jueves, 28 de enero de 2021

LA TV

Vivir y sentir la TV todos los días. Si al pasar por el cuarto de estar hay dudas de qué es lo que se puede hacer, se enchufa la TV. Aunque no haya nadie viendo la TV, ésta sigue conectada. El sonido, las imágenes salpican la vida cotidiana de los ciudadanos todos los días y a todas las horas. Son muy pocos los hogares donde la TV no está en funcionamiento al menos cuatro horas diarias. Y en la mayoría de ellos, solo se desconecta cuando todos los miembros de la casa están durmiendo.

Es uno de los recursos más utilizados como elemento de distracción y pasatiempo. Lo destaca Pedro Baños en su última publicación El dominio mental. En la mayoría de los hogares se dedica más tiempo a ver la tele que a dormir.

Sin embargo, en las conversaciones habituales, los ciudadanos manifiestan que apenas ven la TV. Unos argumentando que es un rollo, otros que no echan nada interesante, que solo se ven anuncios, que es un bodrio los programas de entretenimiento, que las noticias están manipuladas, etc. Ahora bien, si se pregunta por lo que ha dicho un famosillo en la TV, todo el mundo sabe lo que ha manifestado, por casualidad. Salir en la caja tonta proporciona una publicidad impresionante. Quien sale en la tele es alguien y quien no sale en ella, no es nadie.



¿Se ha pensado las consecuencias de que un medio de comunicación como es la TV nos esté bombardeando con una información unidireccional? ¿De verdad nos creemos los ciudadanos que tenemos la capacidad de discernir lo que nos conviene ver o no, en un medio que tiene el control total de emitir lo que le interesa? Nuestra libertad se limita a cambiar de canal. Cada día se comprueba que las productoras de la TV dependen de los mismos poderes fácticos.

Yo me quedo con lo siguiente: Cuanta más TV consumes, en más pensamiento único te conviertes. Eso sí, te hacen creer que eres muchísimo más libre (puedes cambiar al canal que quieras).

 

Rafa, 28-enero-2021

www.vivirysentir.es

lunes, 18 de enero de 2021

El poder de la “borregresía”

 

El poder de la “borregresía”

         Hoy está prohibido pensar. La capacidad que tiene el ser humano de formar ideas en su mente y relacionarlas entre sí. La facultad de realizar abstracciones de la realidad o elaborar procesos racionales del intelecto. O, simplemente, la expresión a través de la palabra de los sentimientos o sensaciones que se producen en el ser humano a cada instante de su vida, no se pueden expresar con libertad.

         Nos tienen engatusados con palabras huecas a las que se debe pleitesía, cuando no sumisión absoluta. Los poderes fácticos financian a los medios de comunicación para que se encarguen de transmitir a la población lo que son valores y contravalores. Las ideas que son aceptables y las que deben ser rechazadas de forma radical. Las televisiones utilizan los servicios informativos, las tertulias e incluso la programación de las series, películas o concursos para que puedan ser útiles a la consecución de los objetivos manipuladores de la sociedad. Y estos objetivos, principalmente se ciñen al lema: “Nosotros nos encargamos de todo y tú no tienes que pensar”.

         Para ello todo el mundo tiene que estar controlado, en base de datos, conectado al móvil y geo-localizado. Debe utilizar sólo la tarjeta electrónica y cobrar el sueldo a través de transacción bancaria. Debe tener centralizado su historial sanitario, la medicación que recibe, las operaciones que le han realizado y el calendario de vacunas. Hacienda es sabedora de todos los movimientos económicos que realiza el ciudadano para sustraerle parte de su dinero. La excusa es perfecta. Lo “público” se antepone a lo privado.

         Los movimientos autodenominados sociales están aprovechando estas circunstancias para llevar el ascua a su sardina. Lo público, el estado, el poder único y el pensamiento también único y universal. Hay que conseguir transformar a la sociedad en una “borregresía” o conjunto de borregos que siguen a un pastor. Toda oveja que se desmande será apartada del rebaño, aniquilada o cuando menos, despellejada para escarnio y ejemplo a sus congéneres.

         En esta tarea de aborregamiento contribuyen las redes sociales especialmente. Twitter, Facebook, Instagram, Youtube, etc… En estos momentos ya deciden qué declaraciones de presidentes de gobierno pueden ser difundidas y cuáles no. Las redes se están erigiendo, en la referencia absoluta de lo que es un valor o un contravalor. En lo que es plausible o rechazable. En lo que es bueno o perverso. Ético o inmoral. Están consiguiendo expedir el carnet al ciudadano con el título de apto o no apto para pertenecer a esta “borregresía”. Si no consideran al ciudadano apto, lo censuran, le quitan seguidores, o cierran su cuenta. Si es apto, lo promocionan como influencer, puesto que contribuye a la consolidación de la borregresía.

         Antes había una distinción clara entre “progres y retros”.  El progre se suponía que buscaba la innovación, el pensamiento divergente, la creatividad, etc. Mientras que el retro le gustaba más lo tradicional, amaba las costumbres y repetía lo que había aprendido en generaciones anteriores. Ahora solo se puede ser “borregre”. Hace lo que dice la mayoría. A mayor cantidad mayor razón. No se cuestiona absolutamente nada. Lo público es bueno, lo privado es malo. Repite  el eslogan de moda. Se hace fotos a sí mismo, una y otra vez en busca de “likes” y cree en las empresas que se encargan de decir cuáles son las falsas noticias.

         La filosofía o el amor a la sabiduría es cosa de antaño. ¿Para qué pensar si no se puede hacer nada? Y si se piensa que sea en voz bajita, no vaya a ser que se discrepe de la “borregresía” y anatema seas, condenado a las mazmorras del ostracismo.

 

domingo, 3 de enero de 2021

VIVIR Y SENTIR EL AÑO NUEVO

Vivir y sentir el año nuevo

          Muchas personas queremos olvidar el año pasado. Fue una pesadilla con la aparición del coronavirus. Las expectativas que se habían puesto en su inicio se echaron por tierra a los poco meses. Llegó marzo y con él, el confinamiento en los hogares. Hacía mucho tiempo que la libertad no se sentía tan amenazada. La mayor parte de los planes personales se postergaron para el momento en el que llegara la normalidad. Y esa normalidad, no llega nunca. Hablan de la nueva normalidad como si la vida fuera estática y los cambios no se produjeran. La vida nunca es normal. La vida está en un cambio permanente. Por tanto, no podremos encontrarnos como antes de la aparición del virus. Se ha iniciado un año nuevo. Propongo vivir y sentir el año nuevo de una forma distinta, como se merece la condición humana.


         Vivir y sentir el año nuevo. Vivir y sentir una vida nueva. Este deseo recurrente todos los años no es fácil conseguirlo. Está supeditado, fundamentalmente a la salud. Y ésta no depende en su totalidad de nosotros. Es un gran regalo al que podemos contribuir cuidando nuestros hábitos de vida. Pero al fin y al cabo sigue siendo un regalo. Así que con el permiso de tu salud y si realmente quieres vivir y sentir el año recién estrenado como el año de tu vida, te propongo varios retos:

 

1.- Piensa a conciencia no más de dos o tres deseos que te gustaría ver cumplidos. Sin prisas, dándote el tiempo que creas necesario para concretarlos. Con ambición y realismo. Mezcla el atrevimiento y la humildad.  

 

2.- Cuéntaselo especialmente a tus seres queridos. Explícales con el mayor detalle que propósitos o deseos quieres alcanzar. Y, si lo crees conveniente, pídeles la ayuda que necesites en el momento que consideres.

 

3.- Anota los pequeños logros que vas consiguiendo y destaca los pasos que todavía te faltan. Cuando te des cuenta de los errores que vas cometiendo, alégrate porque es la señal de que estás en la dirección correcta. Reconoce los fallos y mejora tus actuaciones. Pero sobre todo permanece en los objetivos marcados.

 

4.- Agradece sin medida a quienes te hayan ayudado durante el proceso. Nunca te canses de dar las gracias por lo pequeños detalles. Es necesario recordar que nuestra vida depende mucho de las personas que nos rodean y siempre recibimos mucho más de lo que damos.


 

Solo al final del proceso, cuando hayas evaluado los resultados, sabrás con certeza si el cambio se ha producido. Pero con toda seguridad te habrás acercado a la meta o expectativas que habías deseado más de lo que te imaginas. Durante el camino habrás vivido y sentido el año como realmente nuevo. Si te quieres, ¡atrévete!

                                                                     RaRoLo

 

 

sábado, 26 de diciembre de 2020

SOCIEDAD DE EMPERADORES

               Estamos creando una sociedad de emperadores. Desde antes del nacimiento, el enfoque y sentido de las actuaciones paternas se orienta a la complacencia del nuevo ser que va a venir a este mundo. Se deben crear las mejores condiciones de habitabilidad, el cuarto del bebé, la cuna, el carrito, el baño, la ropa del primer año, los juguetes, etc. De transporte, hay que cambiar el utilitario por un monovolumen espacioso, en el que quepa la sillita, y los complementos para el pequeño. Si es posible cambiar de piso con una habitación exclusiva. Hay que garantizar la guardería, la plaza en un centro escolar de infantil. Asegurar que va a estar atendido por una canguro mientras los padres van a trabajar. Cerciorarse de que los gastos intrafamiliares no se van a distorsionar tanto como para tener que renunciar a las vacaciones veraniegas, el viaje del año, o ir demasiados ajustados para hacer frente al préstamo hipotecario. Hay que estar seguros, muy seguros de la decisión que se va a tomar: la crianza de un emperador/a. Aquí no hay diferencia de género. 

            Los maestros deben andar con cuidado. No se deben pasar ni un pelo con el niño. ¡Ojo a los métodos de corrección de conductas inadecuadas! Los padres les pueden montar un pollo de aquí te espero. No se te ocurra llamar la atención a nadie en un servicio de transporte público por alguna acción incivilizada. La libertad personal ampara casi todo. La libertad de expresión, también está garantizada. Aunque sea para excrementar sobre tus muertos. Y, como en este ejemplo, se podrían analizar miles de otros similares.

 

            La estirpe del emperador es muy especial. Se caracteriza porque no tiene ningún deber y dispone de todos los derechos, conocidos o no. Teniendo en cuenta que se conceptúa como deber la obligación moral de una persona hacia otra y como derecho la exigencia de lo que se considera éticamente correcto, establecido o no legislativamente. El origen nobiliario del emperador se ha instalado en la concepción básica de nuestra sociedad. Per se, toda persona nace, crece se multiplica y muere con el apellido de emperador. Es decir, su vida se va a desarrollar plenamente solo si puede ejercer todos los derechos sin límite alguno. Recordemos, un emperador solo tiene derechos. Los deberes los tienen los demás hacia el emperador.     

                 

            Hoy sólo se habla de derechos. Derecho a la libertad, a una vivienda, al trabajo, a decidir, el derecho de la mujer, de los niños, de los mayores. Derechos, derechos y derechos. Incontables e innumerables derechos. La palabra derecho se antepone a casi todo y se subraya con énfasis en cualquier ámbito de la sociedad. Sin entrar en la legitimidad a defender los derechos humanos que tantas veces se conculcan, se ha olvidado hablar de los deberes.

 

            Hoy no se habla de deberes. Suena un poco a carca y facha. El deber de respetar, el deber de ser responsable, el deber de obedecer a los padres, el deber de cumplir con la obligación, el deber de colaborar con la ciudadanía, el deber de estudiar y/o trabajar, el deber de… Los deberes se han reducido a identificarlos con la actividad que realizan los estudiantes en cuanto terminan sus horas lectivas. Los deberes no se exigen, se justifican perdiéndolos en el cajón del olvido.

 

            Aquella frase típica que expresa la idea de que cada derecho está asociado a un deber, ha pasado a mejor vida. Derecho a la educación se supone que está unido al deber de estudiar. El derecho a la sanidad está unido al deber de cuidar de la salud personal. El derecho a no ser agredido por los demás con el deber de respetar a todas las personas. En estos tres ejemplos, la primera parte de las  frases –hablan de derechos- son escuchados con atención, mientras que la segunda parte de las frases –hablan de deberes- suenan como un ruido de fondo. En resumen, se defiende el derecho y se olvida el deber. Se ha conseguido anestesiar “los deberes” en esta sociedad y cuando contemplamos las consecuencias, nos echamos las manos a la cabeza.

 

            Se nos ha olvidado que se está alimentando permanentemente al monstruo emperador. Una persona omnipotente, sin deberes para con los demás, dotada del máximo poder, egoísta e individualista. No puede haber más de un emperador. Por tanto el resto del mundo son sirvientes, súbditos, vulgares recursos cosificados al servicio del gran emperador. Y cuando no se puede ejercer en toda su amplitud y en todos los ámbitos la función de emperador, pues cada emperadorcillo la ejerce con quien puede y con la mayor tiranía posible. Es decir, el abuso desmesurado del poder, el dominio sobre otras personas y la carencia de deberes está conformando una sociedad a la que se le llena la boca con la defensa de los derechos, pero que alimenta sin límites todo lo contrario.

 

 

 

 

 

viernes, 11 de diciembre de 2020

No te puedes fiar

 

Vivimos en unos tiempos y en unas circunstancias en las que no te puedes fiar de casi nada y de casi nadie. La palabra no es precisamente garantía de que lo acordado se vaya a cumplir. Se exigen la mayoría de los contratos por escrito. Y, pese a ello, ya se encargan los letrados de buscar las rendijas que existen en la justicia, para tratar de evitar lo correcto y aceptar lo legal como la prioridad del contrato. Porque correcto y legal no siempre coinciden.

 

Al adquirir cualquier producto se suelen especificar los diferentes elementos que lo componen, o las especificaciones técnicas, sanitarias, etc.,  a tener en cuenta. Si por el motivo que fuere no reúne tales informaciones el cliente tiene derecho a que se lo cambien por otro en perfectas condiciones o le devuelvan el importe íntegro. Normalmente existe una costumbre de revisar a fondo dicho producto y en el caso de disconformidad se actúa en consecuencia.

 

De igual manera sucede en los contratos de servicios. Ya sea un servicio de reparación del automóvil, la reforma de la cocina o la estancia de un fin de semana en un hotel. Se da la circunstancia bastante habitual de que cuando ha finalizado la actuación del servicio el cliente revisa a fondo si ha sido correcto. Y más vale que haya sido así, porque de lo contrario se suele realizar una reclamación o lo que vulgarmente se denomina “montar un pollo”, que resuene en los confines del universo.

 

Si se vota a un partido político, se supone que votas un programa en el que te ha mostrado las principales actuaciones que va ejercer, tanto si gobierna como si está en la oposición. El contrato firmado mediante el voto es ese y si no se cumple, el votante dejará de votar a ese partido. El problema es que hay que esperar cuatro años para dejar de votar al partido que no cumple con sus promesas. O el problema es que se vota sin conocimiento real de los objetivos del partido al que se vota.

 De los medios de comunicación se espera una información fiable. Los informativos de las televisiones, los diarios de prensa o los programas de información en radio, deberían ser independientes y rigurosos, informativamente hablando. Especialmente aquellos medios que son de carácter público y pagados por el contribuyente. Aunque la realidad dista mucho de ello. Lo más habitual es que la mayoría de los periodistas trabajan a las órdenes de quien les paga. Y el que paga manda. A cambio de un pedazo de pan el asalariado periodista pierde la libertad.

 

La evidencia de la realidad es terca. No te puedes fiar.

 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Que hoy seas feliz




     Se acercan días entrañables para la familia. Momentos de recuerdos, de vivencias difícilmente olvidables. Entramos en el mes de diciembre y con este mes invernal llega la celebración de la Navidad. 

    Por ello, te desearía una Feliz Navidad y un próspero año pero me suena a tópico y cumplido. Te deseo que hoy seas feliz, sin más. En este momento tienes la posibilidad de alegrarte de la vida, de reconocer a tus personas queridas como lo mejor que jamás soñaste, de respirar, de sentir, de amar e incluso de sufrir. Si es así, todavía dispones del gran regalo de la vida. ¿Qué más quieres?

No es necesario que digas nada, simplemente sonríeAunque nadie te vea estarás siendo consciente de una riqueza inconmensurable. 

Disfruta sin medida.
 
Abraza para sentirte cada vez más cerca de la humanidad. 

Saborea el pan duro que no consumiste el día anterior. 

Recréate contemplando las hojas caídas. 

Mira hacia atrás y ríete de tus payasadas

Sueña en la vigilia y duérmete recordando cualquier cuento infantil. 

Tal vez aparezca esa estrella que siempre has estado buscando.

jueves, 19 de noviembre de 2020

¿LIBERTAD?

 

         No sé si seré el único rarito de este país, España, que en esta época de pandemia ha visto y comprobado una amenaza real a la pérdida de libertad personal y ciudadana. En aras de vencer a la curva de contagios y muertos, como si tuviéramos una lucha con las representaciones gráficas de cualquier tipo, se justifican una serie de medidas, cuando menos dudosas y cuestionables, para prohibir y castigar.

    Los famosos expertos anónimos, desconocidos e inexistentes, encabezados por el famosillo de la tele doctor Fernando Simón, que luego no es tal doctor, al comienzo de dar a conocer a la ciudadanía el problema que se nos venía encima con el coronavirus y para dejarnos tranquilos nos cuentan la gran mentira. Uno o dos casos, que de producirse se podrían controlar sin mayor problema. Han pasado nueve meses y vamos por unas 70.000 personas muertas. Aunque la mentira oficial sea de 40.000. El “doctor” sigue en su puesto, el ministro también. Nadie ha dimitido ni se siente responsable absolutamente de nada. Es más, argumentan que si no hubieran estado ellos, se hubieran producido siete veces más de muertos.

   La libertad va íntimamente unida a la responsabilidad. Y si los responsables no la ejercen la tiranía de sus decisiones son una evidencia. En este caso se ha mentido descaradamente al pueblo. Es decir, se le ha privado de su libertad. Se nos ha manipulado en beneficio de no sé sabe bien qué. O quizás se conoce demasiado bien.

         Nos intentaron convencer de que las mascarillas no eran necesarias. Las gotas del bicho eran muy pesadas y caían al suelo inmediatamente. Mientras, la ciudadanía comprobaba que en otros países se habían preocupado de dotarse de ingentes cantidades. Supongo que sería por interés coleccionista. A todo el mundo le entró el deseo de poseer una mascarilla en su poder. Total para qué. Los test PCR no merecían la pena, eran muy difíciles de interpretar y no servían. Te hacías un test pero al minuto siguiente podías estar contagiado. La solución, encerrados en casita. En la actualidad las mascarillas son obligatorias, cuanto más caras sean más recauda el gobierno y para colmo las que recomienda como más efectivas, a esas no les reduce el IVA.  Los tests cuantos más mejor, de todos los colores y tamaños. Especialmente si eres futbolista de élite, político con gorrilla o famosete en los medios de comunicación.

         La solución siempre pasa por la privación de libertad. Prohibición de acceder a la información veraz. Incapacidad para elegir la mejor decisión, puesto que no se proporcionan elementos objetivos en los que fundamentar la responsabilidad personal y colectiva.

         Hoy más que en ningún periodo de la democracia española se está produciendo un recorte de las libertades en aras de paliar una pandemia mortal. La privación de libertad se ejerce untando a los medios de comunicación con dinero público y legislando a través de un ministerio de la verdad, su verdad. Tapando la boca de los jueces con mascarillas de acero controlando el poder judicial, apropiándose el gobierno la fiscalía general del estado para retrasar, paralizar o acelerar las causas que convengan al poder ejecutivo y a sus intereses partidistas. Gobernando a golpe dedecreto, sin control parlamentario y un sinfín de tropelías propias de dictaduras.

         Hay dinero para todo. Pero no se pude dotar a la sanidad de los recursos que necesita, personal, UVIs, equipos de protección, rastreadores, etc. No se pueden facilitar mascarillas, ni tests a toda la población para prevenir y afrontar la pandemia. No se informa con veracidad del estado real de la situación por las posibles pérdidas de votos en las siguientes elecciones, es decir, para no perder el poder.

         Ahora ya se ha conseguido echar la culpa de todo a la irresponsabilidad del ciudadano. Por tanto hay que privarlo todavía más de libertad y en caso de incumplimiento, castigarlo, multarlo. Cerrar su negocio porque es propenso a delinquir. Conseguir que dependa todo del papá estado que es quien sabe lo que te conviene. No tienes que pensar, no tienes que decidir, simplemente debes obedecer. Si no lo haces se te tipifica como un desgraciado que debes ser apartado del rebaño.

¿Libertad?

 

 

jueves, 12 de noviembre de 2020

Ley de Pareto y coronavirus

 

La ley de Pareto o la regla del 80/20, propone que el 80 % de las consecuencias proviene del 20 % de las causas. Me atrevo a opinar y aplicar esta regla a las soluciones sobre el coronavirus.

Parece que hay un cierto consenso en que las soluciones para evitar la transmisión del virus pasan por la distancia social, lavado de manos y mascarilla. Ahora parece ser que también es importante los frecuentar los espacios abiertos y la ventilación porque el virus se transmite por aerosoles.

         Soluciones actuales: Multa si no se respeta la distancia social. Cierre hostelería, aforos, etc. En unos casos sí en otros no. Compruébese autobuses, tranvía, metro, en horas punta. Ahí no se transmite por lo visto. Multa por desplazamientos, a unos sí a otros no. Confinamiento perimetral y perifrástico. Multa si no llevas la mascarilla. Multa si te reúnes más de x número de personas y no estás en la élite política, periodística o económica.

         Razones que justifican la mayoría de estas actuaciones: Hay que conciliar la salud y la economía. 50% la salud y 50%  la economía. De acuerdo. Me apunto a esta afirmación.

         Volvamos a la ley de Pareto. Si el 80 % de las consecuencias, es decir número de infectados y muertos se debe al 20% de las causas, ¿por qué no dedicamos el 20%  de los recursos económicos a la detección, aislamiento y curación del virus? Tests masivos, rastreadores, personal sanitario y hospitales.

         Ya sé que muchos me dirán: “Eso es imposible”. Para ello se tendrían que poner de acuerdo los partidos y los políticos. Pero como tenemos una clase política que solo se representa a sí misma y se preocupa de ella misma, ¡pues claro que es imposible! ¡Así nos va!

        

 

viernes, 30 de octubre de 2020

No apto para personas débiles


 

      

             Si estás pensando que eres una persona débil, vulnerable y con muy pocas fuerzas no sigas leyendo. ¿Total para qué? Ya has tomado la decisión de abandonarte al destino como una hoja de árbol que se la lleva el viento donde le place. Si te has creído que no sirves para nada y que eres muy poca cosa. Si sospechas que la mayoría de las personas son mucho mejores que tú. Si continuamente te estás comparando con otros y la mala suerte se ha cebado contigo, te repito: No sigas leyendo, ¡por favor!

    ¿Todavía estás ahí? Pues es señal de que no eres tan frágil. Al menos consideras que tienes una fuerza interior que desconocen los demás y, posiblemente hasta tú mismo. Seguramente te has planteado muchas veces qué haces en este universo, en esta tierra, en este país, en esta ciudad o en este pueblo. Como yo, supongo que como todo el mundo. ¿Has llegado a alguna conclusión que te satisface? Pues ¡enhorabuena! ¿No has llegado a tener nada absolutamente claro? ¡Pues bienvenido al club de los dubitativos!

    Porque, ¿no estarás esperando a que alguien te dé la solución a estos interrogantes vitales? Y si alguien lo ha hecho y te lo has creído a pies juntillas, piénsalo en profundidad. ¡Por si acaso!

    Tal vez hayas tomado la decisión de no darle vueltas a estas cosas. Eres libre. Si eres consciente de quién eres, de verdad, ¿qué más quieres ? Piensa en ti. Sin más. Abandona el sentimiento de egoísmo que te reprime asir lo mejor que llevas dentro. Ahí estás, con toda la fuerza del mundo. Deséate lo mejor. Descubre tu propia energía personal. Vive con sentido y no podrás retener en tu interior tanta riqueza. La fortuna o la suerte se derrama de forma gratuita como el agua del río. Y a ese cauce se acercan las personas que te quieren, aunque no lo sepas.

 

 


lunes, 5 de octubre de 2020

Queridos televidentes

 

         Queridos televidentes y televidentas dejad siempre la tele encendida. Dejad que los anuncios de todas las marcas entren en vuestras casas. Marcas de coches que te suben al cielo y no te enteras por el gustirrinín de conducir. De colonias o aguas que huelen. Esas que se rocían los guaperas que se van al desierto a tirar una palada de arena hacia el viento y yo nunca he entendido para qué.  De papel higiénico bañado en oro que acaricia el canalillo a su paso dejando una fragancia inusitada y perfecta. De compresas o tampones que evitan situaciones de mal gusto y son divinas de la muerte. Pañales absorbentes de litros y litros de orines infantiles que se convierten en gel desechable. De melones, no de gente cabezuda, sino de esa fruta que, en el mejor de los casos, es dulce, refrescante y muy agradable. De móviles 8000 G, con pantalla de quinta dimensión, sumergibles en litronas y chocolate, capaces de resolver inextricables problemas que nadie se plantea.

         No apaguéis esa pantalla maravillosa que domina los cuartos de estar de la mayoría de las casas. Disfrutar con los concursos de las ruletas de la fortuna y comprobar a los genios que se lo saben todo. Sorprendeos con los secretos de los famosillos que han salido en las teles porque han engañado a sus parejas y han fingido como que eran unos desgraciados/as. Envidiar a los concursantes de gran hermano, de cocinillas prematuros o de voces privilegiadas que van a ser famosos y ganar una pasta en cuatro días. Elaborar concienzudamente vuestros criterios de opinión ante las argumentaciones que se ofrecen en las tertulias políticas y de actualidad. Observad a los insignes periodistas que cobran del partido al que defienden, cómo echan la porquería a su colega adversario. Centraos especialmente en las noticias de cualquier cadena. Allí recibiréis la información que le conviene al gobierno de turno. Constatar el martilleo de eslóganes, más o menos filosóficos, que pretenden uniformar a la población con un determinado pensamiento.

         Si apagáis la televisión podéis tener la desgracia de saliros del guion mediático y eso puede suponer un grave riesgo. ¿Mira que si os da por leer algún libro y vuestro conocimiento se abre a nuevas posibilidades? ¡Ojo que puede ser muy peligroso! ¡Ni se os ocurra! ¡Por favor!