lunes, 27 de marzo de 2017

Hablar de política y respeto

                Vivimos en el estado español, que yo sepa. Pero lo digo en voz baja porque siempre aparecerá el autodenominado demócrato o la autadenominada demócrata –para no ofender a los y las- de turno, que afirme que España no es estado sino un país de países, un pueblo de pueblos o una tierra de tierras, claro. En el mapamundi si busco dónde me encuentro se denomina España.
                Pero si quiero hablar de política tengo que tener cuidado en decir que soy español. Por supuesto no se me ocurrirá poner la bandera española en la puerta de mi casa porque puede convertirse en miel para energúmenos y son capaces de romperme los cristales o darle diferentes manos de pintura con escritos de facha a mi fachada o a su fachada, no lo sé.
                Hoy la política se reduce, desgraciadamente, a la defensa de dos visiones de afrontar los problemas de la gente: Los que piensan que su modelo político es el único válido (la derecha de toda la vida y la actual) y los que piensan que su modelo es el único válido (la izquierda de toda la vida y la actual). Cada uno disfrazado con la piel de cordero que más se ajusta a la moda.
                Echo en falta políticos y políticas, en el más amplio sentido de la palabra, que dialoguen con quienes no tienen su misma visión, en vez de cacarear la palabra diálogo. Que ofrezcan soluciones a los problemas y no problemas a las soluciones. Que generen confianza entre los ciudadanos y no fomenten enfrentamientos innecesarios. Que admitan alguna vez que se equivocan y si toman muchas decisiones, que se equivocan muchas veces más. Echo en falta, políticos y políticas que fomente el respeto a todos los niveles. Porque sin respeto no hay sociedad que avance.  

                 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Soy yo

Llamará a tu puerta


    Soy yo

Se había oído una llamada en la puerta. A nadie aguardaba a esas horas. Tras unos segundos de espera volvieron a repicar los tres toques en la aldaba. El gato negro ni siquiera se sobresaltó y continuó dormido sobre la alfombra. El sofá todavía conservaba el calor del anciano cuerpo arropado. Con mucho esfuerzo se levantó y, a pasos cortos, recorrió el pasillo hasta llegar a la entrada de la casa. Retiró la chapa metálica de la mirilla y un rostro, desconocido pero esperado, permaneció inmóvil, clavado en ojo cristalino de la vivienda.
 -¡No puede ser! ¿Por qué llega en este momento? –Gritaba su mente descompuesta. Ya se había dado cuenta de la identidad del visitante, pero no obstante hacía un esfuerzo por confirmar que no se había equivocado con el personaje.
 -¿Quién es?
 -Soy yo.
 -Y, ¿quién eres tú?
 -Lo sabes perfectamente. –Es verdad. Tenía la certeza de que tarde o temprano llamaría a su puerta. Estaba ahí. No había dudas.
-¿Puedes volver más tarde? –La pregunta carecía de sentido y el sonido se diluyó en el aire ahogando el deseo más fuerte que cualquier ser vivo alberga en su interior. A pesar de la evidencia ineludible intentó descorrer un enorme cerrojo para impedir la entrada del extraño, pero la madera se pulverizó por arte de magia e hizo un pequeño montón de serrín junto a sus zapatillas. De repente, quedó paralizado frente a su nuevo y último visitante.
-¡No me toques, por favor! –La súplica resonó como un eco de los tiempos mientras se esparcían sus propias cenizas en una cuneta de la historia. Silencio.

domingo, 5 de marzo de 2017

Tarde de paz

Tarde y cielo con nubes

Desplomada y aturdida discurre la tarde gris.
La delicadeza es pura humedad,
mientras se funde la lluvia ligera en gélida brisa.

Ya regresan las cigüeñas a sus enormes nidos
que coronan la torre de la iglesia
y los niños acuden a sus casas con el pelo mojado.

El cristal de la ventana se ha empañado
de un cálido vaho hogareño.
Vuela la paz en el silencio de la vida.  

Un libro acurrucado en las manos de su amante,
se deja acariciar en cada página
por la mirada fiel y esos dedos de ternura.

Calma que inunda el ser en un instante,
olor a leña quemada que consume el tiempo
y trasciende el deseo de un cielo.


Tarde de paz. 

jueves, 23 de febrero de 2017

Violencia de género

    La violencia de género se refiere exclusivamente a la violencia que ejerce el género masculino contra el femenino. A fecha de 22 de febrero de 2017 van desgraciadamente 15 mujeres asesinadas. El año 2016 fueron 55 mujeres, según consta en la Federación de Asociaciones de Mujeres Divorciadas y Separadas. Una vergüenza, un horror insoportable en esta sociedad del siglo XXI. Datos que ponen los pelos de punta. Mi condena sin paliativos.
         He intentado recopilar el dato de los hombres asesinados por sus parejas y me ha resultado prácticamente imposible. El primer impulso es pensar que no se da este supuesto, lo cual es gratificante. Ya sé que lo que no se publica “no existe” y me da a la nariz que no debe ser tan idílico que solo se ejerza la violencia de género en una única dirección: del hombre hacia la mujer.
         Lo cual me lleva a concluir que lo políticamente correcto es poner el énfasis en la palabra “género”, como dando a entender que lo importante es el carácter femenino de quien sufre la violencia y no se pone el acento en la palabra “violencia”, la ejerza el género masculino o femenino.

         La violencia es el principal problema de esta sociedad hipócrita. Cualquier persona, hombre o mujer, que consiente la falta de respeto, fomenta la agresividad, educa en la ira, estimula el rechazo a quien no piensa igual, ejerce el egoísmo, impone su voluntad por la fuerza, etc… se convierte en una persona violenta, sea del género que sea. Y la violencia es el principal horror que estamos consintiendo.  

lunes, 6 de febrero de 2017

Límite

Cuán difícil trazar el límite y
qué infinita línea del horizonte,
entre el océano y el cielo.

Insoportable tortura y sufrimiento,
si no cede la dolencia del liviano dolor.
Tormento, la persistencia en la aflicción.

Sin consciencia, ni vida con sentido,
cuando todo se ha perdido,
amor y desamor se parten en dos.

Las arrugas aparecen sin presentarse.
El crono ya se esfumó
contemplando las saetas del reloj.

La noche llega a ser tal
si la tarde decide abandonar al día
que todavía le sustenta.

Y el deseo mantiene la ilusión,
y aguanta al microsegundo justo
que le regala una esperanza.

Límite, eterno envolvente.
Vaporoso, velo transparente,
que decide sutil entre vida y muerte.  


Límite y vida con sentido