jueves, 23 de febrero de 2017

Violencia de género

    La violencia de género se refiere exclusivamente a la violencia que ejerce el género masculino contra el femenino. A fecha de 22 de febrero de 2017 van desgraciadamente 15 mujeres asesinadas. El año 2016 fueron 55 mujeres, según consta en la Federación de Asociaciones de Mujeres Divorciadas y Separadas. Una vergüenza, un horror insoportable en esta sociedad del siglo XXI. Datos que ponen los pelos de punta. Mi condena sin paliativos.
         He intentado recopilar el dato de los hombres asesinados por sus parejas y me ha resultado prácticamente imposible. El primer impulso es pensar que no se da este supuesto, lo cual es gratificante. Ya sé que lo que no se publica “no existe” y me da a la nariz que no debe ser tan idílico que solo se ejerza la violencia de género en una única dirección: del hombre hacia la mujer.
         Lo cual me lleva a concluir que lo políticamente correcto es poner el énfasis en la palabra “género”, como dando a entender que lo importante es el carácter femenino de quien sufre la violencia y no se pone el acento en la palabra “violencia”, la ejerza el género masculino o femenino.

         La violencia es el principal problema de esta sociedad hipócrita. Cualquier persona, hombre o mujer, que consiente la falta de respeto, fomenta la agresividad, educa en la ira, estimula el rechazo a quien no piensa igual, ejerce el egoísmo, impone su voluntad por la fuerza, etc… se convierte en una persona violenta, sea del género que sea. Y la violencia es el principal horror que estamos consintiendo.  

lunes, 6 de febrero de 2017

Límite

Cuán difícil trazar el límite y
qué infinita línea del horizonte,
entre el océano y el cielo.

Insoportable tortura y sufrimiento,
si no cede la dolencia del liviano dolor.
Tormento, la persistencia en la aflicción.

Sin consciencia, ni vida con sentido,
cuando todo se ha perdido,
amor y desamor se parten en dos.

Las arrugas aparecen sin presentarse.
El crono ya se esfumó
contemplando las saetas del reloj.

La noche llega a ser tal
si la tarde decide abandonar al día
que todavía le sustenta.

Y el deseo mantiene la ilusión,
y aguanta al microsegundo justo
que le regala una esperanza.

Límite, eterno envolvente.
Vaporoso, velo transparente,
que decide sutil entre vida y muerte.  


Límite y vida con sentido

domingo, 29 de enero de 2017

Maleta

Llenaré el equipaje con objetos,
no dejaré espacio para la memoria,
ni lugar para los recuerdos que anuden el pasado.

La maleta repleta del olvido
quedará abandonada en la basura del tiempo.
Esperando la vuelta de su dueño.

Abriré las contraventanas de la casa
iluminando los espacios vividos
y echaré la aldaba por fuera de la puerta.

Me iré con las manos vacías,
limpias de polvo e historias,
a soñar el cielo y acariciar el suelo.

Solo.

Maleta de recuerdos abandonada



lunes, 23 de enero de 2017

¿Mayoría libre?

¿Dónde se puede encontrar a alguien que piense y decida por sí mismo? Sin darnos cuenta hemos conformado una sociedad que se guía por el criterio de la “mayoría”. Esta "señora o señor" –para no ofender a quienes defienden el “los/las”- se puede definir como: conjunto o grupo cuantitativo superior a otro conjunto o grupo que es cuantitativo menor. Como se puede apreciar es muy impersonal, anodino, indefinido, impreciso, incierto, ambiguo e indeterminado, por no alargar más su confusa definición.

     Pero amigo mío, la mayoría es el criterio que lo justifica todo. Existen demasiadas decisiones que se dirimen por este criterio. En elecciones políticas, en comunidades de vecinos, en consejos de administración, en tantas organizaciones sociales, etc. En última instancia la decisión final es acordada por “la mayoría”. No importa si el procedimiento de discernimiento es correcto, si se tiene la información adecuada, si es un bien o un mal, justo o injusto, valor o contravalor. Por supuesto que la democracia se sostiene con el voto de la mayoría, lo cual respeto y apoyo sin ambages.

   La mayoría, en demasiadas ocasiones, es el refugio de los que no quieren pensar y abandonan su voluntad para obedecer ciegamente. En esta sociedad nos estamos educando para ser obedientes. Obedecer a no se sabe qué ni a quién. Sumisión al gobierno, al partido, al consejo de administración, al cliente, al votante, al inversor, al padre espiritual, al dios que designa cada religión, a las normas, a lo establecido. Los hijos a los padres, los alumnos a los maestros, los maestros a la administración educativa, ésta al gobierno de turno y el gobierno al jefe del partido y éste a la “mayoría” que lo ha elegido, en el mejor de los casos.

¿mayoría libre?

      La fortaleza del rebaño social está consiguiendo eximir a todo el mundo de su responsabilidad. Incluso hay interesados en decirnos, según su interpretación, quién es la mayoría social. ¿Nadie manda? ¿No hay personas independientes que tomen decisiones, ya sean beneficiosas o perjudiciales, y asuman las consecuencias? O, tal vez, el mundo se divida en dos tipos de personas: las que dicen “yo no he sido” cuando ha salido algo mal y las que aprovechan la más mínima oportunidad para “ponerse la medalla” ante cualquier logro, sea o no por su intervención.


   Quiero pensar que todavía  hay personas que se resisten a ser “mayoría” aunque ello les suponga en muchos momentos no ser bien visto por ese tipo de  “mayoría”.

viernes, 13 de enero de 2017

¿Eres tú?

¿Eres tú?

porque nadie ausculta tus secretos
y lo que piensas se consume en tus adentros,
a fuego lento, como cigarrillo en labios del fumador.

Te consideras original,
comparando rostros con el que guardas en tus espejos.
Las medidas de tu cuerpo no encajan
con los prototipos de la moda.

Te sientes sublime
Con la pasión de tus sentimientos
ante las gélidas muestras de sensibilidad ajena.
Y, apenas conoces tu corazón.

Acaso te creas lo que no eres,
O, tal vez, seas el estándar que odias.
Las nubes pueden tapar el sol

y encender atardeceres.

Atardecer-vida-sentido

domingo, 8 de enero de 2017

Sin vosotras…no hay Navidad


Sin vosotras...no hay Navidad

Ya se han terminado las fiestas navideñas. Ahora toca volver a la actividad cotidiana. Se acabaron las interminables sentadas con algo que llevarse a la boca. Carne o pescado, dulce o salado, con alcohol o sin él. Charlas, risas, disfraces, abrazos, besos, todo ello mezclado con grandes dosis de recuerdos, unos gratificantes y otros, que solo evocan la tristeza.

Algunas personas están deseando que se pasen estos días y no, precisamente por la alegría con la que se han vivido, sino por la tremenda carga de trabajo que ha supuesto para ellas. Me refiero especialmente a las madres y a las amas de casa. A pesar de vivir en estos tiempos donde se habla mucho de la igualdad, de los derechos de la mujer y las actitudes machistas se denostan con tanta fiereza, resulta que, en la mayoría de las ocasiones, les toca el grueso de las tareas a estas mujeres.  

¿Quiénes preparan todos los menús, van a comprar, cocinan, buscan el mejor regalo para niños y mayores, ambientan el hogar, piensan en cada detalle para que las fiestas de navidad sean auténticamente fiestas? ¿Quiénes son las últimas personas que se sientan a la mesa y las primeras que se levantan, para que todo el mundo esté bien servido? ¿Quiénes se quedan a recoger los restos de la fiesta, cuando todo el mundo se ha marchado con la alegría en el cuerpo, volviendo a dejar todo limpio y en su lugar?

Ya sé, ya. Tal vez haya más de un hombre se haya sentido discriminado con las palabras anteriores. Pero si él ha sido sobre quien ha caído toda responsabilidad familiar de la organización y desarrollo de estas navidades, le felicito de corazón, entra en el escaso círculo de lo que yo llamo, hombres con alma de mujer y no lo digo de forma peyorativa.

Lo único que quiero destacar es la importancia que tienen las madres y las amas de casa en la familia. Agradecerles su entrega desinteresada, su discreta presencia que las sitúa en un segundo plano, cuando deberían recibir el reconocimiento de todos. Son como el palo del almiar, si no fuera por su existencia sería imposible mantener su consistencia.


Sin vosotras… no hay navidad.   


viernes, 30 de diciembre de 2016

¿Te quieres? Año nuevo, vida nueva

Llegamos al final del año 2016. De una u otra forma muchas personas estarán haciendo balance. Expectativas que se han cumplido, esperanzas rotas, planes truncados o terminados con éxito. Y, casi seguro que, para el próximo año 2017, se estarán pergeñando nuevos propósitos. Mientras se toman las uvas al compás de las doce campanadas, en un último esfuerzo de síntesis, se formula el principal deseo: salud.
Las diferencias fundamentales entre el último día de un año y el primero del siguiente, descartando la copiosidad de las comilonas, suelen ser poco significativas. La mayor parte de las veces es porque se piensa que los cambios se van a producir con magia y por arte de birlibirloque. Pero no suele ser así, ya que se siguen repitiendo las mismas pautas de conducta y, por tanto, se obtienen parecidos resultados.

                Si realmente quieres cambiar algo en tu vida te propongo 3 claves:

1.- Rechaza públicamente y de forma repetida aquel aspecto que no te gusta en tu vida.

2.-Manifiesta a tus seres más queridos el propósito que te has propuesto conseguir y la fecha en que lo habrás conseguido. Al mismo tiempo pídeles su ayuda.

3.- Evidencia los avances que realizas anotando los pequeños logros conseguidos y resalta los pasos que todavía te faltan.

                Solo al final del proceso, cuando evalúes los resultados sabrás con certeza si el cambio se ha producido. Pero con toda seguridad te habrás acercado a la meta que habías deseado, más de lo que te imaginas. 


                Tú, puedes conseguirlo si quieres, si te quieres.


lunes, 26 de diciembre de 2016

¿Profesores justos?

         Los profesores ejercemos en el aula muchas funciones, además de las propias de un educador. A veces nos ponemos el sombrero de policía y encontramos en los alumnos las conductas reprobables que merecen ser castigadas. Otras veces no ponemos la toga de abogados o de jueces. Interpretamos los hechos, decidimos qué está bien y qué está mal, emitimos el veredicto de culpabilidad o inocencia, cuantificamos los “delitos” y, no solo eso, sino que además somos los vigilantes de que se cumpla la pena...

         -Los alumnos nos reprochan que muchas veces no somos justos y con razón. Todos los días les estamos valorando. Unas veces en el terreno de la disciplina. Ya sea porque se han retrasado a la hora de la entrada, o en el momento de la entrega de un trabajo, o porque se han reído, justamente, cuando a nosotros no nos parece oportuno. Otras, en el ámbito de las relaciones. Valoramos su atención a las explicaciones, estén o no cansados nos tienen que soportar. Les ponemos numeritos por cada ejercicio que hacen, por cada examen, por cada evaluación. Optamos por calificar su actitud personal si ha sido buena, aceptable, negativa o pasiva. Si salen a la pizarra a resolver algún ejercicio, aunque no quieran, se les expone delante de sus compañeros a hablar de un tema, les interese o no. Simplemente tienen la obligación.

Están dentro de los muros del terreno escolar. Confinados, como en una cárcel, sujetos a las normas que ellos no han elegido. Obligados a aprender contenidos impuestos por el proyecto curricular. Materias diseñadas para responder a las pretensiones de la sociedad. Exigencias dentro de un marco competitivo. Hay que saltar por encima los obstáculos que se les va poniendo durante su recorrido escolar. Superar, curso a curso, un nivel cada vez mayor que el anterior. Hasta alcanzar la meta de pertenecer a la enseñanza superior. Ello quiere decir que se ajustan al sistema. Han cumplido con los méritos que le demanda la sociedad. Al alcanzar ese estadio superior se supone que se habrán cumplido las promesas de tan esperada recompensa final.

"De mi último libro, ¿Para qué fui a la escuela?"




miércoles, 21 de diciembre de 2016

Navidad


No. No quiero quedar bien enviándote una felicitación por estas fechas. Me parece injusto que solamente una vez al año se exprese a los demás un buen deseo. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz año nuevo! Así que no te pienso enviar ningún christmas de navidad, ni una foto enternecedora acompañada por un aforismo, ni un video de animalitos con cuernos volando al ritmo de un villancico.  

Prefiero decirte que más de una vez al año me acuerdo de ti y sé que aunque no hablemos en muchos días, tú estás ahí y, aunque tú no lo sepas, algo has tenido que ver en mi vida.

Prefiero destacar la importancia de nuestra presencia en este mundo. Ser consciente de la vida que disfrutamos cada día y que no merece la pena dejar paso a la tentadora queja que aflora cuando no nos gustamos como somos.

Prefiero sonreír cuando nos encontremos que maldecir el olvido de quienes consideraba como amigos o amigas. Para mí no hay categoría mayor que la de ser persona y solo por ello merece la pena ser respetada en lo que piense, sienta o actúe. No soy quién para juzgar a nadie.

Prefiero dejar que fluya el deseo permanente de que te vaya bien siempre. Aunque yo no tenga conocimiento de ello. Un fuerte abrazo.





jueves, 1 de diciembre de 2016

Sol en diciembre

Silencioso tapiz, verde y blanco.
Extendido en la solana abierta.
Aplastado con la humedad vital
por ese rocío de la mañana.

La sierra vigilante, enhiesta,
allá, sentada, en su trono de gloria.
Los peñascos proyectan sus penumbras,
calientan sus caras duras y desnudas.

Ha llegado el sol de diciembre
Bendiciendo esos hálitos de vaho,
sorbos de niebla, espirados
en ligeros algodones etéreos.

Resplandor. Lumbre viva de invierno.
Sol. Sopor de estío,
en diciembre lucero, cristal en luz.

En el frío fulgor encendido.

Sol-diciembre-vida