martes, 16 de septiembre de 2014

¿Noticia?

¿Noticia?
Rojo, negro.
Rojo el color del sayo.
Negro el pasamontañas.

Grana.
Grana el mal en su escondrijo.
Oscura vive la noche en su morada.

De rodillas.
Prisionero en la tierra seca.
Esperando la muerte frente a cámara.

En pie.
El verdugo matarife,
con la hoja del cuchillo afilada.

Roja.             
Roja la sangre derramada.
Negra, la amenaza proclamada.

Sentado,
frente al televisor, avergonzado
por la noticia, maniatado.

¿Noticia?
No es inculcar la angustia y el miedo.
Ni desgarrar la dignidad.

Noticia.
Es mostrar la inteligencia humana.
Es gritar el bien de la justicia.



Rafael Roldán

domingo, 14 de septiembre de 2014

Camino

Un paso cada día,
una huella en el tiempo de mi ser.
Una marca en el sendero
que me conduce sin ayuda
más allá de lo que espero.

Sobre el camino sigo
sin descanso, sin medida ando.
Moviendo las piernas
besando las piedras
exprimiendo la vida.

Enhiesto, erguido voy
en la ciudad, pino en el campo soy.
Lugar donde duermen  
hierbas verdes y flores
al canto del agua cristalina.

Vereda en los sueños
donde vuelan colores infantiles.
Aceras adoquinadas
protegiendo atropellos
conduciendo paseos.

Camino despacio,
sintiendo el calor del negro asfalto.
Acariciando la tierra ocre
las suelas de mis calzas
viejas amigas, amadas.

Andando vivo
entre lazos de ternura y mimo.
Confiado en la bondad del aire,
en la luz del día,
y el canto de peregrino.

Rafa Roldán


viernes, 12 de septiembre de 2014

Entregarles lo mejor

Hemos comenzado el curso. El duendecillo de lo nuevo cosquillea nuestra curiosidad y nos pone un poco nerviosos. ¿Qué pensarán los nuevos alumnos sobre nosotros? ¿Qué impresión daré a mis alumnos? ... Casi con toda seguridad, la mayoría, concluimos con alguna reflexión de este cariz y una respuesta más o menos de esta manera: “debo entregarles lo mejor de mí”. A la mayoría de los alumnos también les sucede algo parecido: “Este profesor debe conocer lo mejor de mí y voy a comenzar trabajando a tope”.
Transcurren los primeros días y casi todo se cumple. De mi historial educacional recuerdo las palabras que repetía un profesor a algunos de sus alumnos y colegas míos. “Empezáis como caballos cordobeses y termináis como burras manchegas”. Parece como si el tiempo se empeñara, con cabezonería, en borrar las primeras buenas intenciones. Y digo esto porque al final de curso, tanto profesores como alumnos, casi siempre olvidamos la declaración de principios que hicimos al comienzo.
Quizás sería bueno recordar “comienzos y finales” de curso para saber racionalizar “impulsividades”. Imbuirnos de la reflexión, adentrarnos en la lectura escudriñadora de renovación, cargar nuestro espíritu de serenidad, abandonarnos en la sonrisa que engendra confianza. Tal vez así llegaríamos a no saber distinguir “comienzos y finales”.
La tarea educativa cotidiana expresa el proceso que se desprende de nuestros valores básicos. En ese camino se desgranan las conductas concretas que explicitan la entrega de lo mejor y peor de nosotros mismos. Aunque queramos no podemos entregar fragmentos de la personalidad. El ser no se divide en pedazos. Y por tanto es imposible escoger las partes más interesantes de la personalidad del educador y ocultar aquellas otras que no lo son tanto. El educador se manifiesta y transmite de forma holística y se da a conocer en su totalidad. Entregarles lo mejor... es decir, entregarnos tal cual somos.

De “Recetas de aula”
Rafael Roldán


jueves, 11 de septiembre de 2014

Llenar el espíritu

Hoy predomina una moral descafeinada. Prima el consumo que fagocita todo lo que puede con el fin de conseguir nuevos estímulos que satisfagan el ego y el placer personal. No se valora la importancia de las dudas existenciales a pesar de que nos asaltan permanentemente y se opta por relativizar hasta extremos pueriles el fundamento de nuestra existencia. No nos queda otro remedio que abordar las grandes preguntas si queremos llenar el espíritu con una cierta plenitud para nuestras vidas. Pensar que todo es relativo como los valores, la moral, la verdad, el bien, el mal, es una concepción de la vida que lleva a desarrollar un escepticismo sin medida y una desorientación generalizada.

Hay personas que echan la vista atrás y sólo se fijan en las imágenes del retrovisor. Mal pueden conducir su vida mirando al pasado. De la misma manera, otros optan por estar sumidos en el sueño de que, algún día en el futuro, su vida se aclarará cuando se den las circunstancias idóneas, sin embargo ese día cada vez se vuelve mucho más inalcanzable. En ocasiones la vida nos va dando señales para tomar decisiones que no podemos aplazar y sin embargo dejamos que el tiempo transcurra hasta que surge el detonante clave para que afrontemos lo que hace mucho tiempo deberíamos haber hecho.

De “Caminar a tientas”
Rafael Roldán


miércoles, 10 de septiembre de 2014

La malla

Me han mostrado un pedazo de mundo.
Allí derraman el agua por un agujero
que no llega al corazón de mi tierra seca.

Vacían camiones de alimentos
esparcen la rica fruta al suelo,
que jamás mi pueblo imaginó.

Me han enseñado una foto desde el espacio
con millones de luces encendidas
iluminando las  grandes ciudades.

No he visto lindes en los caminos
solo caminos donde dejo las huellas de mis pies
árboles donde encuentro el refugio de los soles.

Busco agua y alimento para los míos
allá donde estuvieren… y luz para ver
la injusticia de la historia.

He caminado noches enteras
escondido en las cunetas huyendo
de los perros y las porras justicieras.

He llegado a los muros de mi cárcel,
a las redes metálicas que tal vez me capturen
y me devuelvan al fango de su edén.

¿Por qué tengo que escalar esos árboles de espinas
que no crecen en primavera
ni atraen a las nubes con aguas finas?

Sólo deseo el agua y el pan que necesito,
la libertad para escoger mis sueños
y la tierra donde habito.