Nos hemos vuelto locos. Se ha perdido el sentido común. Si
analizamos algunas de las bases que sustentan toda sociedad como son la sanidad
o la justicia observaremos con qué facilidad se está perdiendo.
En sanidad
hay que utilizar los recursos sanitarios sin despilfarro, de acuerdo. Pero eso
no significa que disminuyendo personal y atención al paciente se mejore el
servicio de salud. Cuando los médicos y técnicos sanitarios no pueden dar más
de sí porque no llegan a todo el trabajo que tienen, se ralentiza y perjudica
la atención al paciente. Si se suprimen camas, se pierde capacidad de
hospitalización. Si se carecen de quirófanos las operaciones se demoran en
demasía. ¿Cuál es el resultado? Pues el que tiene pelas se contrata un seguro médico
o se paga la atención que la seguridad social no le proporciona. Paga al mismo
médico que le atiende en la seguridad social, pero ahora lo hace en la clínica
privada donde trabaja. Allí le realiza la operación que necesita o se le
suministra el tratamiento para su enfermedad. Y el que no tiene dinero, se
aguanta o se muere esperando que le pongan una crucecita en la lista de espera.
El sentido común dice que por culpa de unos pocos incompetentes que no
administran la sanidad pública como se debiera, pagan los platos rotos las
personas con menos recursos económicos, que son las que realmente se quedan sin
atender. Curiosamente siempre se privatiza la riqueza, las ventajas para unos
pocos y se hacen públicos los gastos, es decir las desventajas para la mayoría.
En la justicia también falta
ese sentido común. El pobre infeliz que ha robado cuatro herramientas de
trabajo y unos miles de euros, a los dos días lo tienes en la cárcel. Hasta
aquí parece justo. Pero si en vez de robar miles de euros roba millones, puede
estar tranquilo. Con ese dinero contrata a los mejores abogados, dilata los
juicios, encuentra las rendijas de la justicia para salirse por un lado.
Incluso se puede permitir el lujo de pagar esa fianza que es calderilla si se
compara con el montante de lo que ha robado. Los altos magistrados son capaces
de afirmar que la justicia está preparada para “los roba gallinas”. Es decir
que no puede responder a los macro sinvergüenzas. Nos hemos vuelto locos. Vaya
justicia de mierda. Eso, ¿no es perder el sentido común?
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