Se
rasgan las cortinas
cuando
el duelo duele.
Ojos
enjuagados con dolor
en
la espuma de la tristeza.
Enmudece
la tarde,
colores
en grises.
Paisajes
en fotos rotas,
ilusiones
arrodilladas.
Eternos
tiempos de espera
arañando
esperanzas.
Fuegos
húmedos
y
sal en las cicatrices.
Explicaciones
sin destino,
quebradas
las palabras,
la
mente enloquecida,
perdida
en un laberinto.
No
vuelve la llamada a la puerta.
El
grito ahogado, sin eco.
Solo
el rumor del viento
invita
a respirar.
La
puerta se queda abierta,
mientras
se apodera el sueño
de
un cielo perdido.
Tal
vez amanezca mañana.