sábado, 4 de agosto de 2018

Vacaciones del profesorado


Atrás queda la pizarra borrada un sinfín de veces, los nombres de chicos y chicas impresos en la memoria diaria, las horas empleadas en preparar las clases, las reuniones, las entrevistas, los trabajos corregidos, el repaso a los exámenes para evitar equivocaciones, las palabras de ánimo, las reuniones con los colegas, los claustros.

¡Por fin llegaron las vacaciones!

Es una época ideal para enchufar el cargador de las pilas educativas y dejarlo conectado hasta septiembre. Tomar nuevas fuerzas, dejar que la arena de la playa filtre los cansancios y la mar equilibre la tensión que, tantas veces, se ha disparado a lo largo del curso.

Es buen momento para descansar, leer aquellos libros aparcados que han esperado su turno, felicitarse por el trabajo bien hecho y desear lo mejor a quienes han sido el centro de la tarea durante un intenso curso.

         Es tiempo de reconocer la labor educativa del profesorado. El resultado de su dedicación y profesionalidad suele ser intangible en la mayoría de los casos. Pero no por ello deja de ser relevante para la historia personal de los educandos. A veces, la impronta que el profesorado ha dejado en su alumnado, sólo es evidente con el paso de los años.

Tal vez, con el paso del tiempo, alguien les reconozca la estupenda labor realizada y se les recuerde porque fueron las personas que despertaron las ganas de superación y crecimiento personal.

Quienes se dedican a la educación también se merecen un buen descanso, de verdad. Así, cuando llegue septiembre, los nuevos alumnos y alumnas que pisen sus aulas se encontrarán con personas dedicadas e ilusionadas. Con la frescura y toda la fuerza del mundo para transmitir los conocimientos y valores que ayuden a configurar una humanidad mucho mejor que la que se han encontrado.

                ¡Feliz verano!

Moncayo-estanque