Fran, Felipe, Pilar, Cris,… personas
con rostro y nombre, personas con historia, experiencias, sentimientos. Así es
este libro.
Con inusitada normalidad desaparece ese rostro concreto
cuando en las ONGs de lo social o en servicios sociales se habla de “usuarios”,
cuando en política se mencionan las estadísticas de pobreza y sinhogarismo,
incluso cuando damos una limosna en la calle. Y si desaparece el rostro, que
cerca estamos de la indiferencia, la segunda y definitiva exclusión de las
personas en pobreza. El Papa Francisco denuncia esa “globalización de la
indiferencia”.
Sin
Techo y de Cartón nos invita a contrarrestar nuestra propia indiferencia, a
volver a poner a la persona en el centro; la persona real, de carne y hueso,
con nombre. Son más de treinta personas, con nombre e historia, las que en este
libro entrecruzan sus vidas y destinos. De alguna forma, casi todos los
retratos nos son conocidos. Habla de madres y abuelas, de hombres y niños, de
esposas e hijas, de trabajadores y desempleados, de vecinos e inmigrantes, de
profesionales y religiosos, de grandes en humanidad y de miserables, quizá de
nosotros mismos. Habla de amistad, amor, fracasos,…
Rafa Roldán, desde una dilatada experiencia de trabajo y
voluntariado con personas vulnerables, presenta la vulnerabilidad de la vida
reflejada en personas que deambulan, mendigan, viven e incluso duermen en las
calles protegidos por cartones. A veces se piensa que la vida que llevan estas
personas no tiene nada que ver con nosotros, pero no se puede olvidar que nadie
está libre de ser frágil, de cartón. Sin
techo y de cartón es un ejercicio de
empatía de ponerse en la piel de cualquier persona vulnerable.
Es un libro que empieza como nos gusta que empiecen los
libros, enganchando y sumergiendo al lector en los acontecimientos. Pero se vuelve
poco a poco descarnado, provocador, incluso políticamente incorrecto. Pero el
lector sabe o intuye que lo que lee es tan real que en un momento dado debe
decidir si sigue leyendo o lo deja. Si sigue leyendo quizá decida incluso
compartir su lectura; es un libro para la reflexión, el aprendizaje y el
debate: en grupo de lectura, en la asociación del barrio, en la carrera de
Trabajo Social, en la Cáritas parroquial, entre profesionales de la inserción
de uno y otro lado de la mesa.
Y finalmente es una lectura que plantea
un reto, al estilo de esa serie tan conocida hace unos años: Buscando a Wally. Solo que aquí, en vez
de buscar a un divertido joven de jersey a rayas, hemos de encontrar la
esperanza. Parece un libro desesperanzado, pero no lo es. Y ese es el reto y el
premio: si encontramos la esperanza en esta historia tan cruda y real,
descubriremos también en nosotros mismos la capacidad de ver a esas personas
vulnerables y darles al menos un destello de esperanza.
Jorge Nuño Mayer
Secretario General de Caritas Europa