Vivir
con coherencia supone mantener una actitud positiva ante la vida. Sostener una
actitud negativa ante la vida abocaría a la muerte. Si realmente se fuera
coherente quien no cree en la vida en qué cree, si no es precisamente en la
muerte. Creer en la bondad de las personas y favorecer las circunstancias que
hagan de este mundo un lugar más humano. No hacer trampas a nadie, ni caer en
la mentira, seas visto o no. Trabajar con honestidad, intentar hacer las cosas
bien porque siempre puede haber alguien que podrá beneficiarse del trabajo bien
realizado, es la manera más llana de acercarse a la verdadera coherencia.
También exige ser benévolo con los defectos de los demás, especialmente si los
comparamos con nuestros propios defectos. Es preciso mantener una manga ancha
para saber comprender a quienes no actúan como quisiéramos y mantener una
postura crítica con nosotros mismos para poder mejorar nuestras cualidades e ir
abandonando los defectos personales. Dicho de esta forma quizás se pueda pensar
que la coherencia es prácticamente la perfección. No es exactamente así pero
encauza el camino que te lleva a ser mucho mejor de lo que crees.
De "Caminar a tientas"
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