martes, 8 de agosto de 2017

10 Principios básicos de la senectud

10 Principios básicos de la senectud

La vejez o ancianidad es un estado de la persona a la que no se llega, conscientemente, nunca. La senectud la han pasado otras personas que murieron antes o la manifiestan personas, de la misma edad o mayores, que se creen que son más jóvenes, ya sea por la autopercepción de su estado físico o psíquico.
En la actual sociedad no hay ni viejos, ni viejas. En el peor de los casos hay personas mayores. Muy pocos ancianos mueren de viejos. La inmensa mayoría muere de enfermedades de corazón, de pulmón, de cáncer, de malas praxis médicas, y algunas, curiosamente con más de ochenta años, fallecen inesperadamente.
Bien es verdad que existe una parte de la población consciente de su propia naturaleza humana. Saben que no son seres eternos en este mundo y que tarde o temprano dejarán de respirar. Así de claro.
Pero hoy quiero destacar una serie de principios que he observado, a través de mi experiencia personal, en buena parte de las personas ancianas. Por supuesto ni es un estudio sociológico, ni psicológico. Simplemente una manifestación de situaciones que pueden ser puntuales y por mi cuenta y riesgo, con cierta sorna e ironía, elevo a la categoría de “principios”. Allá van.

Principio nº 1:
A mi edad no necesito callarme nada. La desinhibición es mi compañera fiel. Si te parece bien, bien y si no, te aguantas.

Principio nº 2:
Digo si a todos los consejos que me den y después hago lo que me da la gana. Ahorra muchas energías.

Principio nº 3:
Nadie tiene derecho a decirme lo que tengo que hacer. Yo tengo claro lo que me conviene y mi cabeza funciona perfectamente.


Principio nº 4:
Las piernas no me acompañan porque los médicos no tienen ni idea. Con recordarme la fecha de nacimiento del DNI creen que justifican su ignorancia.

Principio nº 5:
No quiero molestar a nadie. Yo me lo haré todo mientras pueda. Lo que pasa es que a mí me cuesta un poco más tiempo, pero no lo comprenden.

Principio nº 6:
Mis enfermedades son muchísimo más graves que las de mis conocidos y las cuento, antes de que los demás digan tonterías.

Principio nº 7:
El mundo funcionaría estupendamente con mis ideas, pero como se ha perdido el respeto por los mayores, así le va.

Principio nº 8:
Con falta de visión y ceguera bien administradas, se puede justificar que puedo hacer lo que me dé la gana.

Principio nº 9:
Soy como el eje de la rueda de la bicicleta. Sin mí, los radios no tienen dónde sujetarse y la rueda no gira.

Principio nº 10:
Cuando me muera hacer lo que os parezca, pero mientras yo esté aquí yo seré quien tenga el timón del barco.






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