Queridos
televidentes y televidentas dejad siempre la tele encendida. Dejad que los
anuncios de todas las marcas entren en vuestras casas. Marcas de coches que te
suben al cielo y no te enteras por el gustirrinín de conducir. De colonias o
aguas que huelen. Esas que se rocían los guaperas que se van al desierto a
tirar una palada de arena hacia el viento y yo nunca he entendido para qué. De papel higiénico bañado en oro que acaricia
el canalillo a su paso dejando una fragancia inusitada y perfecta. De compresas
o tampones que evitan situaciones de mal gusto y son divinas de la muerte. Pañales
absorbentes de litros y litros de orines infantiles que se convierten en gel
desechable. De melones, no de gente cabezuda, sino de esa fruta que, en el
mejor de los casos, es dulce, refrescante y muy agradable. De móviles 8000 G, con
pantalla de quinta dimensión, sumergibles en litronas y chocolate, capaces de
resolver inextricables problemas que nadie se plantea.
No apaguéis
esa pantalla maravillosa que domina los cuartos de estar de la mayoría de las
casas. Disfrutar con los concursos de las ruletas de la fortuna y comprobar a
los genios que se lo saben todo. Sorprendeos con los secretos de los famosillos
que han salido en las teles porque han engañado a sus parejas y han fingido
como que eran unos desgraciados/as. Envidiar a los concursantes de gran
hermano, de cocinillas prematuros o de voces privilegiadas que van a ser
famosos y ganar una pasta en cuatro días. Elaborar concienzudamente vuestros
criterios de opinión ante las argumentaciones que se ofrecen en las tertulias
políticas y de actualidad. Observad a los insignes periodistas que cobran del
partido al que defienden, cómo echan la porquería a su colega adversario. Centraos
especialmente en las noticias de cualquier cadena. Allí recibiréis la
información que le conviene al gobierno de turno. Constatar el martilleo de eslóganes,
más o menos filosóficos, que pretenden uniformar a la población con un
determinado pensamiento.
Si apagáis la
televisión podéis tener la desgracia de saliros del guion mediático y eso puede
suponer un grave riesgo. ¿Mira que si os da por leer algún libro y vuestro
conocimiento se abre a nuevas posibilidades? ¡Ojo que puede ser muy peligroso!
¡Ni se os ocurra! ¡Por favor!