lunes, 25 de mayo de 2015

5 CLAVES DEL BUEN GESTOR EDUCATIVO


1.-BASA SUS PRINCIPIOS EN LA HUMILDAD


 Un buen gestor educativo es una persona que fundamenta su actuación en principios éticos basados en la humildad. La humildad es la mejor garantía que puede ofrecer una persona a otras personas. Y la gestión de la educación no es sino una interacción entre personas: alumnos/as, padres y madres, profesorado, sociedad. En la actualidad se pone demasiado énfasis en las aptitudes de competencia necesarias en todo gestor educativo como son la gestión organizativa del centro, la búsqueda de recursos, el desarrollo de las funciones docentes o la eficacia de los servicios. Pero no dejan de ser competencias que, desligadas de los principios, se pueden convertir en armas arrojadizas contra las mismas personas a las que se quiere servir. La humildad ejercida en el liderazgo es la garante de una educación basada en el respeto y la dignidad de educandos y educadores.

2.- CON PASIÓN POR EDUCAR


         Un gestor educativo debe tener una experiencia dilatada como educador. La pasión por educar no se adquiere simplemente con la formación académica recibida en la enseñanza convencional, en un máster o en cursos específicos para educadores. La pasión por la educación es fruto del convencimiento interior que empuja a todo buen educador a valorar las tareas de acompañamiento personal que exigen el proceso educativo. Y la mayor dificultad que tienen los gestores educativos es la comprensión profunda de los procesos e itinerarios en el crecimiento y desarrollo de las personas. El gestor educativo debe ser un ejemplo de paciencia y comprensión que sabe atisbar los “resultados” más allá de las superficiales percepciones de fracaso.

3.-PIENSA MÁS EN LAS PERSONAS QUE EN EL DINERO


       En toda gestión de grupo es inevitable la aparición de conflictos y, por desgracia,  predomina el valor del dinero como criterio principal en la búsqueda de las soluciones adecuadas. Hay líderes que cuando intervienen en la solución de dichos conflictos producen a su alrededor miedo. Algunas veces sin darse cuenta y otras con la intención de dejar clara su autoridad como consecuencia de su falta de madurez e inseguridad personal. Son malos gestores  que encasillan sus soluciones en leguleyas prescripciones, absurdos razonamientos o infantiles falacias. Los buenos líderes se diferencian por todo lo contrario, es decir, crean confianza, son capaces de escuchar y buscan soluciones consensuadas con una actitud asertiva ante los problemas.

4.- SE RODEA DE COLABORADORES  MUY COMPETENTES


            El líder con vocación de servicio busca a colaboradores de la máxima competencia para dar lo mejor a la institución que representan. Desean de manera prioritaria el bien común por encima de sus intereses personales. Sin embargo, aquel gestor educativo que sólo pretende subrayar ante la sociedad su propio estatus, querrá que sus colaboradores le adulen y no contradigan sus decisiones por muy nefastas que sean. No quiere que nadie le pueda hacer sombra y por tanto sólo conseguirá oír lo que él mismo desea oír. El buen líder se distingue por la libertad, la competencia y la responsabilidad que demuestran sus colaboradores.

5.-MANTIENE CERCANÍA CON LA COMUNIDAD EDUCATIVA


            Cuando un gestor educativo pasa demasiadas horas en su despacho indica que le preocupan más los papeles que las soluciones, las cosas que las personas. La cercanía con la comunidad educativa es esencial en las cualidades fundamentales del gestor educativo. El líder educativo busca el encuentro con todos y todas, en las miradas, en los gestos, en las palabras y en los hechos. Los buenos gestores educativos son accesibles y cercanos. Transparentes y comprensivos. Amables y delicados. Fiables y humildes. Porque saben que la educación es un tesoro demasiado vulnerable y delicado.




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