillas, tiradores, suelos, etc. Zapatos desinfectados, si he pisado fuera de mi casa.
-Guardo la distancia de seguridad de 2 metros.
-Y, por supuesto, evito salir de casa por encima de todo.

No tengo claro que este decreto de confinamiento pueda limitar mi libertad para salir de casa. A no ser que convenga a los poderes públicos usar el miedo y mi privación de libertad para lo que les dé la gana.



jueves, 9 de abril de 2020

Bécquer y la luna



            Noche estrellada. El silencio pasea de puntillas por el monte. La luna allá en lo alto. Claridad nocturna. Una caricia del viento llama la atención del poeta y gira su rostro para ver de dónde proviene el sonido. Permanece hierático, sentado, mirando las sombras derramadas en la Huecha.
Unos pasos, apenas perceptibles, remueven pequeños guijarros en el camino al cementerio. Zapatos de charol. Calcetines de puntillas, blancos también, como la clara luna y el vestido de comunión que la envolvía. El cabello sobre sus delicados hombros femeninos, ensortijado en bucles de oro y arcanos deseos. El sendero del castillo de Trasmoz se había borrado con el olor del tomillo y el aliento del Moncayo.
Gustavo, el poeta romántico, sentado. Con una mano sostiene el contador de las horas, de los días y de las eternas esperas sin nombre. En la otra, esas cartas inéditas que un día leerán tantos ojos ávidos de la belleza. La mirada reposada, en lontananza, fantaseando con el silencio monacal del monasterio de Veruela. Envuelto en su capa, amiga de inviernos y senderos, nota una presencia a sus espaldas. Una mano gélida toca su hombro y el escalofrío hace crujir los cimientos de la fortaleza. Vibraciones que llegaban al mismísimo nigromante que la construyó.
-No temas amigo. He bajado de la ardiente luz clara, para sentarme a tu lado, y soñar, en este espacio maldito para creyentes, en esta bruma esotérica de brujas y embrujos, de queimadas y locura, de placer y poesía.