En
tus manos un suspiro,
en
tus ojos la mar abierta,
en
tus labios cántaros de agua
derramados
en el río.
Dormida
la playa seca,
inconsciente
el desierto,
bajo
tus gráciles pies
caminando
a cielo abierto.
El
murmullo de tus pasos
en
la húmeda fronda
perturba
mis sentidos
abrazado
a tu sombra.
Envuelto
en tus abrazos,
dibujado
con pinceles,
soy
cuadro en tus lienzos
latón
fino de oropeles.
Gélida
brisa, nívea flor.
Llovizna
de otoño presente,
sofoca
esta noche el calor
y
serena un corazón ardiente.
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