miércoles, 5 de mayo de 2021

Remanso de paz


 

         ¡Qué bueno encontrar un remanso de paz! ¿No has buscado, en muchas ocasiones, un espacio de tu vida en el que sientas la felicidad? ¿No has necesitado dejar la cotidianidad y soñar en un instante sereno donde tú seas tú? ¿Nos has comprobado cómo lo esencial se escurre como el agua entre las manos?

         Y todo se consume en un abrir y cerrar de ojos. Los latidos del corazón solamente se escuchan en la amenaza inminente y, sin embargo, pasan desapercibidos cuando fluyen al compás del diapasón que marca el ritmo de la existencia.

         Se corre de un lugar para otro sin importar el origen ni el destino. La velocidad pasa al primer puesto de la axiología. De esa manera dilapidamos los momentos presentes, nos perdemos el disfrute de la belleza del lugar dónde nos encontramos. Aceleramos y el ruido motorizado de la actividad ensordece la melodía de vivir con intensidad. Se pierde la consciencia del ambiente que nos rodea. Los pájaros siguen cantando y solo se percibe el chirriar de las ruedas metálicas del tren sobre la vía.

         Caminamos hacia ninguna parte donde nadie nos espera. La nada no es atractiva. Pero, por aquello de que no se va a perder el tiempo en cosas que, aparentemente son tonterías,  preferimos no detenernos en el camino. Todas las señales nos indican stop. Pero nos las saltamos con la ilusa pretensión de que llegaremos antes. ¿A dónde?

         ¡Para un momento!

Siéntate.

Calla.

Déjate llevar.

Tranquiliza tu ser.

Abre los sentidos.

Respira.

Solamente respira.

Una y otra vez.


lunes, 22 de marzo de 2021

La necedad

 

         La necedad es la demostración evidente de falta de inteligencia. Lo que se viene describiendo en el lenguaje popular, a través de sus  dichos y refranes, con tanto acierto como sabiduría. “Labrar en barbecho es labrar necio.” No es más tonto porque no se entrena. “El necio cree que todo lo sabe.” “El necio es atrevido y el sabio comedido.” A mí, especialmente me encanta el refrán que reza así: “El sabio no dice lo que sabe y el necio no sabe lo que dice”.

         Pues bien, parece ser que estamos rodeados de necedad por doquier. Es una plaga que va en aumento exponencial. Hay un exceso de idiotas que se han adjudicado el carnet de sabios “omni-temáticos”. Saben de todo y lo que es mucho peor, dogmatizan y sentencian con la autoritas que les proporciona su infinita ignorancia. Vociferan el desconocimiento que tienen sobre economía, salud, educación, política, deporte, cultura, etc., con tal desparpajo que llegan a creer que son referentes sociales, poseedores de la verdad absoluta. Simplemente, no saben lo que dicen, son tontos de capirote.

         Suele ser muy fácil caer en sus redes. Los pilares de sus verdades se fundamentan, la mayor parte de las veces, en lo que consideran la mayoría social. Es decir, unos cuantos que opinan como él mismo, el tonto de turno. Y, ¿Por qué opinan de la misma manera? Pues porque ha salido en la tele, en las redes tiene muchos likes, lo ha dicho un famosillo o un líder del partido político al que se le vota con fanatismo por su mano derecha o su izquierda. No merece la pena entrar en discusión con el necio, se acaba en su propio terreno. Porque “todo necio confunde valor y precio”.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Distancia social

 

Distancia social

         La pandemia nos está dejando a todos como si hubiera pasado la riada. Nos hablan de números y números. Prohibiciones, cierres de comercios, toques de queda o levantamiento de confinamientos perimetrales. Anuncios sobre anuncios de que llega la vacuna, de que ya están vacunando, de que van por la franja de 80 a 90 años. Datos desastrosos de la economía. Aumento galopante del número de personas que van directamente al paro o, en el mejor de los casos, se acogen a un ERE cuya perspectiva no es que sea demasiado halagüeña. Soñamos en la orilla del mar cuando dicen que estamos esperando una nueva ola y resulta que ese tipo de olas son malísimas de la muerte. Está llegando el momento que no merece la pena lavarse la cara o pintarse los labios. Total, la mascarilla lo tapa todo. La mitad de las expresiones y gestos no verbales, se pierden. Ya no silbamos como antes, ni cantamos canciones  como si no hubiera un mañana. Los besos son ridículos porque se topan con la tela que silencia nuestro cariño.



         Cada día, damos por sentado que lo mejor es distanciarse de los demás. Cuanto más lejos, mejor. Cuanto más aislados menos transmitimos el virus. Se está asumiendo, en aras de la salud como la prioridad por excelencia, que es horroroso el contacto social y las relaciones humanas. Vemos como normal criminalizar a quienes osan abrazar a sus seres queridos sin protección. Hay que usar el preservativo. “Póntelo, pónselo” que rezaba en otros tiempos aquella campaña contra el sida.

         Sólo pido un poquito de “porfavor”. No nos volvamos locos. Las personas somos seres sociales y, como tales, nuestra idiosincrasia nos lleva a acercarnos, a interactuar, a relacionarnos unos con otros. Una cosa es ser conscientes del problema y otra, muy distinta, asumir que el bicho tiene el poder absoluto sobre nuestras vidas. Porque me pregunto, ¿de qué sirve tener una salud de hierro si no puedes disfrutar del amor? Habrá que aprender a vivir con este virus, pero sin abandonar lo esencial de la humanidad. ¡Digo yo!

sábado, 13 de febrero de 2021

Sumisión o libertad

 

         ¿Te crees muy libre? ¿Estás dispuesto a comprobar tu grado de libertad? ¿Quieres hacer una prueba para comprobar el respeto a tus ideas? ¿Piensas que no estas sometido a nadie?

         Nos están metiendo por los ojos la importancia de la libertad de expresión. Y lo creemos a pies juntillas. En las redes sociales todo el mundo puede manifestar su opinión y subir las imágenes o videos que desee. Nadie se lo impide. Pero…

En determinados temas existe la autocensura. No es necesario que te prohíban expresar lo que piensas o sientes. Los medios de comunicación ya se han encargado a base de repetir el mismo mensaje miles de veces y atacar a quienes no han seguido sus directrices con toda la vehemencia posible. Predomina el pensamiento único y unívoco. No se admiten matizaciones en según qué temas. A modo de ejemplo, un botón de muestra:

Tema: Violencia de género.

Valor difundido: La violencia del hombre a la mujer es malo, malísimo. Es evidente.

Valor universal: La violencia es mala, malísima.

Diferencia: género.

         De aquí se pueden deducir muchas conclusiones. Por ejemplo que la violencia es mala si proviene del hombre y no de la mujer. Que dependiendo del apellido de la violencia ésta puede ser hasta interesante. Si es la mujer quien ejerce violencia hacia el hombre no es violencia de género, es violencia doméstica o intrafamiliar. O se le bautiza con cualquier eufemismo que deje duda y ambigüedad. La violencia es violencia, provenga de quien provenga. Creo yo.

Y como este ejemplo, se pueden poner muchos más en diferentes temas.

         La reacción de la opinión pública ante este tipo de afirmaciones que acabo de realizar me las puedo imaginar. Como mínimo se me calificará de facha, machista y calificativos repetidos en la jerga del argumentario del progre. Y para demostrar la contundencia de sus razones, tal vez me insulten, demostrando la coherencia de su pacifismo y la defensa de la no violencia. Yo creo en el respeto personal y en la libertad. Prefiero argumentar con libertad que dejarme llevar por la cómoda opinión mayoritaria y quienes me conocen saben los valores que defiendo.

         Si releen las cuestiones con las he comenzado el escrito, tal vez se comprendan mejor las afirmaciones que planteo. Pero si realmente tienen el valor de opinar sobre algo que no sea dominante en la opinión pública, les aconsejo carguen las baterías de mucha paz y serenidad. Las van a necesitar. ¿Todavía se creen muy libres?

 

 

jueves, 28 de enero de 2021

LA TV

Vivir y sentir la TV todos los días. Si al pasar por el cuarto de estar hay dudas de qué es lo que se puede hacer, se enchufa la TV. Aunque no haya nadie viendo la TV, ésta sigue conectada. El sonido, las imágenes salpican la vida cotidiana de los ciudadanos todos los días y a todas las horas. Son muy pocos los hogares donde la TV no está en funcionamiento al menos cuatro horas diarias. Y en la mayoría de ellos, solo se desconecta cuando todos los miembros de la casa están durmiendo.

Es uno de los recursos más utilizados como elemento de distracción y pasatiempo. Lo destaca Pedro Baños en su última publicación El dominio mental. En la mayoría de los hogares se dedica más tiempo a ver la tele que a dormir.

Sin embargo, en las conversaciones habituales, los ciudadanos manifiestan que apenas ven la TV. Unos argumentando que es un rollo, otros que no echan nada interesante, que solo se ven anuncios, que es un bodrio los programas de entretenimiento, que las noticias están manipuladas, etc. Ahora bien, si se pregunta por lo que ha dicho un famosillo en la TV, todo el mundo sabe lo que ha manifestado, por casualidad. Salir en la caja tonta proporciona una publicidad impresionante. Quien sale en la tele es alguien y quien no sale en ella, no es nadie.



¿Se ha pensado las consecuencias de que un medio de comunicación como es la TV nos esté bombardeando con una información unidireccional? ¿De verdad nos creemos los ciudadanos que tenemos la capacidad de discernir lo que nos conviene ver o no, en un medio que tiene el control total de emitir lo que le interesa? Nuestra libertad se limita a cambiar de canal. Cada día se comprueba que las productoras de la TV dependen de los mismos poderes fácticos.

Yo me quedo con lo siguiente: Cuanta más TV consumes, en más pensamiento único te conviertes. Eso sí, te hacen creer que eres muchísimo más libre (puedes cambiar al canal que quieras).

 

Rafa, 28-enero-2021

www.vivirysentir.es

lunes, 18 de enero de 2021

El poder de la “borregresía”

 

El poder de la “borregresía”

         Hoy está prohibido pensar. La capacidad que tiene el ser humano de formar ideas en su mente y relacionarlas entre sí. La facultad de realizar abstracciones de la realidad o elaborar procesos racionales del intelecto. O, simplemente, la expresión a través de la palabra de los sentimientos o sensaciones que se producen en el ser humano a cada instante de su vida, no se pueden expresar con libertad.

         Nos tienen engatusados con palabras huecas a las que se debe pleitesía, cuando no sumisión absoluta. Los poderes fácticos financian a los medios de comunicación para que se encarguen de transmitir a la población lo que son valores y contravalores. Las ideas que son aceptables y las que deben ser rechazadas de forma radical. Las televisiones utilizan los servicios informativos, las tertulias e incluso la programación de las series, películas o concursos para que puedan ser útiles a la consecución de los objetivos manipuladores de la sociedad. Y estos objetivos, principalmente se ciñen al lema: “Nosotros nos encargamos de todo y tú no tienes que pensar”.

         Para ello todo el mundo tiene que estar controlado, en base de datos, conectado al móvil y geo-localizado. Debe utilizar sólo la tarjeta electrónica y cobrar el sueldo a través de transacción bancaria. Debe tener centralizado su historial sanitario, la medicación que recibe, las operaciones que le han realizado y el calendario de vacunas. Hacienda es sabedora de todos los movimientos económicos que realiza el ciudadano para sustraerle parte de su dinero. La excusa es perfecta. Lo “público” se antepone a lo privado.

         Los movimientos autodenominados sociales están aprovechando estas circunstancias para llevar el ascua a su sardina. Lo público, el estado, el poder único y el pensamiento también único y universal. Hay que conseguir transformar a la sociedad en una “borregresía” o conjunto de borregos que siguen a un pastor. Toda oveja que se desmande será apartada del rebaño, aniquilada o cuando menos, despellejada para escarnio y ejemplo a sus congéneres.

         En esta tarea de aborregamiento contribuyen las redes sociales especialmente. Twitter, Facebook, Instagram, Youtube, etc… En estos momentos ya deciden qué declaraciones de presidentes de gobierno pueden ser difundidas y cuáles no. Las redes se están erigiendo, en la referencia absoluta de lo que es un valor o un contravalor. En lo que es plausible o rechazable. En lo que es bueno o perverso. Ético o inmoral. Están consiguiendo expedir el carnet al ciudadano con el título de apto o no apto para pertenecer a esta “borregresía”. Si no consideran al ciudadano apto, lo censuran, le quitan seguidores, o cierran su cuenta. Si es apto, lo promocionan como influencer, puesto que contribuye a la consolidación de la borregresía.

         Antes había una distinción clara entre “progres y retros”.  El progre se suponía que buscaba la innovación, el pensamiento divergente, la creatividad, etc. Mientras que el retro le gustaba más lo tradicional, amaba las costumbres y repetía lo que había aprendido en generaciones anteriores. Ahora solo se puede ser “borregre”. Hace lo que dice la mayoría. A mayor cantidad mayor razón. No se cuestiona absolutamente nada. Lo público es bueno, lo privado es malo. Repite  el eslogan de moda. Se hace fotos a sí mismo, una y otra vez en busca de “likes” y cree en las empresas que se encargan de decir cuáles son las falsas noticias.

         La filosofía o el amor a la sabiduría es cosa de antaño. ¿Para qué pensar si no se puede hacer nada? Y si se piensa que sea en voz bajita, no vaya a ser que se discrepe de la “borregresía” y anatema seas, condenado a las mazmorras del ostracismo.

 

domingo, 3 de enero de 2021

VIVIR Y SENTIR EL AÑO NUEVO

Vivir y sentir el año nuevo

          Muchas personas queremos olvidar el año pasado. Fue una pesadilla con la aparición del coronavirus. Las expectativas que se habían puesto en su inicio se echaron por tierra a los poco meses. Llegó marzo y con él, el confinamiento en los hogares. Hacía mucho tiempo que la libertad no se sentía tan amenazada. La mayor parte de los planes personales se postergaron para el momento en el que llegara la normalidad. Y esa normalidad, no llega nunca. Hablan de la nueva normalidad como si la vida fuera estática y los cambios no se produjeran. La vida nunca es normal. La vida está en un cambio permanente. Por tanto, no podremos encontrarnos como antes de la aparición del virus. Se ha iniciado un año nuevo. Propongo vivir y sentir el año nuevo de una forma distinta, como se merece la condición humana.


         Vivir y sentir el año nuevo. Vivir y sentir una vida nueva. Este deseo recurrente todos los años no es fácil conseguirlo. Está supeditado, fundamentalmente a la salud. Y ésta no depende en su totalidad de nosotros. Es un gran regalo al que podemos contribuir cuidando nuestros hábitos de vida. Pero al fin y al cabo sigue siendo un regalo. Así que con el permiso de tu salud y si realmente quieres vivir y sentir el año recién estrenado como el año de tu vida, te propongo varios retos:

 

1.- Piensa a conciencia no más de dos o tres deseos que te gustaría ver cumplidos. Sin prisas, dándote el tiempo que creas necesario para concretarlos. Con ambición y realismo. Mezcla el atrevimiento y la humildad.  

 

2.- Cuéntaselo especialmente a tus seres queridos. Explícales con el mayor detalle que propósitos o deseos quieres alcanzar. Y, si lo crees conveniente, pídeles la ayuda que necesites en el momento que consideres.

 

3.- Anota los pequeños logros que vas consiguiendo y destaca los pasos que todavía te faltan. Cuando te des cuenta de los errores que vas cometiendo, alégrate porque es la señal de que estás en la dirección correcta. Reconoce los fallos y mejora tus actuaciones. Pero sobre todo permanece en los objetivos marcados.

 

4.- Agradece sin medida a quienes te hayan ayudado durante el proceso. Nunca te canses de dar las gracias por lo pequeños detalles. Es necesario recordar que nuestra vida depende mucho de las personas que nos rodean y siempre recibimos mucho más de lo que damos.


 

Solo al final del proceso, cuando hayas evaluado los resultados, sabrás con certeza si el cambio se ha producido. Pero con toda seguridad te habrás acercado a la meta o expectativas que habías deseado más de lo que te imaginas. Durante el camino habrás vivido y sentido el año como realmente nuevo. Si te quieres, ¡atrévete!

                                                                     RaRoLo

 

 

sábado, 26 de diciembre de 2020

SOCIEDAD DE EMPERADORES

               Estamos creando una sociedad de emperadores. Desde antes del nacimiento, el enfoque y sentido de las actuaciones paternas se orienta a la complacencia del nuevo ser que va a venir a este mundo. Se deben crear las mejores condiciones de habitabilidad, el cuarto del bebé, la cuna, el carrito, el baño, la ropa del primer año, los juguetes, etc. De transporte, hay que cambiar el utilitario por un monovolumen espacioso, en el que quepa la sillita, y los complementos para el pequeño. Si es posible cambiar de piso con una habitación exclusiva. Hay que garantizar la guardería, la plaza en un centro escolar de infantil. Asegurar que va a estar atendido por una canguro mientras los padres van a trabajar. Cerciorarse de que los gastos intrafamiliares no se van a distorsionar tanto como para tener que renunciar a las vacaciones veraniegas, el viaje del año, o ir demasiados ajustados para hacer frente al préstamo hipotecario. Hay que estar seguros, muy seguros de la decisión que se va a tomar: la crianza de un emperador/a. Aquí no hay diferencia de género. 

            Los maestros deben andar con cuidado. No se deben pasar ni un pelo con el niño. ¡Ojo a los métodos de corrección de conductas inadecuadas! Los padres les pueden montar un pollo de aquí te espero. No se te ocurra llamar la atención a nadie en un servicio de transporte público por alguna acción incivilizada. La libertad personal ampara casi todo. La libertad de expresión, también está garantizada. Aunque sea para excrementar sobre tus muertos. Y, como en este ejemplo, se podrían analizar miles de otros similares.

 

            La estirpe del emperador es muy especial. Se caracteriza porque no tiene ningún deber y dispone de todos los derechos, conocidos o no. Teniendo en cuenta que se conceptúa como deber la obligación moral de una persona hacia otra y como derecho la exigencia de lo que se considera éticamente correcto, establecido o no legislativamente. El origen nobiliario del emperador se ha instalado en la concepción básica de nuestra sociedad. Per se, toda persona nace, crece se multiplica y muere con el apellido de emperador. Es decir, su vida se va a desarrollar plenamente solo si puede ejercer todos los derechos sin límite alguno. Recordemos, un emperador solo tiene derechos. Los deberes los tienen los demás hacia el emperador.     

                 

            Hoy sólo se habla de derechos. Derecho a la libertad, a una vivienda, al trabajo, a decidir, el derecho de la mujer, de los niños, de los mayores. Derechos, derechos y derechos. Incontables e innumerables derechos. La palabra derecho se antepone a casi todo y se subraya con énfasis en cualquier ámbito de la sociedad. Sin entrar en la legitimidad a defender los derechos humanos que tantas veces se conculcan, se ha olvidado hablar de los deberes.

 

            Hoy no se habla de deberes. Suena un poco a carca y facha. El deber de respetar, el deber de ser responsable, el deber de obedecer a los padres, el deber de cumplir con la obligación, el deber de colaborar con la ciudadanía, el deber de estudiar y/o trabajar, el deber de… Los deberes se han reducido a identificarlos con la actividad que realizan los estudiantes en cuanto terminan sus horas lectivas. Los deberes no se exigen, se justifican perdiéndolos en el cajón del olvido.

 

            Aquella frase típica que expresa la idea de que cada derecho está asociado a un deber, ha pasado a mejor vida. Derecho a la educación se supone que está unido al deber de estudiar. El derecho a la sanidad está unido al deber de cuidar de la salud personal. El derecho a no ser agredido por los demás con el deber de respetar a todas las personas. En estos tres ejemplos, la primera parte de las  frases –hablan de derechos- son escuchados con atención, mientras que la segunda parte de las frases –hablan de deberes- suenan como un ruido de fondo. En resumen, se defiende el derecho y se olvida el deber. Se ha conseguido anestesiar “los deberes” en esta sociedad y cuando contemplamos las consecuencias, nos echamos las manos a la cabeza.

 

            Se nos ha olvidado que se está alimentando permanentemente al monstruo emperador. Una persona omnipotente, sin deberes para con los demás, dotada del máximo poder, egoísta e individualista. No puede haber más de un emperador. Por tanto el resto del mundo son sirvientes, súbditos, vulgares recursos cosificados al servicio del gran emperador. Y cuando no se puede ejercer en toda su amplitud y en todos los ámbitos la función de emperador, pues cada emperadorcillo la ejerce con quien puede y con la mayor tiranía posible. Es decir, el abuso desmesurado del poder, el dominio sobre otras personas y la carencia de deberes está conformando una sociedad a la que se le llena la boca con la defensa de los derechos, pero que alimenta sin límites todo lo contrario.

 

 

 

 

 

viernes, 11 de diciembre de 2020

No te puedes fiar

 

Vivimos en unos tiempos y en unas circunstancias en las que no te puedes fiar de casi nada y de casi nadie. La palabra no es precisamente garantía de que lo acordado se vaya a cumplir. Se exigen la mayoría de los contratos por escrito. Y, pese a ello, ya se encargan los letrados de buscar las rendijas que existen en la justicia, para tratar de evitar lo correcto y aceptar lo legal como la prioridad del contrato. Porque correcto y legal no siempre coinciden.

 

Al adquirir cualquier producto se suelen especificar los diferentes elementos que lo componen, o las especificaciones técnicas, sanitarias, etc.,  a tener en cuenta. Si por el motivo que fuere no reúne tales informaciones el cliente tiene derecho a que se lo cambien por otro en perfectas condiciones o le devuelvan el importe íntegro. Normalmente existe una costumbre de revisar a fondo dicho producto y en el caso de disconformidad se actúa en consecuencia.

 

De igual manera sucede en los contratos de servicios. Ya sea un servicio de reparación del automóvil, la reforma de la cocina o la estancia de un fin de semana en un hotel. Se da la circunstancia bastante habitual de que cuando ha finalizado la actuación del servicio el cliente revisa a fondo si ha sido correcto. Y más vale que haya sido así, porque de lo contrario se suele realizar una reclamación o lo que vulgarmente se denomina “montar un pollo”, que resuene en los confines del universo.

 

Si se vota a un partido político, se supone que votas un programa en el que te ha mostrado las principales actuaciones que va ejercer, tanto si gobierna como si está en la oposición. El contrato firmado mediante el voto es ese y si no se cumple, el votante dejará de votar a ese partido. El problema es que hay que esperar cuatro años para dejar de votar al partido que no cumple con sus promesas. O el problema es que se vota sin conocimiento real de los objetivos del partido al que se vota.

 De los medios de comunicación se espera una información fiable. Los informativos de las televisiones, los diarios de prensa o los programas de información en radio, deberían ser independientes y rigurosos, informativamente hablando. Especialmente aquellos medios que son de carácter público y pagados por el contribuyente. Aunque la realidad dista mucho de ello. Lo más habitual es que la mayoría de los periodistas trabajan a las órdenes de quien les paga. Y el que paga manda. A cambio de un pedazo de pan el asalariado periodista pierde la libertad.

 

La evidencia de la realidad es terca. No te puedes fiar.

 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Que hoy seas feliz




     Se acercan días entrañables para la familia. Momentos de recuerdos, de vivencias difícilmente olvidables. Entramos en el mes de diciembre y con este mes invernal llega la celebración de la Navidad. 

    Por ello, te desearía una Feliz Navidad y un próspero año pero me suena a tópico y cumplido. Te deseo que hoy seas feliz, sin más. En este momento tienes la posibilidad de alegrarte de la vida, de reconocer a tus personas queridas como lo mejor que jamás soñaste, de respirar, de sentir, de amar e incluso de sufrir. Si es así, todavía dispones del gran regalo de la vida. ¿Qué más quieres?

No es necesario que digas nada, simplemente sonríeAunque nadie te vea estarás siendo consciente de una riqueza inconmensurable. 

Disfruta sin medida.
 
Abraza para sentirte cada vez más cerca de la humanidad. 

Saborea el pan duro que no consumiste el día anterior. 

Recréate contemplando las hojas caídas. 

Mira hacia atrás y ríete de tus payasadas

Sueña en la vigilia y duérmete recordando cualquier cuento infantil. 

Tal vez aparezca esa estrella que siempre has estado buscando.