viernes, 8 de julio de 2016

"SUS SEÑORÍAS"

                Seguramente ya hayan recogido sus actas de diputados (no añado también diputadas porque entonces debería haber comenzado diciendo “sus señoríos” y puede evocar connotaciones peyorativas) que son los documentos que certifican sus cargos como tales porque han sido elegidos por una parte de la población. Pues a “sus señorías” me permito hacerles una consideraciones como ciudadano de a pie.
                ¿Tanto cuesta anteponer el bien común al bien del partido o a la conveniencia personal? Da la impresión de que la única idea válida es la generada por la oficialidad del partido. Sus señorías explican de manera generalista la conveniencia de ponerse de acuerdo con el resto de partidos y de manera partidista su negativa a concretarlo. No creo que sus mentes aguanten tanto nivel de esquizofrenia. Si les digo la verdad, se parecen más a los perritos falderos pendientes en todo momento de su amo que a las auténticas personas libres buscando soluciones para mejorar la situación de sus representados. Esta actitud simplemente se explica porque parecen estar demasiado pendientes del premio de su líder. No vaya a ser que en el reparto de los puestos les dejen sentaditos en el suelo.
                ¿Podrían dejar de descalificar al adversario político y ofrecer alternativas comunes que recojan las mejores soluciones para la mayoría de la sociedad? Me da la impresión que debe ser bastante más difícil construir propuestas que criticar. Pero no se les olvide que han sido especialmente elegidos para lo primero y no exclusivamente para lo segundo.

                Si desconocen los significados de humildad y servicio podrían consultarlos. Les vendría muy bien. El primero, la humildad como actitud (que no hace ostentación de sus virtudes) y el segundo el servicio como tarea (trabajo que se hace especialmente para otra persona). 

jueves, 30 de junio de 2016

Docentes y vacaciones.

                Hoy es un gran día para vosotros y vosotras. ¡Por fin llegan las vacaciones! Atrás queda la pizarra borrada un sinfín de veces, los nombres de vuestros chicos y chicas impresos en la memoria diaria, las horas empleadas en preparar las clases, las reuniones, las entrevistas, los trabajos corregidos, el repaso a los exámenes para arrancar las décimas que faltan para sacar adelante la recuperación necesaria e infundir el ánimo en el estudio.
                Hoy es un buen momento para enchufar el cargador de las pilas educativas y dejarlo conectado hasta septiembre. Tomar nuevas fuerzas, dejar que la arena de la playa filtre los cansancios y la mar equilibre la tensión que tantas veces se ha disparado a lo largo del curso.
                Es momento de descansar, de leer aquellos libros aparcados que han esperado su turno, de felicitarse por el trabajo bien hecho y desear lo mejor a quienes han sido vuestra vida durante un intenso curso.
                Ahí va mi agradecimiento por vuestra tarea educativa. Ya sé que el resultado de vuestros esfuerzos es intangible, no se puede tocar. No se puede demostrar el fruto del ejercicio de vuestra profesionalidad. Tal vez con el paso del tiempo alguien reconozca vuestra tarea porque recuerde que tú, maestro, profesora o docente, fuiste quien despertaste las ganas de superación personal y desde entonces una persona más comenzó a crecer y ser lo que siempre había deseado. ¿Te parece poco?
                Por ello creo que los que dedicáis vuestra vida a la educación os merecéis un buen descanso, de verdad. Así, cuando llegue septiembre, los nuevos alumnos y alumnas que pisen vuestras aulas se encontrarán con personas dedicadas e ilusionadas con toda la fuerza del mundo.
                ¡Feliz verano!



miércoles, 22 de junio de 2016

Felicidad vs. violencia

         -Yo dedicaría toda la enseñanza a ser feliz. ¡Qué importa más que esto! Yo quiero ser feliz y toda mi vida la he pasado buscando lo que me hacía acercarme con más fuerza a la vivencia de ese estado. Las personas siempre se quejan cuando no son felices de verdad. Los padres están pendientes de sus hijos con la única misión de enseñarles a ser felices. Les educan con esa única finalidad. Sin embargo, esta sociedad nos está inculcando el dinero como valor supremo y el poder como la herramienta más útil. Y ahí están los resultados. Vivimos enajenados, pendientes de conseguir más para escalar en la pendiente del tener hasta la cima del sinsentido. Encerramos a los niños en las guarderías, en las escuelas, en los centros deportivos, en la vorágine de las actividades múltiples… con la finalidad de disponer de más tiempo para trabajar y ganar más  dinero. Y, así pagar unos días de vacaciones en verano. Comprar un modelo de automóvil mejor y con más potencia que el que tenemos. Viajar lo más lejos posible. Cambiar de casa a otra mucho más confortable. La felicidad se nos escurre entre los dedos como la mantequilla en la sartén ardiente.

         El modelo educativo ha asumido esta dinámica de pensamiento como ideal de vida. Algunos me discutirán que ello es falso. Que en la escuela se enseña a buscar la felicidad, a cuidar el medio ambiente, a querer a los animales e incluso a las personas. Estoy de acuerdo que lo intentan muchos educadores y educadoras. Pero los resultados en la realidad se muestran tozudos hasta la saciedad. El trabajo es el trabajo y ahí está justificado despreciar a la persona, si llegara el caso. Cuando es necesario se apela con la ley en la mano. En pro de los beneficios económicos de una sociedad, se pospone la dignidad de los seres humanos, de los niños, de los inmigrantes. Nos hemos vuelto individualistas con nuestra propiedad privada y socialistas con la propiedad pública. Exigimos la solidaridad de los estados y negamos el saludo al vecino. Vivimos un mundo saturado de injusticia. Ello es así, en buena parte, porque los adultos estamos educando en la injusticia, a veces sin darnos cuenta.


      Existe demasiada violencia porque los niños aprenden de los mayores, no sus teorías sobre la paz, sino sus ejemplos de agresividad. Les pedimos a los más pequeños que se comporten con educación, mientras nosotros nos comportamos como verdaderas acémilas –con perdón de dicha especie-, en algo tendremos parte de responsabilidad los educadores. Decimos unas cosas y hacemos otras y esto nadie lo quiere entender.
Fragmento de mi libro: "¿Para qué fui a la escuela?"

miércoles, 15 de junio de 2016

Palabras al corazón

Aquí dejo derramadas mis palabras.
Envueltas en esta red cibernética
tejida de filiformes y débiles nudos.

Ahí siembro mis pensamientos.
Porque sí. Soñando lazos imposibles.
Sembrando granos de pequeñas esperanzas.

Así se transforma el corazón
con pequeños gestos de cercanía
que toquen el fondo del bien ser.

Acá no espero la vuelta que deseo.
Una señal apenas dibujada
de esa luz impregnada de calidez.

Allá florecen los diminutos brotes
de un sentimiento común,
escondidos aún en la dura apariencia.

Espero siempre, el bien tapado,
la mente liberada de sus propios barrotes,
y al ruiseñor llenando las tardes de verano.




martes, 7 de junio de 2016

Bandeja de entrada

                Cualquier persona que haya utilizado el correo electrónico sabe de qué estamos hablando. En dicha bandeja aparecen aquellos mensajes escritos que, algunos de los contactos más habituales, envían por e-mail. Es verdad que el whatsapp está sustituyendo, en muchas ocasiones, al correo electrónico y también es representativo de lo que voy a constatar.
                ¡Cuántas veces habremos oído la frase!: Tengo muchísimos e-mails en la bandeja de entrada sin contestar. Puede parecer un signo de la ingente cantidad de relaciones que una persona mantiene en su vida social. La relación mensajes recibidos parece correlacionada con la vida social. Y digo parece, porque a mí me da a la nariz de que no es exactamente así.
                Para muestra un botón. Supón que eres empleado de una empresa determinada y mantienes una relación social con todo el personal. Mientras perteneces a dicha empresa, la bandeja de entrada no deja de estar continuamente recibiendo mensajes de esas personas. Abandonas la empresa, por el motivo que fuere y, pasado un breve espacio de tiempo, la bandeja de entrada de los e-mail tiende a infinitésimo (número que se aproxima indefinidamente a 0). Un poquito más tarde se suprimen los elementos de la
bandeja de entrada y pasan a formar parte de elementos eliminados, posteriormente se envían a la papelera. Finalizando el proceso con un clic en Vaciar papelera.  A partir de ese instante acabas de pasar a la nada, a la no existencia. Fin de las relaciones sociales. Eso sí, puedes permanecer en las redes sociales que quieras como un elemento abstracto colgado en una nube informática, en la gran red de redes. ¡Impresionante!
                Añoro aquellas epístolas escritas a puño y letra. Metidas en un sobre con el matasellos de correos impreso. Esas cartas que comenzaban de la siguiente manera: “Querido/a … Esta carta es para decirte…” Esas cartas no llegaban a la bandeja de entrada… Muchas de esas cartas llegaban al corazón.