La
verdad es nombrar o hacer referencia a un hecho que se corresponde con la
realidad. También es la correspondencia existente entre la idea y la fidelidad
a esa idea. Pero muchas veces se usa el término para referirse a la honradez en
el sentido de obrar con integridad.
La
mentira es una declaración falsa, de
manera parcial o en su totalidad, con la finalidad de ocultar la verdad, con la
misma graduación de intensidad parcial o total, ejercida en el engaño. Se puede
engañar a la gente con expresiones especialmente genuinas o pintorescas y
también se pueden generar mentiras resaltando parcialmente alguna de las partes
de la verdad.
A
mí me gusta simplificar las cosas al máximo. Como dice el refrán: “Al pan, pan
y al vino, vino”. Las personas que van con la verdad por delante no necesitan
de grandes frases para explicar la realidad. Ejemplo: “He metido el pie hasta
el tobillo en un charco lleno de barro”. Todo el mundo sabe y se imagina la
situación. También se puede expresar así: “No hay derecho a que por culpa de la
mala gestión que hace el ayuntamiento, disminuyendo en el ejercicio actual la
partida de mantenimiento de las infraestructuras de la ciudad, los ciudadanos
como yo tengamos que soportar el mal estado de la mayoría de las calzadas, como
la que yo transito con frecuencia. A consecuencia de observar el estruendoso
sonido de un helicóptero que sobrevolaba encima de mi cabeza, he perdido el
sentido de la orientación personal y he terminado extrayendo de un socavón, el
pie lleno de barro. Hecho susceptible de denuncia evidente o, por lo menos, la existencia de una
falta de conciencia ciudadana al comprobar que paseaban otras personas junto a
mí y fueron incapaces de alertarme sobre semejante peligro”. En este caso no se
sabe si lo esencial es el ayuntamiento, el helicóptero o la solidaridad de los
ciudadanos.
Pienso
que la verdad es muy sencilla de explicar porque cualquier pieza que escojas
del puzle siempre encajará en él. Sin embargo en la mentira el trabajo se
complica cada vez más porque al tomar una pieza y tratar de encajarla en el puzle
no coincide plenamente, con lo cual hay que fabricar nuevas piezas que disimulen
el fallo. Y cuando se recoge el puzle y se mete en la caja resulta que, o bien
faltan piezas, o bien sobran piezas que antes no estaban. “Antes se coge al
mentiroso que a un cojo”.
De
las personas que van con la verdad por delante te fías. Sabes que su fidelidad
está en la transparencia de su ser. De las personas mentirosas no te fías, no sabes
por dónde te van a salir, generan incertidumbre, no suelen cumplir lo que
ofrecen y siempre tienen una mano escondida detrás de la espalda.
Quizás
sea muy difícil conocer la verdad o la mentira en toda su amplitud. No creo que
nadie pueda adjudicarse la potestad de ser el juez universal que dirime la
verdad absoluta de la mentira absoluta. Pero tal vez sea más fácil entender que
las personas basamos nuestra convivencia en el valor de la verdad. Porque este
valor engendra confianza y a partir de ella el crecimiento personal, el
bien-estar y el bien-ser se convierten en motores de desarrollo humano.
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