domingo, 4 de septiembre de 2016

Exámenes de septiembre

Los adultos estamos para ayudar a los niños a descubrir sus potencialidades y enseñarles a desarrollarlas.
Dentro de un mundo viejo y obsoleto no puede
crecer la naturaleza en todo su esplendor.


                Hoy quiero recordar a aquellos chicos y chicas que suspendieron en junio y se presentan a los exámenes de septiembre para tratar de superar las materias que les permitan seguir sus estudios. Me refiero a ese grupo de la población que, sin miramiento alguno, se les clasifica de vagos, malos estudiantes, repetidores, portadores de calabazas, suspensos. Niños y niñas que no estudian durante el curso y luego, les llegan las consecuencias.

                Tampoco aprovechan los meses de verano para estudiar. Se dedican a pasarlo bien con sus amigos, con su familia. Se divierten en vez de estudiar. De vez en cuando alguien les recuerda que tienen una responsabilidad con la que no están cumpliendo. Pero parece que hacen oídos sordos y, en el mejor de los casos, tres días antes de los exámenes dedican todo su tiempo a ver cómo pueden aprobar esas asignaturas que ni les van ni les vienen o, simplemente, no les interesan lo más mínimo.

                En esos momentos de sus vidas, nadie se acuerda del profesorado que consiguió hacerles odiar su asignatura. Profesores, si se les puede calificar de tales, que jamás se preocuparon de conocer sus dificultades con la materia, de detectar sus inseguridades, de ponerse a su lado y felicitar sus pequeños logros. Profesores que se han dedicado durante el curso a resaltar los fallos, una y otra vez, hasta demostrarles solemnemente que son unos inútiles y, les marcan en su asignatura con el suspenso máximo al final del curso.

                Los adultos estamos para ayudar a los niños a descubrir sus potencialidades y enseñarles a desarrollarlas. Y eso no se consigue simplemente haciéndoles repetir los contenidos de unos programas educativos, concienzudamente diseñados para modelar a todos con el mismo patrón. Los profesores realizan su trabajo de forma excelente, si son capaces de hacer que su alumnado se apasione de su asignatura de tal manera, que terminen el curso de forma sobresaliente. Cuantos más suspensos sancionen más deberían cuestionarse su vocación educadora.

                 

martes, 23 de agosto de 2016

PIENSA EN TI

Vive con sentido

               No es fácil comunicar un pensamiento que suscite el interés de todo el mundo. Tampoco es necesario consumir palabras para conseguirlo. Sencillamente se deja en el espacio para que el aire lo disperse. Siempre habrá alguien que aspire su fragancia.
                Piensa en ti. Sin más. Abandona el sentimiento de egoísmo que te reprime asir lo mejor que llevas dentro. Ahí estás, con toda la fuerza del mundo. Desearte lo mejor. Descubre tu propia energía personal. Vive con sentido.

                Se consciente de quién eres de verdad. Cuando lo descubras, no podrás retener tanta riqueza y se derramará a tu alrededor como el agua del río. A ese cauce se acercan las personas que te quieren, aunque no lo sepas. 

PIENSA EN TI


               No es fácil comunicar un pensamiento que suscite el interés de todo el mundo. Tampoco es necesario consumir palabras para conseguirlo. Sencillamente se deja en el espacio para que el aire lo disperse. Siempre habrá alguien que aspire su fragancia.
                Piensa en ti. Sin más. Abandona el sentimiento de egoísmo que te reprime asir lo mejor que llevas dentro. Ahí estás, con toda la fuerza del mundo. Desearte lo mejor. Descubre tu propia energía personal. Vive con sentido.

                Se consciente de quién eres de verdad. Cuando lo descubras, no podrás retener tanta riqueza y se derramará a tu alrededor como el agua del río. A ese cauce se acercan las personas que te quieren, aunque no lo sepas. 

martes, 16 de agosto de 2016

VIVO



Hoy es un día grande. El mejor de mi vida. Me he levantado y mis piernas me han transportado hacia donde mi mente me ha dirigido. Mis ojos están disfrutando de la belleza de los colores y del blanco y negro. Huelo el aroma de la tierra mojada en los jardines y percibo la maloliente contaminación urbana. Escucho el ruido de los motores de la civilización y la sencilla melodía del piar de un gorrión adolescente. Las manos reconocen los objetos con el simple rozamiento de la piel. ¡Qué bueno me ha sabido el café matinal! Inmenso placer disfrutar de todos los sentidos.

¿De qué puedo quejarme? ¡Estoy vivo!

martes, 9 de agosto de 2016

“Me aburro”…


            “Me aburro…”
¿Cuántas veces se ha oído esta afirmación, y se sigue escuchando hoy día, por parte de los niños? Padres y adultos casi han tirado la toalla intentando buscar algo que entretenga a los niños. La creatividad de mamás y papás está creciendo al mismo ritmo que la pasividad de sus hijos.
            En muchos hogares se han acumulado un montón de juguetes, algunos sin usar una sola vez. Ahí están aparcados en sus estanterías hasta que les llegue el día de ser tirados a la basura o, en el mejor de los casos, depositados en algún contenedor solidario. Los juegos electrónicos, móviles, consolas wii, etc., acaparan la atención de niñas y niños que fijan su atención a la pantalla que les aísla de las personas que les rodean.
         Se puede optar por consentir esta realidad o mantener la amenaza permanente de escuchar la terrible afirmación: “me aburro”. (Significado aproximado de “me aburro”: Lo que estoy haciendo ahora no me gusta. Tú me tienes que proporcionar algo mucho más interesante, siéntete culpable de no acertar con mis caprichos, porque yo soy tu emperador y tú mi esclavo.)


            La infancia actual desconoce el juego del “churro va”. Juego que consiste en colocarse, a modo de tren, la cabeza de uno entre las nalgas del compañero anterior, para aguantar el peso del equipo contrario que va a saltar a caballito sobre él. Los juegos de lascanicas, el escondite, la rayuela, polis y cacos, las cuatro esquinas, el aro o los zancos, entre otros muchísimos más. Juegos de antaño, cuando se carecían de recursos económicos pero su falta se sustituía por la propia creatividad innata de los niños. Y no quiero decir que los niños y niñas tengan que jugar únicamente  a estos juegos para poder divertirse.
           

            Muchas veces los adultos caemos en la tentación de buscar soluciones y respuestas a problemas que aún no se han planteado los niños. ¿No sería mejor dejar que ellos mismos, si se aburren, busquen la mejor manera de divertirse? Sin aportarles ningún tipo de recurso material. Ellos mismos, con  su inteligencia, sus sentimientos, su cuerpo son capaces de imaginar ámbitos y situaciones, lo suficientemente atractivas para que se les olvide recurrir a la exigencia dependiente que conlleva la frase: “me aburrro”.