Vivir y sentir
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martes, 12 de enero de 2016
Vida con sentido: GENTE BUENA
Vida con sentido: GENTE BUENA: Quiero dedicar mi humilde homenaje y reconocimiento a la inmensa mayoría de personas que intentan vivir con honradez. Esas vidas desconocid...
GENTE BUENA
Quiero
dedicar mi humilde homenaje y reconocimiento a la inmensa mayoría de personas
que intentan vivir con honradez. Esas vidas desconocidas que no salen en las
noticias de la TV, ni de la prensa, ni siquiera se comentan en las
conversaciones vecinales. Son buena gente. Sencilla. Trabajan en lo que les
corresponde. No llaman la atención, ni piden ninguna medalla por sus hermosos
méritos.
Respetan
a todo el mundo. Ayudan a quien lo necesita, sin pedir nada a cambio. Ceden el
asiento en el autobús, saludan con cortesía, sonríen sin más.
Pagan
sus impuestos porque saben que es la manera de tener los servicios que
necesitan los ciudadanos. Son responsables con sus compromisos y no intentan
engañar a nadie.
Acompañan
a quienes se encuentran en la soledad. Escuchan el corazón de sus semejantes
porque es el espejo donde se pueden mirar y admirar.
Al
ingente número de esas personas buenas, escondidas en el anonimato, mi
gratitud, mis mejores deseos para que sigan siendo así. Porque esa es la única
manera de seguir creyendo que este mundo camina en la buena dirección.
Estoy
convencido, amig@ que tú eres un@ de ell@s.
Para
ti, un fuerte abrazo.
jueves, 24 de diciembre de 2015
LA LUNA DE MIS AMORES
y el mar de mis andares,
si duerme durante el día
y braman sus olas en
los ijares.
De un caballo negro
cabalgando a tu orilla.
La luna de mis amores,
con las sirenas en la bahía,
reposa, las noches claras
en la cama del agua fría.
Las tardes limpias,
en las arenas vacías.
Quién canta tiritando
gélido y sin quebrar la voz,
temblando, al ver llegar
a la amada blanca
de noche invisible,
presente de día.
La luna de mis amores
ha mirado en su agonía
matinal, subida
al horizonte, perdiendo
sus ojos vueltos
en la claridad mecida.
En los rumores, siempre
porfía la luz nocturna.
Con eternos menesteres
tránsitos y pudores.
Qué sabrás tú, redonda
encantada, de mis amores.
viernes, 11 de diciembre de 2015
El coste de la mentira.
La falacia es el engaño o mentira con el que se pretende engañar a una
persona sin que ésta se entere de ello. Y la paradoja es una expresión que envuelve una contradicción. Son dos
palabras extraordinariamente representativas que utilizan nuestros políticos
para buscar el lanzamiento hasta el poder. Una vez instalados en el sillón, le
corresponde al elector comprobar cuánto hay de mentira o verdad en las
afirmaciones que utilizaron sus elegidos en las campañas de captación de adeptos.
Los ciudadanos ya estamos muy
cansados de tantas mentiras, expresadas en forma de falacias o de paradojas.
Necesitamos comprobar con nitidez las verdades como puños. Los representantes
políticos de los partidos nos han acostumbrado a soportarles circunloquios ante
cualquier pregunta directa que simplemente tiene dos respuestas: sí o no. Te
intentan convencer de que un triángulo es cuadrado e incluso redondo y se
quedan tan “anchos”.
Con estas artimañas han
conseguido que las personas de a pie interpreten que el significado más genuino
de la política es el arte de salir impecable de las situaciones difíciles de
resolver, del embrollo. Hay que quedar “bien” a toda costa. “Lo que digo, lo
digo ahora, mientras me desdigo de lo que dije, no se vaya a pensar en que dije
lo que no dije.” Lo de menos es solucionar los problemas. La mayoría de los
políticos se llaman Sisi Nono. Sisi a lo que les pidas y Nono a lo que les
exijas. Y todos los partidos, sean del color que sean, son la “única
alternativa”. Todas sus verdades son las buenas y salvadoras, frente a las del
resto de partidos que todos sus planteamientos son malos y abocados al
desastre.
Estamos en vísperas de elecciones.
¿Has pensado cuánto cuesta la mentira, esté encubierta en la falacia o envuelta
en paradoja?
jueves, 10 de diciembre de 2015
SEGUIMOS DE ELECCIONES
El disco de vinilo sigue "rayado" . Salta, una y otra vez, repitiendo el mismo soniquete de los políticos que encabezan las listas en estas elecciones. Siempre hablan los números uno del partido. Algunas veces llegan hasta el número dos e incluso a los números tres. Sus nombres son omnipresentes en carteles, TV, radio y redes sociales. ¿En total... unas 20 personas?
Cuando vayamos a votar nos encontraremos un listado de gente desconocida. Futuros posibles diputados o senadores que están escritos en las papeletas y la mayoría de la gente no tiene ni idea quienes son. No salen en TV, no existen.
Se sabe que comulgan con su partido porque están debajo y al servicio de sus siglas.¿A esa gente hay que votar? ¿A esos desconocidos?
domingo, 6 de diciembre de 2015
ELECCIONES
Se acerca la fecha de ir a votar. Han
pasado cuatro años y hay que decidir a qué candidatos les entregamos nuestro
voto. Estamos ante el ejercicio más
relevante en una democracia. Elegir a las personas que van a representar y
gestionar los principales intereses de los ciudadanos en el parlamento.
Los partidos políticos presentan a los
mejores espadas de su formación, echándoles al ruedo de las televisiones, para
que enseñen “la patita por debajo de la puerta” y convenzan a sus posibles
electores de que son ovejitas buenas. Simplemente te piden que votes a la marca
de su partido y ellos se encargarán de todo. Solamente quieren tu permiso para
hacer lo que les parezca. Después ya no te necesitan para nada más hasta dentro
de otros cuatro años.
La elección va por lotes. Cada
formación política te ofrece un lote dentro del cual hay cosas que te gustan y
cosas que no. Así que, ya sabes que a las personas que pongas tu crucecita, no
van a defender tus intereses sino los de su partido. Por tanto, no esperes que
un diputad@ se salga del guión, para eso está la disciplina de partido.
Como todos los partidos prometen
propuestas que te parecen buenas y también otras que no te convencen, debes
optar por el lote “menos malo” para tus intereses como ciudadan@. No te queda
otro remedio.
Propongo que l@s periodistas independientes
–si es que hay algun@- publiquen una tabla comparativa de lo que ofrecen los
partidos en sus programas. Pero me temo que no nada es fácil. Ni para el
periodismo recopilarla, ni para los ciudadanos estudiarla.
Así que a votar en función de la
actuación del artista más mediático. A base de intuiciones, que no de razones.
Firmar un documento en blanco para que hagan y deshagan a su placer, durante
otros cuatro años. Pero, tranquil@ no te vas a ver en nada, que eso es lo que
quieren tus salvadores los políticos.
domingo, 22 de noviembre de 2015
Personas sin hogar
Unos momentos para hablar,
debatir, comprender y dejarnos tocar por la sensibilidad de quienes nos
sentimos personas vulnerables.
martes, 29 de septiembre de 2015
DERECHOS Y DEBERES
Hoy sólo se habla de derechos.
Derecho a la libertad, a una vivienda, al trabajo, a decidir, derecho a… Incontables
e innumerables derechos. La palabra derecho se antepone a casi todo y se
subraya con énfasis en cualquier ámbito de la sociedad. No me meto en la
legitimidad de la exigencia del derecho, sobre todo cuando se carece de él. Hay
que exigirlo, por supuesto.
Hoy no se habla de deberes.
Suena un poco a carca. El deber de respetar, el deber de ser responsable, el
deber de obedecer a los padres, el deber de cumplir con la obligación, el deber
de… Los deberes se han reducido a identificarlos con la actividad que realizan
los estudiantes en cuanto terminan sus horas lectivas. Los deberes no se
exigen, se justifican perdiéndolos en el cajón del olvido.
Aquella frase típica que expresaba
la idea de que cada derecho está asociado a un deber, ha pasado a mejor vida. Derecho
a la educación se supone que está unido al deber de estudiar. El derecho a la
sanidad está unido al deber de cuidar de la salud personal. El derecho a no ser
agredido por los demás con el deber de respetar a todas las personas. En estos
tres ejemplos, la primera parte de las
frases –hablan de derechos- son escuchados con atención, mientras que la
segunda parte de las frases –hablan de deberes- suenan como un ruido de fondo.
Hemos conseguido anestesiar “los
deberes” en esta sociedad y cuando contemplamos las consecuencias, nos echamos
las manos a la cabeza. Y nos conformamos con el derecho al pataleo. Así nos va,
claro.
jueves, 24 de septiembre de 2015
REFUGIADOS
ACNUR, la Agencia de la ONU para
los refugiados, explica que, tras cuatro años de guerra en Siria, millones de
personas han tenido que huir de su país en busca de refugio en otros países.
Por una sencilla y simple razón: quieren vivir. Si se quedan, tienen muchas
posibilidades de que les maten y si se van, aunque encuentren muchísimas
dificultades, podrán seguir respirando. Estamos hablando del primer derecho de
la persona, el derecho a la vida.
En
Siria se ha generado una guerra civil entre el régimen de Bachar al Asad y la
resistencia armada. Asad es chiita e
intenta gobernar a una población, cuyas tres cuartas partes son sunitas. En la
ONU no se han puesto de acuerdo EEUU y los países aliados, con Rusia y China en
los temas importantes sobre este asunto. No se tiene claro si conviene realizar
una intervención militar que pare esta maldita guerra por falta de consenso
internacional. Y, en el fondo, todo el mundo sabe que, la principal razón de
este sinsentido, reside en determinar quién controla el poder territorial y
económico del mundo.
La
situación es muy compleja y no se pueden aplicar soluciones simplonas o
populistas. Los estados a través de sus gobernantes, intentan encontrar salidas
a la dramática situación, conciliando por un lado, la ayuda humanitaria a
personas que huyen de su país y por otro, contentando a sus votantes que no
desean ver perjudicado su estado de bienestar. Pero en el centro del conflicto
se encuentran millones de personas con nombres y apellidos, sufriendo el horror
diario de una guerra cruel, como lo son todas las guerras.
Imaginemos que hay un loco en la
calle, con pistola en mano, disparando a cualquiera que se encuentre con él. Tú
pasas por allí y ves la puerta abierta en una casa en la que te puedes
refugiar. Entras en ella para librarte de las balas y el dueño de la casa te
empuja fuera y te impide estar protegido. ¿Cómo te sentirías? ¿Estás invadiendo
la casa del ciudadano? ¿Puedes entrar en esa casa sin su consentimiento? ¿Qué
documentación necesitas para que te deje entrar? ¿Qué religión debes profesar
para no ser sospechoso? Además llevas a tu hija de la mano y ¿qué le explicas a
ella mientras dispara el loco y te cierra la puerta el vecino? Podríamos
imaginarnos tantas cosas… Pero cuando uno no sufre el mal en sus propias carnes,
relativiza el dolor con suma frivolidad.
El
género humano cada día se prepara más para proteger su bien estar. Lo hace a base de
poner leyes, barreras y fronteras. Delimita sus posesiones, muchas veces cuando
han sido robadas por la fuerza a sus semejantes. Esconde el dolor y la muerte
que le interesa. Fabrica las armas que matan a su vecino y, a escondidas las
vende a quien considera su enemigo, porque lo que realmente le importa es el dinero
y el poder. Se escandaliza del niño ahogado en la playa y se olvida de los
millones de niños que mueren bebiendo el barro de la sequía. Corazones de
acero, ¿para qué os quiero?
martes, 15 de septiembre de 2015
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