lunes, 10 de enero de 2022

Solo queda hoy

 



         Han terminado las vacaciones de Navidad. Los niños y adolescentes vuelven al colegio. Ya se ha recogido los adornos, se han reciclado las botellas de cristal del cava o del vino. Las cajas de cartón de los regalos a su contenedor. La casa vuelve a la normalidad del año. Compras, tareas, actividades. Bus, carretera, tiendas. Lavadoras, ropas, deberes, gimnasio, duchas, descanso…

         Vivir la monotonía de las horas y de los días. Esperar el fin de semana como un respiro en medio de tantas obligaciones. Desear los días de nuevas vacaciones, la semana santa, el verano… Otra vez la navidad…

         Y se consume la vida en mil esperas. En cientos de deseos. Y las primaveras se olvidan, las vacaciones se consumen, los años se escurren entre los dedos. Todo se queda atrás, en cada paso irrecuperable, en los recuerdos, en los archivos de la memoria. Las fotos grabadas en algún disco informático, junto a videos que esperan volver a reproducirse. Lo vivido ya está ahí, aprisionado en algún soporte que evidencie que algún día fue. Lo vivido ya marchó a otras dependencias de la existencia. Solo queda hoy, tal vez ahora mismo. Mañana dios dirá, si es que dice algo.





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