¿Dónde se puede encontrar a
alguien que piense y decida por sí mismo? Sin darnos cuenta hemos conformado
una sociedad que se guía por el criterio de la “mayoría”. Esta "señora o señor" –para no ofender a quienes defienden
el “los/las”- se puede definir como: conjunto o grupo cuantitativo superior a otro conjunto o grupo que es cuantitativo menor. Como se puede
apreciar es muy impersonal, anodino, indefinido, impreciso, incierto, ambiguo e
indeterminado, por no alargar más su confusa definición.
Pero
amigo mío, la mayoría es el criterio
que lo justifica todo. Existen demasiadas decisiones que se dirimen por este
criterio. En elecciones políticas, en comunidades de vecinos, en consejos de
administración, en tantas organizaciones sociales, etc. En última instancia la
decisión final es acordada por “la mayoría”. No importa si el procedimiento de
discernimiento es correcto, si se tiene la información adecuada, si es un bien
o un mal, justo o injusto, valor o contravalor. Por supuesto que la democracia se sostiene con el voto de la mayoría, lo cual respeto y apoyo sin ambages.
La mayoría, en demasiadas ocasiones, es
el refugio de los que no quieren pensar y abandonan su voluntad para obedecer
ciegamente. En esta sociedad nos estamos educando para ser obedientes. Obedecer
a no se sabe qué ni a quién. Sumisión al gobierno, al partido, al consejo de
administración, al cliente, al votante, al inversor, al padre espiritual, al
dios que designa cada religión, a las normas, a lo establecido. Los hijos a los
padres, los alumnos a los maestros, los maestros a la administración educativa,
ésta al gobierno de turno y el gobierno al jefe del partido y éste a la “mayoría”
que lo ha elegido, en el mejor de los casos.
La fortaleza del rebaño social
está consiguiendo eximir a todo el mundo de su responsabilidad. Incluso hay
interesados en decirnos, según su interpretación, quién es la mayoría social. ¿Nadie
manda? ¿No hay personas independientes que tomen decisiones, ya sean beneficiosas o perjudiciales, y asuman las
consecuencias? O, tal vez, el mundo se
divida en dos tipos de personas: las que dicen “yo no he sido” cuando ha salido
algo mal y las que aprovechan la más mínima oportunidad para “ponerse la
medalla” ante cualquier logro, sea o no por su intervención.
Quiero
pensar que todavía hay personas que se
resisten a ser “mayoría” aunque ello les suponga en muchos momentos no ser bien
visto por ese tipo de “mayoría”.