¡Una gozada! Ayer, en la presentación de mi libro TINTA Y TIEMPO, Ángel Pérez Giménez nos hizo pasar un rato buenísimo. Nos reímos,nos hizo pensar y además nos tocó el corazón. Alegría y poesía, besos, versos y abrazos. Un placer para los sentidos. Muchas gracias a quienes nos acompañasteis. Muchas gracias porque formáis parte importante de nuestra vida. Millones de besos y abrazos.
Vivir y sentir
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viernes, 8 de junio de 2018
miércoles, 23 de mayo de 2018
Presentación del libro TINTA Y TIEMPO
Una ocasión para juntarnos.
Para disfrutar de la palabra, del abrazo, de los versos y de los besos.
Tinta y tiempo, palabras escritas con
tinta y derramadas sobre un papel en blanco, son evidencias de las historias
vividas en el corazón. El tiempo es testigo silente de la emociones, del dolor
y del amor. Los versos, besos. Los poemas denuncias encaradas o caricias del
alma. La sensibilidad, la ternura, el viento o la mirada, un rumor de tanta
felicidad hurgada.
martes, 8 de mayo de 2018
miércoles, 11 de abril de 2018
Enseñar a ser feliz
Me
gustaría comenzar de nuevo mi etapa de profesor para enseñar a mis alumnos a
desaprender lo que se da por supuesto que es lo que hay que saber.
El
aprendizaje es necesario para adquirir las destrezas más elementales. Claro.
Hay que aprender a comer solos. ¿Qué pasaría si tuviéramos la veintena de
años cumplidos y la mamá todavía tuviera que darnos la papilla, cortarnos los
filetes de carne y acercarnos el vaso para beber agua? Difícil de imaginar,
¿verdad? Está claro que conviene saber las operaciones básicas, sumar, restar,
multiplicar y dividir. Hay que alfabetizarse y si es posible doctorarse, por
supuesto.
Pero sobre todo hay que “ser y
ser feliz”. ¿Qué educador se dedica a ello con todas sus energías?
Enseñar a desaprender la competitividad
como elemento que fomenta la exclusión de alguien en beneficio personal.
Enseñar que el fin no justifica los medios y el respeto a mis semejantes en el
camino es más importante que la meta de llegada. Enseñar a disfrutar de las
cualidades personales y ponerlas al servicio de los demás.
Enseñar a no ser
como el resto del mundo, sino a desarrollar las propias capacidades como
aportación genuina a la sociedad. Enseñar la ética que supera la justicia y la
coherencia que concilia la libertad con la responsabilidad.
De mi último libro: "¿Para qué fui a la escuela?"
https://www.youtube.com/watch?v=UXQYEBWPAaA
lunes, 9 de abril de 2018
Hijos felices
Yo
dedicaría toda la enseñanza a ser feliz. ¡Qué importa más que ésto! Yo quiero
ser feliz y toda mi vida la he pasado buscando lo que me hacía acercarme con
más fuerza a la vivencia de ese estado.
Las personas siempre se quejan cuando
no son felices de verdad. Los padres están pendientes de sus hijos con la única
misión de enseñarles a ser felices. Les educan con esa única finalidad.
Sin
embargo, esta sociedad nos está inculcando el dinero como valor supremo y el
poder como la herramienta más útil. Y ahí están los resultados.
Vivimos
enajenados, pendientes de conseguir más para escalar en la pendiente del tener
hasta la cima del sinsentido. Encerramos a los niños en las guarderías, en las
escuelas, en los centros deportivos, en la vorágine de las actividades
múltiples… con la finalidad de disponer de más tiempo para trabajar y ganar
más dinero. Y, así pagar unos días de
vacaciones en verano. Comprar un modelo de automóvil mejor y con más potencia
que el que tenemos. Viajar lo más lejos posible. Cambiar de casa a otra mucho más
confortable.
La felicidad se nos escurre entre los dedos como la mantequilla en
la sartén ardiente.
De mi último libro: "¿Para qué fui a la escuela?"
https://www.youtube.com/watch?v=UXQYEBWPAaA
lunes, 12 de marzo de 2018
domingo, 11 de marzo de 2018
Verja
Aquí estoy desencajada,
Esperando un destino
o, tal vez, desechada.
Me abrasa la luz,
el dolor me dobla
detrás, las piedras me guardan.
Escucho las sombras,
que ya no me hablan
temerosas del sol a sus espaldas.
Férrea, a martillazos hecha.
Herida del tiempo.
Herrumbre y cardenillo.
sábado, 10 de marzo de 2018
La mayoría y el juicio
Se dice de una persona que tiene juicio cuando mantiene una opinión
razonada sobre algún aspecto de la vida. También se le suele considerar como
una persona con criterio. Mantener el juicio, la opinión o el criterio,
razonadamente, es una cualidad que, en la actualidad, se prodiga poco.
Se aprecia cómo se está conformando
una sociedad que utiliza la “mayoría” como concepto que sustituye
al de juicio.
Se define como “mayoría” al conjunto o
grupo cuantitativamente superior a otro conjunto o grupo que es
cuantitativamente menor. Como se puede apreciar el concepto “mayoría”, aunque sea impersonal,
anodino, indefinido, impreciso, incierto, ambiguo e indeterminado, por no
alargar más su confusa definición, deja claro la existencia de un número mayor
sobre otro número menor.
La mayoría es el criterio que lo justifica casi todo. Existen
demasiadas decisiones que se dirimen por este criterio. En elecciones
políticas, en comunidades de vecinos, en consejos de administración, en tantas
organizaciones sociales, etc. En última instancia, la decisión final es
acordada por “la mayoría”. No importa si el procedimiento de discernimiento es
correcto, si se tiene la información adecuada, si es un bien o un mal, justo o
injusto, valor o contravalor. Se da por supuesto que la existencia de mayoría
justifica, por si misma, que el juicio sea el adecuado.
El concepto de mayoría hace
referencia clara a la cantidad y el
de juicio a la calidad. Priorizar
una sobre otra conlleva sus consecuencias.
Algunas veces, la mayoría suele ser el refugio de los
que no quieren pensar y abandonan su voluntad en manos ajenas para obedecer
ciegamente. En esta sociedad hay partes interesadas en educar para la
obediencia. El arte de hacer obedecer es uno de los mejores desarrollados por
la sociedad. Obedecer a no se sabe qué, ni a quién. Sumisión al gobierno, al
partido, al consejo de administración, al cliente, al votante, al inversor, al
padre espiritual, al dios que designa cada religión, a las normas, a lo
establecido. Los hijos a los padres, los alumnos a los maestros, los maestros a
la administración educativa, ésta al gobierno de turno y el gobierno al jefe
del partido y éste, a la “mayoría” que lo ha elegido, en el mejor de los casos.
La
fortaleza del rebaño social está consiguiendo eximir a todo el mundo de su
responsabilidad personal. Incluso hay interesados en decirnos, según su “interesada”
interpretación, quién es la mayoría social. ¿Dónde se encuentran las personas independientes que toman
decisiones con criterio y asumen las consecuencias, ya sean beneficiosas o
perjudiciales? El mundo parece estar dividido en dos tipos de personas: las que
dicen “yo no he sido” cuando ha salido algo mal y las que aprovechan la más
mínima oportunidad para “ponerse la medalla” ante cualquier logro, sea o no por
su intervención. Si el resultado es positivo el mérito es personal y si es
negativo, la culpa se socializa.
La fuerza del rebaño es poderosa. Quiero
pensar que todavía hay personas que se resisten a ser “mayoría” aunque ello les
suponga, en muchos momentos, no ser bien visto por ese tipo de “mayoría”.
miércoles, 28 de febrero de 2018
En la orilla
En la orilla
Llama la mar a tus olas,
y te devuelve el eco
de las piedras mecidas en la arena
y dejas un beso a la tarde
envuelta de azules y grana.
Rayos cristalinos, irisados.
Alboradas de fulgor encendidas,
te miran a escondidas.
Y abres tus labios amapolas
en un suspiro de luces .
Un ramo de palabras abrazadas
a tu silencio embelesado.
Huellas en la soledad que, dibujando
en la arena mariposas de colores,
el agua quiere borrarlas.
y te devuelve el eco
de las piedras mecidas en la arena
y dejas un beso a la tarde
envuelta de azules y grana.
Rayos cristalinos, irisados.
Alboradas de fulgor encendidas,
te miran a escondidas.
Y abres tus labios amapolas
en un suspiro de luces .
Un ramo de palabras abrazadas
a tu silencio embelesado.
Huellas en la soledad que, dibujando
en la arena mariposas de colores,
el agua quiere borrarlas.
sábado, 27 de enero de 2018
¿Cuánto?
Millones
de sueños.
Ternura
única.
Inmensa
pasión
Denso
silencio.
Mil
perdones.
Cientos
de versos.
Infinita
paciencia.
Abrazos
eternos.
Una
sonrisa.
Mucho
respeto.
Pocas
palabras.
Dos
para un beso
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