Ya han pasado los días de Navidad.
Se acabaron las felicitaciones típicas, el juego del amigo invisible, los
regalos del señor gordito con barba blanca y los que trajeron los reyes
mágicos. Se terminaron las cenas y comidas copiosas con los familiares. Se han recogido los adornos
navideños, apagado las tiras luminosas de leds y envuelto las figuritas del
belén. Todavía juegan los niños con los juguetes recién estrenados, mientras los
papás se disponen a zambullirse en la rutina laboral y doméstica.
Ha finalizado el tiempo socialmente
aceptado de la felicitación, de la alegría, de la solidaridad. Ahora comienzan
las rebajas de enero para compensar el despilfarro de las fiestas pasadas y
pagadas. Sin la suerte de haber sido agraciado por la lotería y con la misma
salud que se tenía antes de las fiestas, siempre y cuando no se haya abusado en
exceso de las comilonas. Vuelta al trabajo, al cole, a la inercia rutinaria de
cada día.
Sin embargo, estos días anodinos son
los que más necesitan de alegría y de encanto. El regalo de cada minuto de
existencia tiene la fuerza de toda una fiesta. Los miles de besos depositados
en las mejillas de los seres amados, la sonrisa ofrecida como señal de acogida
y de encuentro, la palabra amable, el silencio educado, el abrazo con ternura,
la espera esperanzada, la confianza en las posibilidades ajenas, la caricia
afable… estas cosas sí que son auténticos obsequios de la vida.
Ahora también es tiempo del cariño,
de los encuentros familiares, de las llamadas a los amigos, de las visitas
deseadas. Ahora se disponen de muchos días para felicitar, para reconocer con
gozo el crecimiento ajeno, para hacer reír, para jugar, para quedar a tomar un
café, para escribir unas palabras a quienes queremos en la distancia. Ahora se
pueden hacer visitas a quien está enfermo, a quienes sabemos que les afecta la
soledad. Ahora se puede pasar un rato con las personas mayores que sólo desean
a una persona que les haga sentirse importantes. Ahora, es precisamente cuando
más se necesita la solidaridad. Ahora no es Navidad.