Vivir y sentir
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martes, 12 de mayo de 2020
sábado, 2 de mayo de 2020
¡Niños, al recreo!
¡NIÑOS, AL RECREO!
Día 1 de Mayo de
2020:
a) 24.824 muertos,
281 fallecidos más que el día anterior.
b) 215.216
contagiados, 1.175 más que el día anterior.
c) 41.239
sanitarios contagiados, 1.235 más que el día anterior.
Estos datos son los que nos da el Gobierno porque no le
queda más remedio. Es decir son datos oficiales. Todo el mundo sabe que son
muchísimos más.
Actuaciones del
Gobierno:
a)
No funerales, no luto. Arenga: “Estamos doblando
la curva entre todos, a este enemigo lo vamos a vencer.”
b)
Mascarilla no es obligatoria. Distancia social recomendable,
2 metros. ¡Quédate en casa!
c)
Eres sanitario, ¡apáñatelas como puedas con los
equipos de protección! ¡Sois héroes y los héroes es lo que tiene!
Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) que decía “tests, tests, tests” este gobierno dice que “total
para qué”.
Día 2 de Mayo de
2020:
El gobierno decreta recreo para la población en diferentes
fases. Fase 0, fase 1, fase 2 y fase 3. Se trata de seguir tal cual pero en el
recreo. Con un pequeño detalle, si aumentan los contagios y las muertes la
culpa es del pueblo, no del gobierno. ¡Os habéis enterado!
¡Gracias maestro, Sánchez! Como veo que es un inútil, me dan
igual sus decretos. Me quedaré en casa para no contagiar y no ser contagiado.
Me protegeré con las mascarillas que pueda. Me acercaré a quien me dé la gana
con las debidas precauciones. Cuando pueda haré los tests necesarios y que me
informen de mi situación, sin esperar a sus promesas mentirosas. Defenderé a
las personas sanitarias que cuidan de la gente, con mi voto y con mi dinero. Me
avergüenzo de tener un presidente ególatra y mentiroso exclusivamente
preocupado por su imagen en TV. ¡Que le den!
lunes, 27 de abril de 2020
IRRESPONSABILIDAD, ¿EL GOBIERNO O LOS PADRES?
Ayer los niños
han salido a la calle acompañados de sus papás. Una fiesta de la ciudadanía.
Después de mes y medio encerrados en sus casas salieron con unas ganas
tremendas de correr, saltar, hablar, gritar y disfrutar de la calle. Son niños.
A algunos papás se les olvidó las mínimas normas elementales a respetar para no
seguir transmitiendo el dichoso virus. Todo el mundo se les ha echado encima
reprochándoles una irresponsabilidad impropia de los padres.
Durante más de
cuarenta días en Gobierno ha restringido la libertad a las familias con mayor
severidad que en el resto de los países del mundo. Sin embargo estamos a la
cabeza del número de muertos por millón. Se han tomado estas medidas tan
drásticas es porque no han sido capaces de dotar a la población con medios de
protección. Han sustituido la ineptitud de su gestión por la restricción de las
libertades y los derechos ciudadanos. Han preferido la difusión propagandística
para ocultar la realidad, ocultando las cifras reales de contagiados y muertos,
en vez de informar con veracidad de la gravedad de la situación. Han elegido la
amenaza y la sanción policial propias de un estado confiscatorio y dictatorial.
Los padres con
información y con medios siempre escogen lo mejor para sus hijos. Por mucho que
“papá estado” muestre interés por los niños, nadie mejor que los padres van a
velar por ellos. Lo que pasa es que, por ejemplo, como no hay mascarillas para
todos no pueden obligar a la ciudadanía a su uso. Como no se han hecho test
masivos, no se conoce la prevalencia del virus. No se sabe dónde se producen
los principales focos de contagio, ni que pautas seguir para mitigar el
problema. La inútil gestión del Gobierno la intenta disimular echando la culpa a los padres y amenazando
con volver al confinamiento.
No
confundamos, mientras han estado encerrados y calladitos con sus hijos son
estupendos y, ahora, de buenas a primeras, pasan a ser irresponsables. ¡Un
poquito de por favor!
domingo, 26 de abril de 2020
ARRESTO DOMICILIARIO
Los ciudadanos estamos en arresto domiciliario. Nos ha
condenado el gobierno, sin juicio previo, ni sentencia condenatoria. Se trata
de una pena privativa de la libertad. Estamos arrestados no porque hayamos
cometido un delito, sino porque lo podamos cometer.
En los países donde la justicia no es independiente se
limita la libertad de los ciudadanos con el arresto domiciliario. Así también
se limita la libertad de expresión y no se pueden reclamar los derechos
fundamentales. Son los regímenes totalitarios quienes abusan con este término “jurídico”.
Pueden salir los niños, los niños no se manifiestan.
Pueden salir los policías, guardias civiles y militares, estos no se
manifiestan. Pueden salir los sanitarios, los trabajadores “esenciales”, los
enfermos camino del hospital, los que tienen perro o niño menor de 14 años, los
agricultores y la gente muy necesitada de lo que produce el huerto. Para toda
esta gente, no es obligatorio llevar mascarillas o guantes, saber si son
portadores de corona virus, porque no se han hecho una prueba eficaz que lo
determine.
El
resto de la ciudadanía no, que aunque se protejan de la misma manera son más
peligrosos. Por eso están arrestados y están predispuestos a cometer un delito
y les multarán. Están bajo arresto domiciliario, preventivo. Un ejemplo: dos
policías pueden ir en el coche patrulla conductor y copiloto. Pero un camionero
tiene que ir solo porque la distancia hasta su copiloto es inferior a dos
metros. Un matrimonio no puede ir en su coche, tiene que ir una sola persona,
pero si vas en taxi, el virus no tiene probabilidades de contagio. Ejemplos así
hasta el infinito y más allá.
Y
me pregunto, ¿eso de la desescalada no será una forma sutil de acostumbrarnos poco
a poco al sometimiento del poder gubernamental? Eso de que ¿la información
veraz es únicamente la que proviene del gobierno, no es un poco sospechoso? Ese
interés por ocultar a los muertos ¿no es una forma de mentir sobre la gravedad
del problema? Ese paternalismo gubernamental por no dejar a nadie atrás, ¿no
será sino la propaganda de un estado comunista cuya finalidad es el empobrecimiento
del pueblo y el enriquecimiento de sus líderes? El corona virus, ¿no es la
ocasión perfecta para que el gobierno meta el miedo pueblo y así poder hacer lo
que le dé la gana? Porque si no es así, no lo entiendo.
El hecho evidente es que sigue
falleciendo muchísima gente, el gobierno miente con descaro y desparpajo. Y los
ciudadanos condenados en arresto domiciliario.
sábado, 25 de abril de 2020
LOS PARTIDOS DE LA OPOSICIÓN SON UNOS “MINDUNDIS”
LOS PARTIDOS DE LA OPOSICIÓN SON UNOS “MINDUNDIS”
Partidos de la oposición, ¿dónde
estáis? No se os ve por ningún sitio.
¿Creéis que basta con aplaudir
desde los balcones y ya está? Para qué vale eso si los sanitarios siguen sin
medios que les garanticen su protección. Les faltan EPIS, guantes, mascarillas,
tests con garantías de calidad.
¿Dónde narices os habéis metido? No se os ve en los medios
de comunicación denunciando las barbaridades que este Gobierno está haciendo.
¿Tenéis miedo a que la gente piense que no apoyáis a un gobierno en esta
pandemia? Y con eso os justificáis. No vaya a ser que se pierdan votos por el
camino. ¡No señor! La oposición está para controlar a este gobierno inútil,
incompetente y me atrevería decir genocida. Hay que denunciar la carencia de
tests, de mascarillas para los ciudadanos y poner manos a la obra para
conseguirlos. Hay que denunciar la falsedad de las cifras de muertos. Hay que
decirlo. Que la ciudadanía se entere.
Partidos de la oposición, sois
unos mindundis. Os habéis confinado en vuestras casas o chalets a la espera
que pase la tormenta. ¡No señor!
Se está hundiendo la economía, el
país se está yendo al traste, veis que se está disparando el número de empresas
que jamás volverán a abrir y la cantidad de trabajadores que han perdido su
puesto de trabajo. Y vosotros calladitos, jugando al monopoly con vuestros
niños, cantando la canción de resistiré.
Los dos tercios de los fallecidos
por coronavirus se están produciendo en las residencias de ancianos. El
vicepandemias es el encargado de hacer algo con este tema, ¿lo habéis visto en
alguna residencia, al pie del cañón? Pero es que a vosotros tampoco se os ve.
Tened un poco de vergüenza y salir en los medios de comunicación. Dar la cara.
El presidente y sus secuaces nos dan la turrada 9 horas al día en la tele y
vosotros no salís ni un minuto. ¿Es que estáis satisfechos con lo que se está
haciendo? Si es así decirlo para saber que sois cómplices de un Gobierno
indecente, manipulador, sin escrúpulos y mentiroso.
Sois unos mindundis, señores de los partidos de la
oposición.
jueves, 23 de abril de 2020
23 Abril 2020 SAN JORGE. DÍA DEL LIBRO.
Hoy es un día extraordinario para soñar con los libros. He recopilado aquellos con los que he disfrutado muchísimo antes, durante y después de escribirlos. Felicito a todos los Jorges y a quienes hacéis de la lectura una pasión. ¡Ánimo y fuerza para salir de esta pandemia! Un fuerte abrazo
miércoles, 15 de abril de 2020
¿Qué ley impide que yo salga de casa?
Si
alguien me pudiera explicar –sin llevarme a la esquizofrenia- qué ley actual impide que yo salga de casa,
se lo agradecería mucho.
-Puedo salir a pasear al perro, doy unas vueltas por
donde al perro le apetezca y a casa. No pasa nada. Si voy solo, sin perro, por
donde yo quiera, me pueden multar. Debe ser porque el perro se hace responsable
de mis actuaciones.
-Puedo ir a trabajar a una empresa del metal que dista de mi casa más de
30 km. Trabajo durante 8 o más horas con otros compañeros de trabajo y vuelvo a
casa. No pasa nada. Pero si voy labrar a mi huerto, allí no hay nadie, que dista 20 Km de mi domicilio habitual,
me pueden multar. Si quiero coger una borraja me tengo que desplazar a un
centro comercial o a la verdulería y en la calle, esperar en la fila a que me
toque entrar.
-Puedo ir a la farmacia. Voy compro unas pastillas juanolas o una crema
hidratante y a casa. No pasa nada. O comprar
el pan. No pasa nada. Allí veo a la farmacéutica, o al panadero según sea
el comercio y hablo con ellos.
-Puedo ir a visitar a mis padres ancianos, ver si necesitan algo.
Hacerles la compra o limpiarles el baño. No pasa nada. Pero no puedo ver a mi
hija, que vive en el otro extremo de la ciudad y aunque lleve una bolsa de
plástico, no cuela.
-Puedo ir solo en mi coche y
no puedo llevar un acompañante. Pero si cojo un taxi, no pasa nada. Parece ser
que el taxista va fuera del habitáculo automovilístico y es totalmente inocuo.
Porque el problema está en la finalidad de mi viaje. Que el virus es muy listo
y lo sabe todo.
-Estoy geolocalizado con el
móvil. El gobierno controla las redes a través de la Oficina de Coordinación
Cibernética y el control de bulos a través de las agencias Maldita o Newtral.
Todos los días da ruedas de prensa en la tele con los diferentes ministerios.
Las preguntas las dirigen los medios de comunicación afines al gobierno. Culmina
la actuación informativa con la comparecencia del Presidente en las noticias de
fin de semana y da un mitin de más de una hora. En el Parlamento no se contesta
a las preguntas de control al Gobierno. No pasa nada.
Parece razonable lo siguiente:
-Me gustaría que me hicieran un test para saber si estoy
infectado, pero no hay manera de conseguirlo. Si eres asintomático tienes que
ser ministro para ello.
-Llevo mascarilla (la mejor que he conseguido), guantes, y un bote de alcohol o desinfectante. Friego con legía
manillas, tiradores, suelos, etc. Zapatos desinfectados, si he pisado fuera de
mi casa.
-Guardo la distancia de
seguridad de 2 metros.
-Y, por supuesto, evito salir de casa por encima de
todo.
No tengo claro que este decreto
de confinamiento pueda limitar mi libertad para salir de casa. A no ser que
convenga a los poderes públicos usar el miedo
y mi privación de libertad
para lo que les dé la gana.
jueves, 9 de abril de 2020
Bécquer y la luna
Unos pasos, apenas perceptibles,
remueven pequeños guijarros en el camino al cementerio. Zapatos de charol.
Calcetines de puntillas, blancos también, como la clara luna y el vestido de
comunión que la envolvía. El cabello sobre sus delicados hombros femeninos,
ensortijado en bucles de oro y arcanos deseos. El sendero del castillo de
Trasmoz se había borrado con el olor del tomillo y el aliento del Moncayo.
Gustavo, el poeta romántico, sentado. Con
una mano sostiene el contador de las horas, de los días y de las eternas
esperas sin nombre. En la otra, esas cartas inéditas que un día leerán tantos
ojos ávidos de la belleza. La mirada reposada, en lontananza, fantaseando con
el silencio monacal del monasterio de Veruela. Envuelto en su capa, amiga de
inviernos y senderos, nota una presencia a sus espaldas. Una mano gélida toca
su hombro y el escalofrío hace crujir los cimientos de la fortaleza.
Vibraciones que llegaban al mismísimo nigromante que la construyó.
-No temas amigo. He bajado de la
ardiente luz clara, para sentarme a tu lado, y soñar, en este espacio maldito
para creyentes, en esta bruma esotérica de brujas y embrujos, de queimadas y
locura, de placer y poesía.
martes, 31 de marzo de 2020
El líder trepa
Una
de las características físicas de los monos es que tienen la facilidad para
trepar o desplazarse en los árboles. La mayoría de ellos aprovechan esa
cualidad para dominar el territorio donde se encuentran. En cualquier tipo de
sociedad ocurre algo parecido. Existen individuos que tienen la capacidad de desarrollar unas cualidades mejor que sus
congéneres y se aprovechan de dichas habilidades para ejercer el dominio o influencia
sobre ellos.
Algunas personas, además del mayor o
menor parecido físico o semejanza con los primates, dedican sus mejores
esfuerzos para trepar a lo largo de la escala social. Consideran que,
encaramarse por encima de sus semejantes, les proporciona ventajas y beneficios
a los que no están dispuestos a renunciar. A
los denominados “trepas”, les distingue la carencia de valores altruistas y
el exceso de egocentrismo. Se autocalifican implícitamente, como maravillosos y
no permiten que nadie brille más que ellos.
La
máxima personal en la consecución de objetivos es realizar todo lo que sea
posible para figurar por encima de los
demás. No les importa a quien maltraten o pisen, ni las nefastas
consecuencias de las acciones que ejerzan. Si necesitan mentir, se miente. La
coherencia personal se cambia por la adaptación a lo que conviene para subir.
Lo mismo da Diego que digo, sí o no, blanco o negro con tal de quedar bien,
sumar puntos, aparecer como oportuno o bueno.
Poco a poco van encaramándose aplastando
las cabezas de sus iguales. En aras de cumplir la misión que les ha encomendado
el líder, ese gran mono que se encuentra en la cúpula de sus sueños. Bien sea
por su dinero o, normalmente por su poder. A este gran mono lo adoran y, por
tanto, todo honor y toda gloria. Porque
esas son dos de sus principales consignas: honor y gloria. Honor, como la cualidad que impulsa a hacer lo correcto, el deber
moral. Gloria, como felicidad máxima
que cumple la voluntad de su líder. Honor y gloria que ha definido el líder
como la fidelidad a sus directrices en ciega obediencia.
El gran mono omite,
es decir se calla de manera voluntaria, la creencia personal de sentirse el
mismísimo dios. El gran mono, por excelencia. El salvador de todos los monos trepa que existen bajo sus pies. A
todos aquellos que no siguen sus reglas se les corta la rama donde pisan y caen
al suelo estrepitosamente.
Para llegar a ser
gran mono se necesitan monos pequeñitos. Lo grande no existe sin lo pequeño. El
gran mono será más grande cuantos más monitos le imiten. El gran mono desaparecerá cuando no haya monitos que le sigan. Al
gran mono le gustan los fastos, las ceremonias, las corbatas, las
condecoraciones, las medallas, los fuegos artificiales, “los don y los din”,
especialmente los “din-eritos”. Las reverencias y las eminencias, las coronas
de todo tipo, los birretes con borlas, báculos y varas de mando, togas con
esclavinas y boatos. Glorias y fuegos fatuos que confundan al vulgo. Luces y
timbales que anuncien el honor y tapen el horror y el error.
Los pobres monitos trepas son los encargados de servir y
preparar la gran fiesta del gran mono. Acuden por imperativo legal a los actos de
adoración y de oración, si fuera necesario. A inclinar su cuerpo en señal de
sumisión, a clavar las rodillas en el mármol de Carrara que ha despilfarrado el
gran mono. A oler su trasero y tragarse sus excrementos a cambio de escalar a
una ramita más alta. Y de esa manera, podrán pagar las letras del todoterreno
recién comprado, o la hipoteca de la casa, o las clases de piano para el niño,
o los fines de semana esquiando en la nieve.
Los monitos trepas solo deben asentir, en todo, al líder.
De lo contrario perderán la zanahoria que les ha puesto delante de sus narices
y de paso también perderán el coco. Poquito a poquito, Despacito… como entona
la canción de Luis Fonsi. Hasta quedarse
sin criterio y pensamiento propio. Llegados a este nivel de sumisión, son totalmente
irresponsables, es decir, incapaces de responder por nada. Simplemente se
limitan a imitar al gran mono y ser monitos, que para eso les pagan. Son unos
mandados, unos pagados. Eso sí, casi a la altura del gran mono. Tal vez, un día
consiga el monito trepa ascender al
puesto del líder trepa.
viernes, 20 de marzo de 2020
¡APLAUDIR!
Aplaudir a todo el personal sanitario, personal de limpieza,
celadores, servicios de ambulancia, personal de mantenimiento, administrativo,
auxiliares, enfermería, médicos, etc… Agradecer con el mayor cariño. Apoyar con los medios a nuestro alcance.
Corresponder con generosidad y reconocer su esfuerzo, su vocación de servicio. ¡APLAUDIR!
Aplaudir a los servicios de emergencia, al 061 y al 112,
protección civil, a la policía con el apellido que le corresponda, a la guardia
civil, a la UME y a los militares, a los funcionarios y a todas las personas
que en estos momentos están prestando un servicio a la sociedad. Con el mismo
cariño y generosidad. ¡APLAUDIR!
Aplaudir a todas las personas que realizan su trabajo. De
alguna manera están contribuyendo a mantener los servicios básicos agua,
electricidad, alimentos, medicinas, etc. En silencio, con preocupación y miedo,
como la mayoría de la población, pero con responsabilidad. ¡APLAUDIR!
Aplaudir a todas aquellas personas que me resultaría difícil
enumerar por mi desconocimiento de su labor y que seguramente será muy
importante. ¡APLAUDIR!
Porque aplaudir es animar a todo el mundo. Es inocular un
virus bueno que genera esperanza, ganas de luchar, esfuerzo por conseguir un
fin. Ovacionar a quienes están interesados por el bien común, por salir del
barro en el que nos encontramos. Aplaudir no es hacer ruido, protestar,
manifestar queja sobre algo o alguien. Aplaudir es felicitar, premiar,
estimular positivamente para mejorar lo que ya se está haciendo. ¡APLAUDIR!
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