Cualquier
persona que haya utilizado el correo electrónico sabe de qué estamos hablando. En
dicha bandeja aparecen aquellos mensajes escritos que, algunos de los contactos
más habituales, envían por e-mail. Es verdad que el whatsapp está sustituyendo,
en muchas ocasiones, al correo electrónico y también es representativo de lo
que voy a constatar.
¡Cuántas
veces habremos oído la frase!: Tengo muchísimos e-mails en la bandeja de
entrada sin contestar. Puede parecer un signo de la ingente cantidad de
relaciones que una persona mantiene en su vida social. La relación mensajes
recibidos parece correlacionada con la vida social. Y digo parece, porque a mí
me da a la nariz de que no es exactamente así.
Para
muestra un botón. Supón que eres empleado de una empresa determinada y
mantienes una relación social con todo el personal. Mientras perteneces a dicha
empresa, la bandeja de entrada no deja de estar continuamente recibiendo
mensajes de esas personas. Abandonas la empresa, por el motivo que fuere y,
pasado un breve espacio de tiempo, la bandeja de entrada de los e-mail tiende a
infinitésimo (número que se aproxima indefinidamente a 0). Un poquito más tarde
se suprimen los elementos de la
bandeja
de entrada y pasan a formar parte de elementos
eliminados, posteriormente se envían a la papelera. Finalizando el proceso con un clic en Vaciar papelera. A partir de ese instante acabas de pasar a la
nada, a la no existencia. Fin de las relaciones sociales. Eso sí, puedes
permanecer en las redes sociales que quieras como un elemento abstracto colgado
en una nube informática, en la gran red de redes. ¡Impresionante!
Añoro
aquellas epístolas escritas a puño y letra. Metidas en un sobre con el
matasellos de correos impreso. Esas cartas que comenzaban de la siguiente
manera: “Querido/a … Esta carta es
para decirte…” Esas
cartas no llegaban a la bandeja de entrada… Muchas de esas cartas
llegaban al corazón.
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