martes, 16 de agosto de 2016

VIVO



Hoy es un día grande. El mejor de mi vida. Me he levantado y mis piernas me han transportado hacia donde mi mente me ha dirigido. Mis ojos están disfrutando de la belleza de los colores y del blanco y negro. Huelo el aroma de la tierra mojada en los jardines y percibo la maloliente contaminación urbana. Escucho el ruido de los motores de la civilización y la sencilla melodía del piar de un gorrión adolescente. Las manos reconocen los objetos con el simple rozamiento de la piel. ¡Qué bueno me ha sabido el café matinal! Inmenso placer disfrutar de todos los sentidos.

¿De qué puedo quejarme? ¡Estoy vivo!

martes, 9 de agosto de 2016

“Me aburro”…


            “Me aburro…”
¿Cuántas veces se ha oído esta afirmación, y se sigue escuchando hoy día, por parte de los niños? Padres y adultos casi han tirado la toalla intentando buscar algo que entretenga a los niños. La creatividad de mamás y papás está creciendo al mismo ritmo que la pasividad de sus hijos.
            En muchos hogares se han acumulado un montón de juguetes, algunos sin usar una sola vez. Ahí están aparcados en sus estanterías hasta que les llegue el día de ser tirados a la basura o, en el mejor de los casos, depositados en algún contenedor solidario. Los juegos electrónicos, móviles, consolas wii, etc., acaparan la atención de niñas y niños que fijan su atención a la pantalla que les aísla de las personas que les rodean.
         Se puede optar por consentir esta realidad o mantener la amenaza permanente de escuchar la terrible afirmación: “me aburro”. (Significado aproximado de “me aburro”: Lo que estoy haciendo ahora no me gusta. Tú me tienes que proporcionar algo mucho más interesante, siéntete culpable de no acertar con mis caprichos, porque yo soy tu emperador y tú mi esclavo.)


            La infancia actual desconoce el juego del “churro va”. Juego que consiste en colocarse, a modo de tren, la cabeza de uno entre las nalgas del compañero anterior, para aguantar el peso del equipo contrario que va a saltar a caballito sobre él. Los juegos de lascanicas, el escondite, la rayuela, polis y cacos, las cuatro esquinas, el aro o los zancos, entre otros muchísimos más. Juegos de antaño, cuando se carecían de recursos económicos pero su falta se sustituía por la propia creatividad innata de los niños. Y no quiero decir que los niños y niñas tengan que jugar únicamente  a estos juegos para poder divertirse.
           

            Muchas veces los adultos caemos en la tentación de buscar soluciones y respuestas a problemas que aún no se han planteado los niños. ¿No sería mejor dejar que ellos mismos, si se aburren, busquen la mejor manera de divertirse? Sin aportarles ningún tipo de recurso material. Ellos mismos, con  su inteligencia, sus sentimientos, su cuerpo son capaces de imaginar ámbitos y situaciones, lo suficientemente atractivas para que se les olvide recurrir a la exigencia dependiente que conlleva la frase: “me aburrro”.


miércoles, 3 de agosto de 2016

HA LLEGADO EL MOMENTO



De aprender a desaprender,
de tomar a entregar,
de producir a consumir,
de querer a dejarse amar.

Aunque se resista el cuerpo
y la mente camine más deprisa,
cada año se haya clavado hasta el fondo,
esperando el martillazo final.

La mirada abierta al infinito,
anchas las mangas y las espaldas,
dulce la sonrisa serena,
sencillo el respeto a la libertad.

Embobarse en los paseos vespertinos
descansar en los bancos manchados
por el polvo levantado en los juegos de niños
ausentes del destino que les espera.

Disentir con la fuerza de los silencios,
comprender las ausencias deseadas,
infundir una paz en cada conflicto,
entregando al mundo los frutos de toda una vida.

Sin medidas, sin reloj. Con arrugas y suspiros.
Buscando el sol y la claridad del día.
Soltando nudos. Las manos abiertas
en ofrenda sin medida del amor.




lunes, 25 de julio de 2016

¿Lo estás pasando mal?

            Estas palabras van dirigidas a quienes en estos momentos de su vida lo están pasando mal. No pretenden ser palabras para la compasión, ni siquiera un gesto de comprensión. Nadie es capaz de ponerse en el lugar del otro y mantener una empatía absoluta. Sólo el individuo que está sufriendo conoce la dimensión de su dolor y es, únicamente él mismo, quien decide aguantar o asumir su situación.
            Aguantar es sostener un peso, soportar algo o a alguien. Mantener un peso, por muy pequeño que parezca, puede hacerse in-soportable. Cuanto más tiempo se mantenga esta acción más pesado resultará. El cansancio irá haciendo mella hasta llegar un momento en el que la persona, prácticamente se sienta impotente. El aguante personal, a no ser que uno se sienta masoquista, es una actitud no deseada.
            Asumir es tomar para sí una tarea o una responsabilidad. Quien asume una responsabilidad la considera en el ámbito de su determinación de libertad personal. Por tanto, se orienta a trabajar en aras de buscar las soluciones más inteligentes para resolver cualquier situación, por muy delicada, molesta o dolorosa que fuere.

            ¿Cuánto puedes aguantar? ¿Qué quieres asumir? Tú, y solamente tú, decides. Quizás no hayas descubierto todavía que vales mucho más de lo jamás has pensado.

miércoles, 20 de julio de 2016

A los amigos que fueron

Hemos pasado muchos tiempos juntos
Haciendo planes que se cumplieron, o no.
Hablando de cosas fútiles y de profundidades.
Partidos de la risa o acompañando con lágrimas contenidas.

Eso, ya pasó.
Ahora queda el presente anodino del recuerdo.
La añoranza de la presencia ausente.
El suspiro de un nuevo reencuentro, casi abandonado.

El tamiz del tiempo purgó la esencia amical
con un cedazo cada vez más fino
que nos ha convertido en arena escurridiza,
depósito de la mar embalsada en las manos.

Ahora nos ha vencido la prisa y el reloj es nuestro dueño.
Atrás quedó la gratuidad de los minutos perdidos,
la inutilidad de las conversaciones que sólo confirman
la necesidad de sentirnos acariciados, amigos.