UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD
Queremos
una educación de calidad. Seguro. Nuestros alumnos también la desean. Verdad.
Cuando
nosotros, profesores, nos empeñamos en impartir unas clases interesantes, lo
conseguimos. Sabemos cómo utilizar una metodología apropiada, cómo
cuestionarles, cómo volcarles al deseo de investigar, cómo fomentar su espíritu
creativo, cómo deben colaborar con sus compañeros para conseguir el éxito, cómo
pueden descubrir que su propia satisfacción la encuentran en su trabajo y
estudio.
Cuando
ellos, alumnos, observan que las clases son amenas porque el profesor es una
enamorado de su vocación; ven que la asignatura es importante y merece la pena
estudiarla; creen que faltar a clase es perder el tiempo y no al revés; desean
“copiar” actitudes y valores de sus educadores; ellos, nuestros alumnos, están
recibiendo una educación de calidad.
Quizás
lo más tentador para los educadores sea “echar la culpa” a tantos
condicionantes (tiempo, organización, falta de recursos, etc.) pero, estoy
convencido de que por ese camino no conseguiremos una educación de calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión me interesa mucho.