Seguramente
ya hayan recogido sus actas de diputados (no añado también diputadas porque
entonces debería haber comenzado diciendo “sus señoríos” y puede evocar
connotaciones peyorativas) que son los documentos que certifican sus cargos como
tales porque han sido elegidos por una parte de la población. Pues a “sus señorías” me permito hacerles una
consideraciones como ciudadano de a pie.
¿Tanto
cuesta anteponer el bien común al bien del partido o a la conveniencia
personal? Da la impresión de que la única idea válida es la generada por la
oficialidad del partido. Sus señorías explican de manera generalista la
conveniencia de ponerse de acuerdo con el resto de partidos y de manera
partidista su negativa a concretarlo. No creo que sus mentes aguanten tanto nivel
de esquizofrenia. Si les digo la verdad, se parecen más a los perritos falderos
pendientes en todo momento de su amo que a las auténticas personas libres
buscando soluciones para mejorar la situación de sus representados. Esta
actitud simplemente se explica porque parecen estar demasiado pendientes del
premio de su líder. No vaya a ser que en el reparto de los puestos les dejen
sentaditos en el suelo.
¿Podrían
dejar de descalificar al adversario político y ofrecer alternativas comunes que
recojan las mejores soluciones para la mayoría de la sociedad? Me da la
impresión que debe ser bastante más difícil construir propuestas que criticar.
Pero no se les olvide que han sido especialmente elegidos para lo primero y no exclusivamente
para lo segundo.
Si desconocen
los significados de humildad y servicio podrían consultarlos. Les vendría muy
bien. El primero, la humildad como
actitud (que no hace ostentación de sus virtudes) y el segundo el servicio como tarea (trabajo que se
hace especialmente para otra persona).
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